Pronóstico

El pronóstico generalmente depende de la causa subyacente y de la gravedad de la enfermedad. Las características relacionadas con un mal pronóstico pueden incluir:[1]​​[14][16]​​[35][36][37][43]

  • Principales factores pronósticos:

    • Evidencia de un derrame pericárdico importante (es decir, espacio diastólico libre de eco >20 mm)

    • Fiebre alta (es decir, >38°C [>100.4°F])

    • Evolución subaguda (es decir, síntomas durante varios días sin un inicio claro de la fase aguda)

    • Falta de respuesta a los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) durante 7 días.

  • Factores pronósticos menores:

    • Pericarditis asociada con miocarditis (miopericarditis)

    • inmunosupresión

    • Traumatismo

    • Terapia anticoagulante oral.

La presencia de factores pronósticos de alto riesgo justificaría la hospitalización y una evaluación completa de la etiología de la enfermedad pericárdica.[1][35]

La pericarditis idiopática aguda generalmente es una enfermedad de resolución espontánea en el 70 al 90% de los pacientes, sin recurrencia ni complicaciones importantes. La pericarditis purulenta es uniformemente mortal si no se trata, y tiene una mortalidad del 40% con tratamiento.[68]​ Las complicaciones son frecuentes en las formas bacteriana y tuberculosa de la enfermedad (la constricción se presenta en el 30 hasta un 50% de los casos). La pericarditis urémica generalmente responde a la diálisis intensiva. Los derrames son frecuentes en la pericarditis neoplásica y frecuentemente son recurrentes y difíciles de manejar.[1][2]​​[13]

Del 15% al 30% de los pacientes con pericarditis experimentan recurrencia.[69]

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