Prevención primaria

Es necesario un control y un tratamiento rigurosos de los factores de riesgo a fin de prevenir cualquier episodio de insuficiencia cardíaca aguda. la arteriopatía coronaria se trata con ácido acetilsalicílico, betabloqueantes, estatinas e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA).

La optimización del tratamiento de la hipertensión, el abandono del hábito de fumar y el control de lípidos proporcionan un beneficio considerable en pacientes con enfermedad arterial coronaria.

El control óptimo de la hipertensión puede requerir más de un medicamento antihipertensivo.

Para la población general, también se recomienda realizar una actividad física regular, mantener un peso normal, seguir unos patrones dietéticos saludables y evitar el tabaquismo para reducir el riesgo futuro de insuficiencia cardíaca.[2]

En pacientes asintomáticos con fracción de eyección ventricular izquierda (FEVI) reducida, los IECA son cardioprotectores y reducen la disminución de la FEVI.[26] Los betabloqueantes también se pueden considerar en este grupo de pacientes.

Todos los pacientes con diabetes mellitus, además del control metabólico, necesitan un control agresivo de los lípidos, de la PA (objetivo <130/80 mmHg) y deben tratarse con un IECA, independientemente del nivel de disfunción del ventrículo izquierdo (VI), cuando estén presentes otros factores de riesgo cardiovascular.[27]​ Los pacientes con diabetes de tipo 2 y enfermedad cardiovascular establecida o con alto riesgo cardiovascular deben usar un inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa-2 (SGLT2) (p. ej., dapagliflozina, empagliflozina) o un inhibidor dual de SGLT1/SGLT2 (p. ej., sotagliflozina) para prevenir hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca.[2][28]​​ Los pacientes con diabetes que reciben la toma de inhibidores de SGLT2 presentan un mayor riesgo de desarrollar cetoacidosis diabética (incluida la cetoacidosis euglucémica).[29]

El consumo de alcohol y la ingesta excesiva de sal y líquidos están desaconsejados en pacientes con una disfunción del VI conocida.[1][2]

Si es posible, se deben evitar los fármacos que puedan causar o potenciar la insuficiencia cardíaca.[30]​ En pacientes con FEVI <50%, no se recomiendan las tiazolidinedionas y los bloqueantes de los antagonistas del calcio no dihidropiridínicos. Las tiazolidinedionas aumentan el riesgo de insuficiencia cardíaca, incluidas las hospitalizaciones; los efectos inotrópicos negativos de los antagonistas del calcio no dihidropiridínicos pueden ser perjudiciales.[2]

Prevención secundaria

Es recomendable la vacunación antineumocócica y la vacuna antigripal anual para todos los pacientes con insuficiencia cardíaca.

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