Complicaciones
La encefalopatía hepática es una complicación habitual y grave del daño hepático grave causado por el consumo de alcohol. Se cree que las causas se deben a varios factores, los cuales provocan la exposición del cerebro al amoníaco que se ha desviado del hígado a través de una derivación portosistémica. Puede evaluarse a través del método de evaluación de la confusión (confusion assessment method, CAM), un breve cuestionario que evalúa, entre otros aspectos, la atención, la memoria, la organización, el sueño y la vigilia. Confusion Assessment Method instrument (CAM) Opens in new window [ Cribado del trastorno cognitivo mediante 6 preguntas Opens in new window ] La etapa inicial es la denominada "encefalopatía hepática mínima", que altera la capacidad de conducir y puede diagnosticarse a través de una prueba de control inhibitorio informatizada.[157]
Entre los síntomas tempranos se incluyen la tendencia al olvido, la dificultad para concentrarse y los cambios rápidos en el estado mental, incluida la agitación o la confusión. Algunos de los hallazgos clínicos asociados son la halitosis con olor a acetona y los temblores. En su etapa tardía, la encefalopatía se presenta con estupor y, eventualmente, coma. La lactulosa y la rifaximina se utilizan para prevenir y tratar esta afección en pacientes susceptibles con EHRA.
La fibrosis hepática en la cirrosis provoca un aumento de la resistencia al flujo sanguíneo a través de la vena porta (hipertensión portal). Esto produce complicaciones secundarias, como sangrado digestivo por varices, ascitis, esplenomegalia y trombocitopenia secundaria. El avance de la hipertensión portal no es reversible sin un trasplante hepático o una abstinencia alcohólica prolongada.
El sangrado gastrointestinal (GI) se produce a raíz del desarrollo de varices gastroesofágicas, hemorroides y gastropatía o enteropatía por hipertensión portal y se presenta junto con coagulopatía derivada de una función sintética reducida del hígado y trombocitopenia causada por esplenomegalia. Los pacientes con cirrosis y sangrado GI deben recibir profilaxis antibiótica, dado que ha demostrado reducir la mortalidad, las infecciones, el resangrado y la duración de la estancia hospitalaria.[158]
Los pacientes con una hepatopatía avanzada deben someterse a un cribado para detectar varices esofágicas y recibir un tratamiento con betabloqueantes no selectivos profilácticos, como propranolol, nadolol o carvedilol, si tienen varices esofágicas de 5 mm o más. La colocación profiláctica de bandas endoscópicas puede utilizarse si las varices esofágicas son de 5 mm o más y el paciente no tolera los betabloqueantes o no se considera adecuado para el tratamiento con betabloqueantes. Si no se detectan varices esofágicas o si estas tienen <5 mm, debe realizarse una vigilancia a intervalos de entre 1 y 2 años hasta tomar una decisión terapéutica.[159]
Es preferible una transfusión sanguínea restrictiva (solo si el nivel de hemoglobina [Hb] es ≤7 g/dL [≤70 g/L] con un objetivo de 7-9 g/dL [70-90 g/L]) a una transfusión sanguínea de pauta liberal (si el nivel de Hb es ≤9 g/dL [≤90 g/L] con un objetivo de 9-11 g/dL [90-110 g/L]), ya que la transfusión sanguínea liberal aumenta la hipertensión portal y la restrictiva disminuye la tasa de resangrado en todos los pacientes con cirrosis, además de disminuir la mortalidad en pacientes con cirrosis de Child-Pugh clase A y B.[160]
La coagulopatía se debe a la reducción de la función sintética de los factores de coagulación en el hígado como consecuencia de una cirrosis.
La insuficiencia renal es una complicación derivada de la hipertensión portal y de una elevada actividad del sistema renina-angiotensina.
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden aumentar el riesgo de insuficiencia renal.
El síndrome hepatorrenal se produce cuando los riñones reducen significativamente su propia distribución del flujo sanguíneo en respuesta a la alteración del flujo sanguíneo del hígado, lo que reduce la presión arterial media debido a la extrema vasodilatación. El síndrome hepatorrenal es una complicación potencialmente mortal. Se presenta como una insuficiencia renal aguda en ausencia de otras enfermedades renales y está asociada a una mortalidad elevada.
Las opciones de tratamiento médico también incluyen albúmina con terlipresina, norepinefrina (noradrenalina) o midodrina más octreotida.[161] Se pueden utilizar procedimientos quirúrgicos como la derivación portosistémica intrahepática transyugular como puente hasta el trasplante hepático.
La cirrosis aumenta considerablemente el riesgo de carcinoma hepatocelular (CHC). Los estudios ecográficos seriados del abdomen se utilizan para detectar el CHC en pacientes de riesgo. Para tratar el cáncer de hígado pueden utilizarse opciones de tratamiento como la ablación por radiofrecuencia, la quimioembolización transarterial (TACE), la embolización transarterial con microesferas, la inmunoterapia y el trasplante hepático.
Las infecciones bacterianas son muy frecuentes en la cirrosis avanzada y pueden aumentar el riesgo de hemorragia. Los pacientes presentan mayor riesgo de infecciones bacterianas en el líquido ascítico y en los tractos urinario, respiratorio y gastrointestinal, debido a los ingresos hospitalarios repetidos.
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