Algoritmo de tratamiento

Tenga en cuenta que las formulaciones/vías y dosis pueden diferir entre los nombres y marcas de los fármacos, las fórmulas de los fármacos o las localizaciones. Las recomendaciones de tratamiento son específicas para cada grupo de pacientes: ver aviso legal

Agudo

cetoacidosis o síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico

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Primera línea – 

insulina intravenosa + hidratación

La cetoacidosis puede estar presente en el 5% al 25% de los niños con diabetes tipo 2 en el momento de la presentación.[67]Los eventos estresantes, como las enfermedades, los traumatismos y las intervenciones quirúrgicas, también pueden provocar una disminución del control glucémico y precipitar la cetoacidosis.[1]​​

El síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (HHNS) puede formar parte de la presentación inicial de la diabetes de tipo 2 en hasta un 2% de los niños.[67]​ Los acontecimientos estresantes, como las enfermedades, los traumatismos y las intervenciones quirúrgicas, también pueden provocar una disminución del control glucémico y precipitar la aparición del HHNS.[1]​​ Se debe evaluar a los niños y adolescentes que presenten hiperglucemia grave (glucemia ≥33.3 mmol/L [≥600 mg/dL]) para detectar la presencia de HHNS.[1]

Cualquier niño que presente cetoacidosis con depleción de volumen o HHNS debe ser ingresado y puesto en insulina intravenosa y fluidos.​[67]​ Los líquidos que se utilizan normalmente incluyen solución salina normal sin diluir (0.9%) o media (0.45%), según el estado de hidratación, las concentraciones séricas de sodio y la osmolalidad.[67]​ Se deben vigilar detenidamente las concentraciones de potasio sérico durante el tratamiento y reemplazarse de ser necesario. También es posible que sea necesario abordar los déficits de fosfato y magnesio.[67]​​ En general, los déficits de potasio, fosfato y magnesio son mayores en el HHNS que en la cetoacidosis.[67]​ La rehidratación debe iniciarse antes de iniciar el tratamiento con insulina.[67]​ Las diferencias en la estrategia de tratamiento entre HHNS y cetoacidosis incluyen el volumen de líquido administrado y el momento de la administración de insulina: en la cetoacidosis las tasas de infusión de líquidos son sustancialmente más bajas que para HHNS; en la cetoacidosis, la administración de insulina puede comenzar al menos 1 hora después de comenzar la rehidratación, mientras que en el HHNS, la insulina debe iniciarse cuando la glucemia disminuye <3 mmol/L (50 mg/dL) por hora con líquidos solos.[67]​ Con frecuencia no se reconoce la presentación mixta de cetoacidosis y HHNS, donde los niños cumplen con los criterios de cetoacidosis y tienen hiperosmolalidad.[67]​ En estas circunstancias, el tratamiento debe tener en cuenta las posibles complicaciones tanto de la cetoacidosis como del HHNS; se debe controlar el estado mental y es necesaria una reevaluación frecuente del estado circulatorio y del equilibrio hidroelectrolítico para guiar la terapia.[67]

Véanse los protocolos locales de la especialidad para consultar las pautas de dosificación.

Opciones primarias

insulina neutra

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más – 

cambio a insulina subcutánea

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Una vez resuelta la cetoacidosis o el síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico, los pacientes deben pasar de la insulina intravenosa a la insulina basal subcutánea.[1]

El tratamiento con insulina requiere que el paciente se automonitorice la glucemia para evitar la hipoglucemia, la complicación más grave del tratamiento con insulina, y para permitir el ajuste de las dosis a fin de alcanzar una hemoglobina A1c (HbA1c) óptima.[1]

Se puede considerar una bomba de insulina como alternativa a un régimen de múltiples inyecciones diarias si el paciente es capaz de manejar el dispositivo con seguridad.[1]

La infusión subcutánea continua de insulina (ICIS) puede ser beneficiosa para los niños con diabetes mellitus de tipo 2, pero hasta ahora los estudios sólo han incluido un pequeño número de individuos.[87]

Una vez que los valores de glucemia en ayunas y posprandial se restablezcan a niveles normales o casi normales (80-130 mg/dL [<4.4 a 7.2 mmol/mol] en ayunas y <180 mg/dL [<10.0 mmol/mol] postprandial), puede que sea adecuado considerar la interrupción del tratamiento con insulina en determinados pacientes.

