Prevención primaria
A pesar del éxito de las vacunas contra varias enfermedades infecciosas, no hay vacunas disponibles para la enfermedad de Chagas debido principalmente a la débil respuesta inmune del huésped contra T. cruzi y las estrategias desarrolladas por el parásito para escapar del sistema inmunológico del huésped.[119]
La Organización Mundial de la Salud ha incluido la enfermedad de Chagas en su hoja de ruta 2021-2030 para enfermedades tropicales desatendidas, que enumera objetivos clave para la prevención, control, eliminación y erradicación de la enfermedad para finales de la década.[120] Las estrategias de prevención primaria están basadas en el control de la exposición de la población humana a Trypanosoma cruzi. Se debe evaluar la compleja interacción entre triatominos, portadores animales y poblaciones humanas. Aunque el control de la transmisión vectorial de T. cruzi y de su transmisión por transfusión de sangre ha tenido éxito en muchas regiones de Latinoamérica y en los Estados Unidos, algunos enfoques para el control centrados en los ecosistemas están infrautilizados. Estos incluyen: los estudios y la vigilancia de los reservorios, la educación y la vigilancia medioambientales, la orientación al viajero y fuertes políticas a favor del desarrollo sostenible y la disminución de las desigualdades sociales. La educación sanitaria de las personas en riesgo que viven en zonas activas endémicas es muy importante para reducir la incidencia de la enfermedad.[121][122][123]
Según el área geográfica, las medidas preventivas y de control incluyen:
Reducir las colonias de triatomino en el interior de las viviendas (p. ej., usando mosquiteras en las ventanas).
Pulverizaciones residuales con insecticida de las casas y las áreas circundantes.
Mejoras en la vivienda y limpieza de la misma para prevenir la infestación mediante vectores
Uso de repelentes y ropa de manga larga durante las actividades nocturnas en el bosque (caza, pesca, camping), así como el uso de mosquiteros.
Evitar el consumo de productos crudos hechos en casa y otros productos que puedan estar contaminados en zonas endémicas; la comida de alto riesgo se debe pasteurizar.
Realizar un cribado a los donantes de sangre.
Analizar a los donantes y receptores de órganos, tejidos o células.
Realizar un cribado a los recién nacidos y a otros hijos de madres infectadas para proporcionar diagnóstico y tratamiento tempranos.
Recientemente, se ha observado una mayor cantidad de casos debidos a la transmisión oral, incluidas microepidemias familiares, en países latinoamericanos (principalmente Brasil).[9] Esto demuestra la necesidad de mejores prácticas de seguridad alimentaria en las regiones endémicas.
Dado que el control de vectores ha demostrado grandes avances en muchos países endémicos, el cribado de sangre y los órganos para la donación se ha vuelto crucial para controlar la transmisión.[12][29][124] En Estados Unidos, la práctica del cribado para detectar T. cruzi no se generalizó hasta 2007. Cuando las pruebas de cribado de sangre revelan que las donaciones de sangre son reactivas, estas se analizan mediante ensayo de radioinmunoprecipitación (RIPA). Esta es la prueba de cribado serológico estándar en los EE.UU., aunque se pueden utilizar otras pruebas de cribado serológico en otros países. Los donantes que obtienen un resultado positivo en la prueba de cribado se excluyen de la donación de sangre, independientemente de sus resultados en el RIPA.
Las poblaciones silvestres de triatominos representan un nuevo desafío en la transmisión controlada por vectores.[48][125][126] Debido a los cambios ecológicos, han ido aumentando los contactos entre humanos y animales domésticos con poblaciones silvestres. Un programa multinacional coordinado y dirigido a la reducción de la transmisión por vectores y mediante transfusión de sangre en los países del Cono Sur, de los Andes, del Amazonas y de América Central consiguió reducir significativamente la transmisión de la enfermedad de Chagas.
Prevención secundaria
La enfermedad de Chagas es una afección de declaración obligatoria en algunos países.
No se recomienda la quimioprofilaxis primaria en personas no infectadas que planean visitar regiones endémicas, teniendo en cuenta el riesgo extremadamente bajo de la infección y los riesgos de eventos adversos con el uso del tratamiento específico.
Los enfoques eficaces para eliminar la transmisión por vectores de Trypanosoma cruzi a humanos incluyen la educación sobre salud a personas con riesgo de contraer la infección, la mejoría de las condiciones socioeconómicas y el control de triatominos mediante el uso de insecticidas residuales.
Se debe aconsejar a los pacientes que no donen sangre ni órganos sólidos. Las personas a las que se diagnostica enfermedad de Chagas indeterminada se identifican generalmente mediante procesos de cribado antes de estos procedimientos.
Si el paciente tiene miembros de la familia con una anamnesis similar de una posible exposición al parásito en entornos endémicos, se les deben realizar pruebas. También se deben realizar pruebas a los hijos de mujeres infectadas para detectar la enfermedad. En mujeres embarazadas o lactantes con enfermedad de Chagas aguda, se debe evaluar el periodo de lactancia materna, para valorar la posibilidad de transmisión por fisuras sangrantes de los pezones. No se han definido otras aproximaciones para reducir el riesgo de transmisión materno-fetal. No existen restricciones sexuales para los pacientes con enfermedad de Chagas.
El personal de laboratorio y los investigadores que trabajan con o manipulan T. cruzi o triatominos infectados deben tomar siempre medidas de protección.
Las personas que viajan a zonas endémicas deben tomar medidas generales para protegerse de la enfermedad.
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