Prevención primaria
El principal método de prevención primaria es la inmunización. Los avances en la biotecnología han dado lugar a vacunas nuevas y mejoradas, incluidas las vacunas para Haemophilus influenzae tipo B, Neisseria meningitides (tipo C) y Streptococcus pneumoniae.[51]
En 2015, se introdujo la vacuna de meningococo del grupo B en el programa de vacunación de niños de rutina en el Reino Unido.[52] En EE. UU., el Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomienda la vacunación contra el meningococo del serogrupo B para niños mayores de 10 años identificados como en mayor riesgo de enfermedad por dicha bacteria.[53] CDC: Child and adolescent immunization schedule: recommendations for ages 18 years or younger, United States, 2024. Opens in new window Los adolescentes de entre 16 y 18 años que no presenten un riesgo elevado también pueden ser vacunados. CDC: Child and adolescent immunization schedule: recommendations for ages 18 years or younger, United States, 2024. Opens in new window Para los serogrupos A, C, W e Y del meningococo, los CDC recomiendan que todos los niños de 11-12 años reciban una dosis de la vacuna conjugada contra el meningococo (MenACWY) con un refuerzo a los 16 años. CDC: Child and adolescent immunization schedule: recommendations for ages 18 years or younger, United States, 2024. Opens in new window
En 2022, los CDC añadieron una vacuna contra el dengue a su calendario para los niños de 9 a 16 años con una infección previa por el virus del dengue confirmada por el laboratorio y que viven en una zona donde el dengue es endémico. CDC: Child and adolescent immunization schedule: recommendations for ages 18 years or younger, United States, 2024. Opens in new window
Existe una desigualdad global en cuanto al acceso a los productos vacunales existentes. El Plan de vacunación global de la Organización Mundial de la Salud es un marco que intenta reducir las muertes por infección a través de la mejora en el acceso a las vacunas en todo el mundo.[54]
La reducción de las infecciones relacionadas con la atención sanitaria es otro aspecto importante de la prevención primaria. Dado que estas infecciones están relacionadas con intervenciones específicas (p. ej., la inserción de un catéter vascular), existen oportunidades para reducir el riesgo de infección si se introducen mejoras en la práctica clínica (p. ej., mejores prácticas de lavado de manos, aislamiento de protección y precauciones universales). Un ejemplo de iniciativa exitosa en este área es la reducción de las infecciones en el torrente sanguíneo a causa de catéter venoso en la unidad, tanto pediátrica, como de adultos, de cuidados intensivos (UCI) mediante intervenciones combinadas, clínicas y no clínicas.[55]
Los CDC hacen recomendaciones para la prevención de infecciones en pacientes neonatales. Recomiendan que el tipo de vía central (p. ej., catéter venoso umbilical, catéter central de inserción periférica, catéter tunelizado, etc.) se elija en función de las necesidades clínicas del paciente y no solo en función de la prevención de la infección del torrente sanguíneo asociada a la vía central. Además, debe limitarse el número de veces que se accede a un eje de vía central para disminuir el riesgo de infección del torrente sanguíneo asociada a la vía central en estos pacientes.[56] Los CDC recomiendan retirar los catéteres venosos umbilicales y arteriales umbilicales en los pacientes de la unidad de cuidados intensivos neonatales lo antes posible y cuando ya no sean necesarios, ya que existe un mayor riesgo asociado de infección del torrente sanguíneo asociada a la vía central con cada día de aumento del tiempo de permanencia.[56]
Prevención secundaria
En pacientes adultos en tratamiento anticancerígeno, el National Institute for Health and Care Excellence (NICE) del Reino Unido recomienda fluoroquinolonas durante los episodios previstos de neutropenia como profilaxis frente a las complicaciones de la sepsis.[128] Esto también es práctica habitual en niños. También se recomienda profilaxis con oseltamivir/zanamivir en caso de exposición al virus de la gripe.
A los niños que padecen fibrosis quística y otras enfermedades respiratorias se les puede administrar una profilaxis antimicrobiana (p. ej., sulfametoxazol/trimetoprima).
En la actualidad, no hay evidencia suficiente que apoye el uso de antibióticos profilácticos para la prevención de infecciones en niños con catéteres venosos centrales permanentes.[170]
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