Prevención primaria
Existen evidencias de que las medidas dietéticas adoptadas antes del embarazo pueden reducir el riesgo de DMG. Aunque no hay conclusiones firmes sobre la mejor intervención preconcepcional para la prevención de la DMG, algunas evidencias sugieren que una dieta mediterránea puede reducir el riesgo de desarrollar DMG.[28]
Dado que la DMG reaparece entre el 30% y el 84% de los embarazos posteriores, es conveniente informar a las mujeres con DMG previa de que puede reaparecer.[4][17] Aunque aconsejar a las pacientes con antecedentes de DMG que tomen medidas para minimizar el riesgo de recurrencia mediante cambios en la dieta y el ejercicio antes del embarazo puede parecer racional, las evidencias que lo respaldan siguen siendo inciertas.[29]
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Una revisión sistemática y un metanálisis de estudios observacionales que informaban la asociación entre el cambio de peso durante el embarazo y la DMG señalaron que, en las mujeres con un IMC >25 kg/m², el riesgo de DMG en embarazos posteriores disminuye con la pérdida de peso durante el embarazo.[30]
Una vez que la mujer está embarazada, es razonable recomendar una dieta saludable, un aumento de peso dentro de las guías de práctica clínica del Institute of Medicine y actividad física.[31][32]
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La evidencia sobre si esto reduce el riesgo de DMG sigue siendo poco clara y se necesitan más evidencias de alta calidad. Un estudio aleatorizado realizado en Finlandia demostró una reducción significativa (39%) en la incidencia de la DMG en mujeres de alto riesgo que recibieron una intervención sobre el estilo de vida que combinó asesoramiento dietético, actividad física y límites en el aumento de peso en comparación con el grupo de control.[33] Una revisión sistemática de las intervenciones combinadas de dieta y ejercicio durante el embarazo sugiere que pueden ser eficaces para reducir el riesgo de la diabetes mellitus gestacional (DMG), así como para reducir el aumento de peso durante la gestación, en comparación con la atención estándar.[34][35]
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Sin embargo, un metanálisis de intervenciones destinadas a prevenir el desarrollo de la DMG en mujeres con sobrepeso u obesidad no mostró ningún beneficio de las intervenciones (es decir, dieta, ejercicio o combinación) en la prevención de la DMG cuando se aplicaban durante el embarazo.[36]
En las mujeres embarazadas con sobrepeso y obesidad, hay evidencias que sugieren que el aumento de peso de la madre durante el embarazo puede reducirse mediante una atención prenatal multidisciplinar (que incluya la continuidad del proveedor de servicios obstétricos; control periódico del peso; intervención breve de un dietista para preguntar sobre los hábitos alimentarios y proporcionar consejos sobre una alimentación saludable; y gestión de psicología clínica para evaluar los factores psicológicos implicados en los patrones alimentarios, los síntomas de depresión/ansiedad y la presencia de acontecimientos vitales estresantes) e intervenciones generales prenatales sobre la dieta y el estilo de vida.[37] Dos ensayos controlados aleatorizados han encontrado que empezar a tomar metformina en el segundo trimestre no reduce el riesgo de DMG en mujeres con sobrepeso u obesidad.[38][39]
Prevención secundaria
Las mujeres diagnosticadas de DMG tienen 20 veces más probabilidades de desarrollar diabetes de tipo 2 que la población general.[96] Un informe de la European Society of Cardiology destacó que:[97]
Se calcula que el 10% de las mujeres con DMG presentarán una diabetes mellitus diagnosticada poco después del parto, y que al menos otro 20% se verá afectado por una alteración del metabolismo de la glucosa en la revisión postnatal.
De las mujeres restantes, entre el 20% y el 60% desarrollarán diabetes mellitus de tipo 2 más adelante, a menudo entre 5 y 10 años después del embarazo índice. El riesgo es mayor en el primer año tras el parto, pero persiste durante 25 años.[98]
Apoyar a las mujeres con antecedentes de diabetes gestacional para que realicen cambios en su estilo de vida con el fin de reducir el riesgo de padecer diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
En particular, las mujeres cuyas pruebas postnatales muestren un deterioro de la glucosa en ayunas (entre 6.0 mmol/L y 6,9 mmol/L [108-124 mg/dL]) o un deterioro de la tolerancia a la glucosa deben iniciar un programa de ejercicio y cambiar la dieta para reducir el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.[3][4]
Una revisión sistemática y un metanálisis señalaron que el desarrollo de diabetes de tipo 2 es un 18% mayor por unidad de aumento del IMC respecto al IMC previo al embarazo en el seguimiento, lo que pone de relieve la importancia de un manejo eficaz del peso tras la DMG.[3][114] Otra revisión sistemática y metanálisis de ensayos controlados aleatorizados sugiere que las intervenciones en el estilo de vida tras el parto en pacientes con DMG previa son eficaces para reducir el riesgo de diabetes tipo 2.[3][115]
El periodo de lactancia materna puede ser beneficioso para las mujeres que han tenido diabetes mellitus gestacional (DMG). Hay datos limitados que sugieren que la lactancia está asociada con una mejoría de la hiperglucemia en ayunas y postprandial en mujeres con DMG reciente.[116] Los datos basados en la población también sugieren que una mayor duración de la lactancia se asocia con un menor riesgo de diabetes tipo 2.[117] La American Diabetes Association (ADA) recomienda tener en cuenta la lactancia materna para reducir el riesgo de diabetes tipo 2 de la madre.[3]
En el Reino Unido, el National Institute for Health and Care Excellence recomienda realizar una prueba anual de HbA1c a cualquier mujer con antecedentes de diabetes gestacional que haya dado negativo en una prueba postnatal de diabetes.[4] En la práctica, estas citas pueden perderse fácilmente en el Reino Unido, ya que se encuentran entre los equipos de atención primaria y secundaria.[96] Los médicos de cabecera pueden:
Fomentar la asistencia y el seguimiento de los pacientes que faltan a las citas
Remitir a las mujeres diagnosticadas de DMG al programa de prevención de la diabetes del NHS.
La DMG se asocia a un riesgo dos veces mayor de padecer eventos cardiovasculares en el futuro, y el riesgo se manifiesta en los 10 años posteriores al embarazo.[97] A largo plazo, los cambios terapéuticos en el estilo de vida, como dieta, ejercicio y abandono del hábito de fumar, son importantes para reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.[118] Ofrecer a todas las mujeres consejos sobre el estilo de vida, incluyendo consejos sobre el control del peso, la dieta y el ejercicio.
La ADA señala que la farmacoterapia (p. ej., para controlar el peso, minimizar la progresión de la hiperglucemia o reducir el riesgo cardiovascular) puede considerarse una medida preventiva en personas con alto riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, incluidas aquellas con antecedentes de DMG.[3]
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