Los pacientes con diabetes de inicio reciente deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1. Los individuos que den positivo en autoanticuerpos pancreáticos deben suspender el tratamiento de metformina y continuar con el tratamiento con insulina.[1]​ Ver Diabetes de tipo 1.

Consulte las pautas de dosificación de insulina en los protocolos de los especialistas locales.

Opciones primarias

insulina glargina

o

insulina degludec

o

insulina detemir

o

insulina isófana humana (NPH)

--Y--

insulina lispro

o

insulina asparta

o

insulina glulisina

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más – 

metformina

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

La metformina debe iniciarse una vez que se haya resuelto la cetoacidosis o el síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico.[1]

La metformina mejora la hiperglucemia principalmente a través de la supresión de la producción de glucosa hepática, en especial la gluconeogénesis hepática. También puede provocar anorexia y una pérdida de peso moderada.

En algunos países existe una formulación de metformina de liberación prolongada que puede administrarse una vez al día. La fórmula de liberación prolongada se prefiere en vez de la fórmula de liberación regular debido a los efectos adversos gastrointestinales menos frecuentes. Sin embargo, la seguridad y eficacia del preparado de liberación prolongada no se ha establecido en niños. La metformina también está disponible en forma de solución para los niños que no pueden tragar comprimidos.

Las personas que den positivo en los autoanticuerpos pancreáticos deben suspender la metformina una vez obtenidos los resultados.[1]​​ Ver Diabetes de tipo 1.

A la hora de elegir medicamentos hipoglucemiantes para jóvenes con diabetes de tipo 2 y sobrepeso u obesidad, hay que tener en cuenta los efectos de los medicamentos y el comportamiento de consumo de medicamentos en su peso.[1]

Opciones primarias

metformina: niños <10 años de edad: consulte a un especialista para obtener información sobre la dosis; niños ≥10 años de edad: 500 mg por vía oral (liberación inmediata) una vez al día inicialmente, aumentar en incrementos de 500 mg/día cada 1-2 semanas según respuesta, máximo 2000 mg/día

En curso

HbA1c <69 mmol/mol: sin acidosis ni cetosis

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Primera línea – 

metformina

La metformina es la farmacoterapia de primera línea para todos los niños diagnosticados de diabetes de tipo 2 metabólicamente estables con función renal normal.[1]​ Esta recomendación viene respaldada por los resultados del estudio TODAY, que mostró que la monoterapia con metformina proporcionó un control glucémico duradero en aproximadamente el 50% de los niños y adolescentes participantes.[79]

La metformina mejora la hiperglucemia principalmente a través de la supresión de la producción de glucosa hepática, en especial la gluconeogénesis hepática. También puede provocar anorexia y una pérdida de peso moderada.

En algunos países existe una formulación de metformina de liberación prolongada que puede administrarse una vez al día. La fórmula de liberación prolongada se prefiere en vez de la fórmula de liberación regular debido a los efectos adversos gastrointestinales menos frecuentes. Sin embargo, la seguridad y eficacia del preparado de liberación prolongada no se ha establecido en niños. La metformina también está disponible en forma de solución para los niños que no pueden tragar comprimidos.

Opciones primarias

metformina: niños <10 años de edad: consulte a un especialista para obtener información sobre la dosis; niños ≥10 años de edad: 500 mg por vía oral (liberación inmediata) una vez al día inicialmente, aumentar en incrementos de 500 mg/día cada 1-2 semanas según respuesta, máximo 2000 mg/día

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más – 

modificaciones del estilo de vida

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Todos los niños necesitan modificaciones dietéticas, ejercicio, asesoramiento y educación diabetológica.[1]​​ La pérdida de peso con su concomitante disminución de la resistencia a la insulina debe ser la meta principal de todos los pacientes.

