Tratamientos emergentes
Oxigenación por membrana extracorpórea
La oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC) puede desempeñar un papel en el tratamiento del shock cardiogénico al proporcionar soporte mecánico pulmonar y circulatorio cuando el estado de shock es refractario al tratamiento médico y quirúrgico.[118][119][120] La OMEC también puede ser útil en el síndrome de dificultad respiratoria aguda grave inducido por la sepsis cuando falla la ventilación mecánica convencional, en los centros en los que se dispone de la experiencia y la infraestructura necesarias para respaldar su uso.[2]
Hemoperfusión de polimixina B
El metanálisis sugiere que la hemoperfusión de polimixina B, una técnica que elimina las endotoxinas circulantes extracorporalmente mediante un cartucho absorbente de polimixina B, puede reducir la mortalidad en pacientes con sepsis grave y shock séptico en subgrupos específicos creados en base a la gravedad de la enfermedad.[121] Sin embargo, en un ensayo controlado aleatorizado posterior, la hemoperfusión dirigida de polimixina B no redujo la mortalidad a los 28 días en pacientes con shock séptico (de alta agudeza y con mayor riesgo de muerte que los pacientes inscritos en ensayos anteriores) y con un nivel elevado de endotoxina.[122] Las guías de práctica clínica de la Surviving Sepsis Campaign desaconsejan el uso de la polimixina B en pacientes con sepsis o shock séptico en base a varios factores. Entre ellos se encuentran la incertidumbre con respecto a cualquier efecto beneficioso, la frecuencia de los potenciales efectos secundarios, el gasto significativo y la intensidad de los recursos.[2]
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