Monitorización

Una vez establecido el tratamiento adecuado, es necesario monitorizar estrechamente las constantes vitales, el estado nutricional, la cicatrización de las heridas y los marcadores inflamatorios (proteína C-reactiva y leucocitos), los niveles de lactato y la diuresis para garantizar la continuidad de la mejoría clínica y la detección y el tratamiento precoz de las complicaciones.[2]​ No existe un seguimiento específico para el shock, pero se debe adaptar a la etiología (p. ej., las causas cardiogénicas que se han tratado correctamente posiblemente requieran un seguimiento intensivo con el cardiólogo para optimizar los medicamentos y considerar cualquier tratamiento futuro).

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