Se recomienda encarecidamente consultar a un dietista experimentado. Debe brindarse a todas las familias orientación nutricional para abordar el consumo excesivo de comidas y bebidas hipercalóricas y de pocos nutrientes por parte de los niños, los patrones de actividad física, el impacto de las comidas escolares en las dietas de los niños y el rol de los padres y cuidadores en la influencia del desarrollo de conductas alimenticias saludables.[50]​ Los niños con diabetes de tipo 2 con sobrepeso/obesidad deben tener como objetivo una disminución al menos del 7% al 10% del exceso de peso.[1]​​ Es necesario restringir el consumo de calorías para lograr la pérdida de peso recomendada. El asesoramiento nutricional debe adaptarse a las necesidades de cada paciente, con una combinación óptima de carbohidratos, grasas y proteínas. La ingesta de proteínas no debe superar la dosis diaria recomendada de 0.8 g/kg/día.[1]

Las dietas bajas en carbohidratos son populares y teóricamente prometedoras para el tratamiento de la diabetes de tipo 2 en los niños, pero actualmente la evidencia es insuficiente para respaldar su uso generalizado, según el American Academy of Pediatrics’ Committee on Nutrition.[71]​ Además, la restricción de carbohidratos tiene riesgos potenciales para los niños con diabetes, en particular desaceleración del crecimiento, deficiencias nutricionales, mala salud ósea, cetosis nutricional que no se puede distinguir de la cetosis resultante de la deficiencia de insulina y comportamientos alimentarios desordenados. En lugar de centrarse únicamente en la restricción de carbohidratos, el Comité de Nutrición recomienda aumentar la fibra dietética, reducir el consumo de carbohidratos pobres en nutrientes, en particular los alimentos procesados con altas cantidades de granos refinados y azúcares añadidos, y eliminar las bebidas endulzadas con azúcar.[71]​ Para los pacientes en los que la pérdida o el mantenimiento del peso están médicamente indicados, una dieta reducida en energía, independientemente del contenido de carbohidratos, es lo más importante para lograr la pérdida de peso. Considerar la posibilidad de aconsejar una estrategia de patrón dietético saludable (es decir, dieta mediterránea, Pautas dietéticas para estadounidenses) y esforzarse por realizar 60 minutos por día de actividad aeróbica moderada a vigorosa para reducir la obesidad, mejorar los resultados de salud relacionados con la diabetes y promover resultados glucémicos y cardiometabólicos óptimos. Se recomienda un seguimiento médico regular para los pacientes con diabetes que optan por seguir una dieta baja en carbohidratos.[71]

Deben realizarse al menos 60 minutos diarios de ejercicio aeróbico de moderado a intenso y entrenamiento de fuerza al menos 3 días a la semana para mejorar el control glucémico, ayudar a mantener el peso y reducir las comorbilidades (p. ej., el riesgo cardiovascular).[1][73][74][75][76]​​​​​​​​​[77]​​​​​

Se deben registrar los antecedentes de tabaquismo en las citas iniciales y de seguimiento. Se debe aconsejar a todos los niños y adolescentes que no fumen, incluidos los cigarrillos electrónicos, o animarlos a dejar de fumar si ya fuman.[1]​ Se deben incluir las asesorías sobre abandono del hábito de fumar como un componente rutinario del cuidado de la diabetes.

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Considerar – 

agonista del receptor del péptido 1 similar al glucagón

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes con diabetes de nueva aparición deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1.[1]​ En individuos que son negativos para autoanticuerpos, que tienen ≥10 años de edad y que no alcanzan su objetivo glucémico con metformina más modificaciones en el estilo de vida, se debe considerar la adición de un agonista del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1) (o un inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa-2 [SGLT2]).[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

Liraglutida (una vez al día), exenatida de liberación prolongada (una vez a la semana) y dulaglutida (una vez a la semana) son los únicos agonistas de los receptores de GLP-1 que se han aprobado para su uso en niños ≥10 años de edad para el tratamiento de la diabetes de tipo 2.

Un ensayo aleatorizado controlado (EAC) de liraglutida más metformina, con o sin insulina basal, mejoró el control glucémico, en comparación con placebo en niños y adolescentes con diabetes tipo 2.[81]​ En los ECA de exenatida y dulaglutida se observaron efectos similares sobre el control glucémico.[82][83]

Los efectos adversos gastrointestinales son los más frecuentes asociados a los agonistas de los receptores de GLP-1.

Los agonistas de los receptores de GLP-1 están contraindicados en las personas con antecedentes médicos o familiares de carcinoma medular de tiroides o neoplasia endocrina múltiple de tipo 2.

Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de la adición de un agonista del receptor de GLP-1 a la metformina, se recomienda la adición de un inhibidor de SGLT2 como tercer agente antes de iniciar el tratamiento con insulina.[1]

Opciones primarias

liraglutida: niños ≥10 años de edad: 0.6 mg por vía subcutánea una vez al día inicialmente durante 1 semana, después 1.2 mg una vez al día, puede aumentarse en función de la respuesta, máximo 1.8 mg/día

O

exenatida: niños ≥10 años de edad: 2 mg por vía subcutánea (liberación prolongada) una vez por semana

O

dulaglutida: niños ≥10 años de edad: 0.75 mg por vía subcutánea una vez a la semana inicialmente durante 4 semanas, pudiendo aumentar a 1.5 mg una vez a la semana según respuesta

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Considerar – 

inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa-2

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes con diabetes de nueva aparición deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1.[1]​ En individuos que son negativos para autoanticuerpos, que tienen ≥10 años de edad y que no alcanzan su objetivo glucémico con metformina más modificaciones en el estilo de vida, se debe considerar la adición de un inhibidor de SGLT2 (o un agonista del receptor de GLP-1).[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

La empagliflozina (ya sea sola o en combinación con otras terapias) está aprobada en EE. UU. y Europa como complemento de la dieta y el ejercicio para mejorar el control glucémico en niños de ≥10 años.​ La seguridad y la eficacia de la empagliflozina en niños se estudiaron en un ensayo doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo en pacientes de 10 a 17 años con diabetes de tipo 2 controlada insuficientemente.[84]​ El ensayo encontró que, en la semana 26, el tratamiento con empagliflozina fue superior en la reducción de la HbA1c en comparación con el placebo (disminución del 0.84% de la HbA1c con empagliflozina en comparación con el placebo).[84]​ Los efectos adversos comunes en niños tratados con empagliflozina fueron generalmente similares a los informados en adultos, excepto que hubo un mayor riesgo de hipoglucemia, independientemente de si estaban tomando otras terapias para la diabetes. Sin embargo, no se notificaron casos de hipoglucemia grave.[84]

La dapagliflozina (sola o en combinación con otros tratamientos) está aprobada en Europa (pero no en EE. UU.) como complemento de la dieta y el ejercicio para mejorar el control glucémico en niños de ≥10 años. La aprobación europea de la dapagliflozina se basó en los resultados de un pequeño ensayo de fase 3 en el que participaron pacientes de 10 a 24 años que recibían tratamiento estándar para la diabetes de tipo 2 (metformina en monoterapia, insulina en monoterapia o metformina más insulina).[85]​ En comparación con placebo, la adición de dapagliflozina no produjo una diferencia significativa en la HbA1c tras 24 semanas en la población por intención de tratar.[85]​ Sin embargo, un análisis de sensibilidad preespecificado sí mostró una diferencia significativa entre los grupos, a favor de dapagliflozina.[85]​ Los eventos adversos más frecuentes informados con dapagliflozina fueron cefalea, nasofaringitis y deficiencia de vitamina D.[85]

Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de la adición de un inhibidor de SGLT2 a la metformina, se recomienda la adición de un agonista del receptor de GLP-1 como tercer agente antes de iniciar el tratamiento con insulina.[1]

Opciones primarias

empagliflozina: niños ≥ 10 años de edad: 10-25 mg por vía oral una vez al día

O

dapagliflozina: niños ≥ 10 años de edad: 10 mg por vía oral una vez al día

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Considerar – 

insulina

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes con diabetes de nueva aparición deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1.[1]​​ En los individuos con autoanticuerpos negativos y que no alcanzan su objetivo glucémico con metformina, modificaciones del estilo de vida y un agonista del receptor del péptido 1 similar al glucagón (GLP-1), debe agregarse insulina basal.[1] La insulina basal puede considerarse una alternativa a un agonista del receptor de GLP-1 en algunos pacientes (p. ej., los que no cumplen los criterios para un agonista del receptor de GLP-1​​).[1]

La American Diabetes Association recomienda iniciar la insulina basal con 0.5 unidades/kg/día y ajustar la dosis cada 2 ó 3 días en función de los valores de glucemia.[1]

