Discusión con el paciente

A los pacientes con cirrosis se les debe recomendar que eviten factores que desencadenen el desarrollo de una encefalopatía hepática (EH), como el uso de sedantes, el estreñimiento y los estados de hipoglucemia o hipoxia. También se les debe recomendar que busquen atención médica si presentan sangrado gastrointestinal, desarrollan una infección o tienen malestar. La investigación ha demostrado que los pacientes con antecedentes de EH y sus cuidadores suelen tener un conocimiento limitado de la enfermedad. Un estudio piloto demostró que una única y rápida intervención educativa (15 minutos) era eficaz para reducir las tasas de reingreso y aumentar el conocimiento de la fisiopatología básica de la EH, los tratamientos habituales y cómo asegurar/mantener un vaciado intestinal regular.[62]

Se debe instruir a los pacientes para que eviten los opiáceos, el alcohol y las benzodiacepinas.

Se debe asesorar a los pacientes respecto a la normativa nacional de conducción de su país para aquellos con episodios previos de EH. El consenso de los expertos recomienda evitar la conducción tras un episodio de EH manifiesta, y los pacientes y cuidadores deben recibir consejos verbales y escritos al respecto.[2][63]

No se recomienda la restricción proteica a largo plazo en pacientes con EH.

Comunicación con el cuidador

Los cuidadores deben ser asesorados sobre los primeros signos y síntomas de la enfermedad y qué hacer si se producen. EH impone una carga considerable a los cuidadores, que informan de un impacto significativo en su propia salud y horario y una sensación de atrapamiento.[57] Los cuidadores pueden beneficiarse de charlas sobre el apoyo financiero, la disponibilidad de cuidados de relevo y los grupos de apoyo locales.

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