Antecedentes de caso

Antecedentes de caso #1

Un hombre de 72 años de edad presenta malestar general avanzado, debilidad y confusión. Sufre de hipertensión, pero la controla bien con un diurético tiazídico y un IECA. Tiene diabetes tratada con metformina, pero no tiene otros problemas médicos, y puede realizar todas las actividades de la vida diaria de manera independiente. La esposa del paciente refiere un deterioro general durante los últimos 2 días. El paciente se siente gravemente enfermo, débil y obnubilado, incapaz de hablar. La piel se ve moteada y seca con periferias frías y está levemente cianótico. La frecuencia respiratoria es de 24 respiraciones/minuto; el pulso es de 94 latidos/minuto; la presión arterial es de 87/64 mmHg y la temperatura es de 35.5 °C (95.9 °F). La auscultación indica crepitantes gruesos sobre las bases de los pulmones.

Antecedentes de caso #2

Un hombre de 45 años de edad llega al servicio de urgencias con dolor abdominal superior y antecedentes de enfermedad ulcerosa péptica. Informa que ha vomitado sangre en casa. Aparte de esta particularidad, se encuentra sano, no toma medicamentos y no bebe alcohol. Mientras se encontraba en el servicio de urgencias, vomita sangre de color rojo brillante en un recipiente a pie de cama y queda aturdido. La presión arterial es de 86/40 mmHg; el pulso es de 120 ppm, y la frecuencia respiratoria es de 24 por minuto. Su piel está fría al tacto y la coloración de la piel es pálida y con manchas.

Otras presentaciones

La presentación clínica del shock depende de la etiología, pero generalmente se identifica a través de hipotensión, reducción de la diuresis y obnubilación mental. Puede o no tener taquicardia compensatoria. El shock hemorrágico (una forma de shock hipovolémico) puede darse por un traumatismo, posterior a una cirugía (las pérdidas de drenaje pueden ser un indicador), por hematemesis o por sangrado rectal. Esto puede suceder rápido. Otras formas de shock hipovolémico pueden ser el resultado de pérdidas al tercer espacio en la pancreatitis, diarrea y vómitos, quemaduras extensas, o hemorragia oculta, así como la rotura de un aneurisma aórtico abdominal. El shock obstructivo se puede presentar repentinamente con cianosis y dificultad respiratoria con un neumotórax a tensión, o la tríada de ruidos cardíacos apagados, presión arterial baja y distensión venosa yugular como se observa generalmente en el taponamiento cardíaco. El shock séptico se describe normalmente como hipotensión con aumento del gasto cardíaco y periferias calientes debido a la vasodilatación periférica y con una presunta fuente de infección. El paciente a menudo se encuentra febril. El shock cardiógeno puede seguir a un infarto de miocardio, una cardiomiopatía o una insuficiencia cardíaca fulminante.[4]

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