Si no se alcanzan los objetivos glucémicos con dosis crecientes de insulina basal, debe considerarse el agregado de insulina en bolo (es decir, con inyecciones múltiples de insulina prandial o tratamiento con bomba de insulina).[1] Se puede considerar una bomba de insulina como alternativa a un régimen de múltiples inyecciones diarias si el paciente es capaz de manejar el dispositivo con seguridad.​[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

En los niños tratados inicialmente con insulina y metformina que alcanzan los objetivos de glucosa según los valores de la monitorización de la glucemia, la insulina puede reducirse gradualmente durante un periodo de 2 a 6 semanas disminuyendo la dosis de insulina entre un 10% y un 30% cada pocos días.[1]​ La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido advierte de casos de cetoacidosis diabética en pacientes con diabetes de tipo 2 que recibían una combinación de un agonista de los receptores de GLP-1 e insulina y cuyas dosis de insulina concomitante se redujeron rápidamente o se interrumpieron.[88]

El tratamiento con insulina requiere que el paciente se automonitorice la glucemia para evitar la hipoglucemia, la complicación más grave del tratamiento con insulina, y para permitir el ajuste de las dosis a fin de alcanzar una HbA1c óptima.

La infusión subcutánea continua de insulina (ICIS) puede ser beneficiosa para los niños con diabetes mellitus de tipo 2, pero hasta ahora los estudios sólo han incluido un pequeño número de individuos.[87]

Véase el protocolo local de la especialidad para consultar las pautas de dosificación de insulina.

Opciones primarias

insulina glargina

O

insulina degludec

O

insulina detemir

O

insulina isófana humana (NPH)

Opciones secundarias

insulina glargina

o

insulina degludec

o

insulina detemir

o

insulina isófana humana (NPH)

--Y--

insulina lispro

o

insulina asparta

o

insulina glulisina

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Considerar – 

cirugía metabólica

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Puede ser adecuado para adolescentes con obesidad de clase 2 o superior (IMC >35 kg/m² o 120% del percentil 95 para la edad y el sexo, lo que sea menor) y glucemia no controlada y/o comorbilidades graves a pesar de la farmacoterapia y las modificaciones del estilo de vida.​[1]​​ La gastrectomía en manga y la derivación gástrica en Y de Roux son los procedimientos bariátricos que se realizan con mayor frecuencia en adolescentes.[89][90]​​ Esta cirugía es generalmente segura y eficaz en adolescentes, y estudios a corto plazo muestran que es comparable a la cirugía metabólica en adultos en términos de complicaciones mayores, reingresos y mortalidad.[89][90]

La Organización Mundial de Gastroenterología y la Federación Internacional para la Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas señalan que la cirugía bariátrica es el tratamiento más eficaz para la obesidad grave en adolescentes.[89]

Además, los estudios han encontrado que la cirugía metabólica puede conducir a la remisión de la diabetes de tipo 2 en más del 95% de los adolescentes. Otros efectos beneficiosos incluyen mejorías en los factores de riesgo cardiometabólico como la dislipidemia y la hipertensión.[91][92]

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más – 

iniciar insulina + suspender metformina

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Los pacientes con diabetes de inicio reciente deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1. Los individuos que den positivo en autoanticuerpos pancreáticos deben iniciar tratamiento con insulina y suspender la metformina.[1]

Ver Diabetes de tipo 1.

HbA1c ≥69 mmol/mol: sin acidosis con o sin cetosis

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Primera línea – 

insulina

Los niños con hiperglucemia marcada (HbA1c ≥69 mmol/mol [≥8.5%] o glucemia ≥13.9 mmol/L [≥250 mg/dL]), poliuria, polidipsia, nicturia y/o pérdida de peso deben recibir tratamiento con insulina basal mientras se inicia y titula metformina.[1]

La American Diabetes Association recomienda iniciar la insulina basal con 0.5 unidades/kg/día y ajustar la dosis cada 2 ó 3 días en función de los valores de glucemia.[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

En los niños tratados inicialmente con insulina y metformina que alcanzan los objetivos de glucosa según los valores de la monitorización de la glucemia, la insulina puede reducirse gradualmente durante un periodo de 2 a 6 semanas disminuyendo la dosis de insulina entre un 10% y un 30% cada pocos días.[1]

El tratamiento con insulina requiere que el paciente se automonitorice la glucemia para evitar la hipoglucemia, la complicación más grave del tratamiento con insulina, y para permitir el ajuste de las dosis a fin de alcanzar una HbA1c óptima.

