Monitorización
Los pacientes asintomáticos con hallazgos del electrocardiograma (ECG) normales tienen un buen pronóstico, y el seguimiento se debe basar en la anamnesis anual, la exploración física y los hallazgos del ECG.
El hemograma completo (HC) se debe repetir cada 2 o 3 semanas durante el ciclo de tratamiento etiológico, y se debe monitorizar a los pacientes para detectar dermatitis, comenzando 9 o 10 días después del inicio del tratamiento. Se debe pesar a los pacientes que reciban benznidazol y monitorizarlos para detectar síntomas y signos de neuropatía periférica, cada dos semanas, especialmente en el segundo y en el tercer mes de tratamiento.
El nivel de los cuidados de seguimiento depende en su mayor parte de la afección clínica del paciente. Los pacientes que presentan enfermedad en fase aguda requieren seguimiento durante varios años.
La monitorización implica las siguientes medidas:
En el diagnóstico: evaluaciones iniciales antes del comienzo del tratamiento (hemograma completo [HC], pruebas de función hepática [PFH], pruebas de coagulación, ECG, ecocardiograma si está indicado y endoscopía del tracto digestivo superior en caso de epigastralgia)
Del día 0 al 89 del tratamiento: evaluación quincenal mediante HC, PFH, pruebas de coagulación, ECG, nitrógeno ureico en sangre, creatinina sérica.
Días 60 a 90: hemocultivo para Trypanosoma cruzi, reacción en cadena de la polimerasa (PCR) sobre muestras de capa leucocitaria, serología (IgM/IgG)
Día 90: radiografía con contraste de bario (esófago, estómago, duodeno), ecografía abdominal.
Del día 90 al mes 6: evaluación mensual con HC, ECG, ecocardiograma si está indicado y radiografía de tórax
Mes 6: hemocultivo para detectar T. cruzi; PCR de sangre con capa leucocitaria; radiografía con contraste de bario (esófago, estómago, duodeno); ecografía de abdomen; endoscopia del tracto digestivo superior (en caso de epigastralgia previa o reciente); enema (en caso de síntomas).
Mes 9: radiografía de tórax, ECG, ecocardiograma, radiografía con contraste de bario (esófago, estómago, duodeno), ecografía abdominal
Mes 12: HC, ECG, ecocardiograma, radiografía de tórax, serología (IgM/IgG), hemocultivo para detectar T. cruzi, PCR de sangre con capa leucocitaria, radiografía con contraste de bario (esófago, estómago, duodeno), ecografía de abdomen, endoscopia del tracto digestivo superior (en casos de epigastralgia previa o reciente), enema (si los síntomas lo indican).
Mes 13: iniciar ECG y radiografía de tórax cada 6 meses; también, a cada 12 meses, serología (IgM/IgG), hemocultivo para detectar T. cruzi, PCR de sangre con capa leucocitaria, radiografía con contraste de bario (esófago, estómago, duodeno), ecografía de abdomen, enema (si los síntomas lo indican) y prueba de ejercicio.
No existen criterios clínicos que definan con precisión la cura de la enfermedad de Chagas aguda. Utilizando un criterio serológico, la cura se basa en la obtención de una serología negativa (en la mayoría de los casos, hasta 5 años después del tratamiento). Se recomienda realizar pruebas serológicas convencionales (IgG) cada 6 meses o anualmente, durante 5 años. El seguimiento se puede suspender cuando dos exámenes sucesivos son negativos.
En los descendientes de madres chagásicas, los títulos serológicos de IgG para T. cruzi pueden ser positivos durante hasta 9 meses. Hacia el 6.º mes, la mayoría de los niños presentará serología negativa. En los casos raros en los que persistan los resultados serológicos positivos, será suficiente llevar a cabo una última prueba después de 9 meses. Si la prueba es positiva, se diagnostica enfermedad de Chagas congénita y el niño se debe someter al tratamiento específico.[168]
Se debe investigar minuciosamente a los niños nacidos de madres con enfermedad de Chagas aguda o con una coinfección por T cruzi y virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en los dos primeros meses después del nacimiento (métodos parasitológicos directos, xenodiagnóstico, hemocultivo).[7]
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