Consulte las pautas de dosificación de insulina en los protocolos de los especialistas locales.

Opciones primarias

insulina glargina

O

insulina degludec

O

insulina detemir

O

insulina isófana humana (NPH)

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más – 

metformina

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

La metformina debe iniciarse al mismo tiempo que la insulina.[1]

La metformina mejora la hiperglucemia principalmente a través de la supresión de la producción de glucosa hepática, en especial la gluconeogénesis hepática. También puede provocar anorexia y una pérdida de peso moderada.

En algunos países existe una formulación de metformina de liberación prolongada que puede administrarse una vez al día. La fórmula de liberación prolongada se prefiere en vez de la fórmula de liberación regular debido a los efectos adversos gastrointestinales menos frecuentes. Sin embargo, la seguridad y eficacia del preparado de liberación prolongada no se ha establecido en niños. La metformina también está disponible en forma de solución para los niños que no pueden tragar comprimidos.

Opciones primarias

metformina: niños <10 años de edad: consulte a un especialista para obtener información sobre la dosis; niños ≥10 años de edad: 500 mg por vía oral (liberación inmediata) una vez al día inicialmente, aumentar en incrementos de 500 mg/día cada 1-2 semanas según respuesta, máximo 2000 mg/día

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más – 

modificaciones del estilo de vida

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Todos los niños necesitan modificaciones dietéticas, ejercicio, asesoramiento y educación diabetológica.[1]​​ La pérdida de peso con su concomitante disminución de la resistencia a la insulina debe ser la meta principal de todos los pacientes.

Se recomienda encarecidamente consultar a un dietista experimentado. Debe brindarse a todas las familias orientación nutricional para abordar el consumo excesivo de comidas y bebidas hipercalóricas y de pocos nutrientes por parte de los niños, los patrones de actividad física, el impacto de las comidas escolares en las dietas de los niños y el rol de los padres y cuidadores en la influencia del desarrollo de conductas alimenticias saludables.[50]​ Los niños con diabetes de tipo 2 con sobrepeso/obesidad deben tener como objetivo una disminución al menos del 7% al 10% del exceso de peso.[1]​​ Es necesario restringir el consumo de calorías para lograr la pérdida de peso recomendada. El asesoramiento nutricional debe adaptarse a las necesidades de cada paciente, con una combinación óptima de carbohidratos, grasas y proteínas. La ingesta de proteínas no debe superar la dosis diaria recomendada de 0.8 g/kg/día.[1]

Deben realizarse al menos 60 minutos diarios de ejercicio aeróbico de moderado a intenso y entrenamiento de fuerza al menos 3 días a la semana para mejorar el control glucémico, ayudar a mantener el peso y reducir las comorbilidades (p. ej., el riesgo cardiovascular).[1][73][74][75][76]​​​​​​​​​[77]​​

Se deben registrar los antecedentes de tabaquismo en las citas iniciales y de seguimiento. Se debe aconsejar a todos los niños y adolescentes que no fumen, incluidos los cigarrillos electrónicos, o animarlos a dejar de fumar si ya fuman.[1]​ Se deben incluir las asesorías sobre abandono del hábito de fumar como un componente rutinario del cuidado de la diabetes.

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Considerar – 

ajustar la dosis de insulina

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes con diabetes de nueva aparición deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1.[1]​​ En los individuos con autoanticuerpos negativos y que no alcanzan su objetivo glucémico con metformina, insulina basal y modificaciones del estilo de vida, debe ajustarse la dosis de insulina basal.[1]​ La American Diabetes Association recomienda ajustar la dosis cada 2 ó 3 días en función de los valores de glucosa en sangre.[1]

Si no se alcanzan los objetivos glucémicos con dosis crecientes de insulina basal, debe considerarse el agregado de insulina en bolo (es decir, con inyecciones múltiples de insulina prandial o terapia con bomba de insulina).[1] Se puede considerar una bomba de insulina como alternativa a un régimen de múltiples inyecciones diarias si el paciente es capaz de manejar el dispositivo con seguridad.​[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

En los niños tratados inicialmente con insulina y metformina que alcanzan los objetivos de glucosa según los valores de la monitorización de la glucemia, la insulina puede reducirse gradualmente durante un periodo de 2 a 6 semanas disminuyendo la dosis de insulina entre un 10% y un 30% cada pocos días.[1]

El tratamiento con insulina requiere que el paciente se automonitorice la glucemia para evitar la hipoglucemia, la complicación más grave del tratamiento con insulina, y para permitir el ajuste de las dosis a fin de alcanzar una HbA1c óptima.

La infusión subcutánea continua de insulina (ICIS) puede ser beneficiosa para los niños con diabetes mellitus de tipo 2, pero hasta ahora los estudios sólo han incluido un pequeño número de individuos.[87]

Consulte las pautas de dosificación de insulina en los protocolos de los especialistas locales.

Opciones primarias

insulina glargina

O

insulina degludec

O

insulina detemir

O

insulina isófana humana (NPH)

Opciones secundarias

insulina glargina

o

insulina degludec

o

insulina detemir

o

insulina isófana humana (NPH)

--Y--

insulina lispro

o

insulina asparta

o

insulina glulisina

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Considerar – 

agonista del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes con diabetes de nueva aparición deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1.[1]​​ En individuos que son negativos para autoanticuerpos, que tienen ≥10 años de edad y que no alcanzan su objetivo glucémico con metformina, insulina y modificaciones en el estilo de vida, se debe considerar la adición de un agonista del receptor de GLP-1 (o un inhibidor de SGLT2).[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

Liraglutida (una vez al día), exenatida de liberación prolongada (una vez a la semana) y dulaglutida (una vez a la semana) son los únicos agonistas de los receptores de GLP-1 que se han aprobado para su uso en niños ≥10 años de edad para el tratamiento de la diabetes de tipo 2.

Un ensayo aleatorizado controlado (EAC) de liraglutida más metformina, con o sin insulina basal, mejoró el control glucémico, en comparación con placebo en niños y adolescentes con diabetes tipo 2.[81]​ En los ECA de exenatida y dulaglutida se observaron efectos similares sobre el control glucémico.[82][83]

Los efectos adversos gastrointestinales son los más frecuentes asociados a los agonistas de los receptores de GLP-1.

Los agonistas de los receptores de GLP-1 están contraindicados en las personas con antecedentes médicos o familiares de carcinoma medular de tiroides o neoplasia endocrina múltiple de tipo 2.

La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido advierte de casos de cetoacidosis diabética en pacientes con diabetes de tipo 2 que tomaban una combinación de un agonista de los receptores de GLP-1 e insulina y cuyas dosis de insulina concomitante se redujeron rápidamente o se interrumpieron.[88]

Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de la adición de un agonista del receptor de GLP-1 a la metformina y la insulina, se recomienda la adición de un inhibidor de SGLT2 como cuarto agente antes de intensificar el tratamiento con insulina.[1]

Opciones primarias

liraglutida: niños ≥10 años de edad: 0.6 mg por vía subcutánea una vez al día inicialmente durante 1 semana, después 1.2 mg una vez al día, puede aumentarse en función de la respuesta, máximo 1.8 mg/día

O

exenatida: niños ≥10 años de edad: 2 mg por vía subcutánea (liberación prolongada) una vez por semana

O

dulaglutida: niños ≥10 años de edad: 0.75 mg por vía subcutánea una vez a la semana inicialmente durante 4 semanas, pudiendo aumentar a 1.5 mg una vez a la semana según respuesta

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Considerar – 

inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa-2

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes con diabetes de nueva aparición deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1.[1]​ En individuos que son negativos para autoanticuerpos, que tienen ≥10 años de edad y que no alcanzan su objetivo glucémico con metformina más modificaciones en el estilo de vida, se debe considerar la adición de un inhibidor de SGLT2 (o un agonista del receptor de GLP-1).[1]

Un objetivo glucémico de HbA1c <53 mmol/mol (<7%) suele ser adecuado para los niños y adolescentes con diabetes de tipo 2. Objetivos de HbA1c más estrictos (como <48 mmol/mol [<6.5%]) puede ser adecuado para determinadas personas, incluidas aquellas con una diabetes de corta duración.[1]

La empagliflozina (ya sea sola o en combinación con otras terapias) está aprobada en EE. UU. y Europa como complemento de la dieta y el ejercicio para mejorar el control glucémico en niños de ≥10 años. La American Diabetes Association recomienda empagliflozina para los niños con HbA1c <8.5% y sin acidosis o cetosis que no están alcanzando su objetivo de HbA1c con metformina sola (ya sea en lugar o además de un agonista del receptor GLP-1).[1]​ La seguridad y la eficacia de la empagliflozina en niños se estudiaron en un ensayo doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo en pacientes de 10 a 17 años con diabetes de tipo 2 controlada insuficientemente.[84]​ El ensayo encontró que, en la semana 26, el tratamiento con empagliflozina fue superior en la reducción de la HbA1c en comparación con el placebo (disminución del 0.84% de la HbA1c con empagliflozina en comparación con el placebo).[84] Los efectos adversos comunes en niños tratados con empagliflozina fueron generalmente similares a los informados en adultos, excepto que hubo un mayor riesgo de hipoglucemia, independientemente de si estaban tomando otras terapias para la diabetes. Sin embargo, no se notificaron casos de hipoglucemia grave.[84]

La dapagliflozina (sola o en combinación con otros tratamientos) está aprobada en Europa (pero no en EE. UU.) como complemento de la dieta y el ejercicio para mejorar el control glucémico en niños de ≥10 años. La aprobación europea de la dapagliflozina se basó en los resultados de un pequeño ensayo de fase 3 en el que participaron pacientes de 10 a 24 años que recibían tratamiento estándar para la diabetes de tipo 2 (metformina en monoterapia, insulina en monoterapia o metformina más insulina).[85]​ En comparación con placebo, la adición de dapagliflozina no produjo una diferencia significativa en la HbA1c tras 24 semanas en la población por intención de tratar.[85] Sin embargo, un análisis de sensibilidad preespecificado sí mostró una diferencia significativa entre los grupos, a favor de dapagliflozina.[85] Los efectos adversos más frecuentes informados con dapagliflozina fueron cefalea, nasofaringitis y déficit de vitamina D.[85]

Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de la adición de un inhibidor de SGLT2 a la metformina y la insulina, se recomienda la adición de un agonista del receptor de GLP-1 como cuarto agente antes de intensificar el tratamiento con insulina.[1]

Opciones primarias

empagliflozina: niños ≥ 10 años de edad: 10-25 mg por vía oral una vez al día

O

dapagliflozina: niños ≥ 10 años de edad: 10 mg por vía oral una vez al día

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Considerar – 

cirugía metabólica

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Puede ser adecuado para adolescentes con obesidad de clase 2 o superior (IMC >35 kg/m² o 120% del percentil 95 para la edad y el sexo, lo que sea menor) y glucemia no controlada y/o comorbilidades graves a pesar de la farmacoterapia y las modificaciones del estilo de vida.[1]​​ La gastrectomía en manga y la derivación gástrica en Y de Roux son los procedimientos bariátricos que se realizan con mayor frecuencia en adolescentes.[89][90]​​ Esta cirugía es generalmente segura y eficaz en adolescentes, y estudios a corto plazo muestran que es comparable a la cirugía metabólica en adultos en términos de complicaciones mayores, reingresos y mortalidad.[89][90]

La Organización Mundial de Gastroenterología y la Federación Internacional para la Cirugía de la Obesidad y Enfermedades Metabólicas señalan que la cirugía bariátrica es el tratamiento más eficaz para la obesidad grave en adolescentes.[89]

Además, los estudios han encontrado que la cirugía metabólica puede conducir a la remisión de la diabetes de tipo 2 en más del 95% de los adolescentes. Otros efectos beneficiosos incluyen mejorías en los factores de riesgo cardiometabólico como la dislipidemia y la hipertensión.[91][92]

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más – 

continuar con insulina + suspender metformina

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Los pacientes con diabetes de inicio reciente deben someterse a pruebas de detección de autoanticuerpos pancreáticos para excluir el diagnóstico de diabetes de tipo 1. Los individuos que den positivo en autoanticuerpos pancreáticos deben continuar con la terapia de insulina y suspender la metformina.[1]

Ver Diabetes de tipo 1.

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