Monitorización

  • Medición periódica de la prolactina sérica.

  • Inicialmente, se recomienda una resonancia magnética (IRM) hipofisaria todos los años (con más frecuencia en los casos de macroadenomas o en los pacientes en los que la prolactina sérica continúa aumentando a pesar del tratamiento con agonistas dopaminérgicos). La frecuencia de los estudios por imágenes puede reducirse una vez que la prolactina sérica se encuentre en el rango normal y el remanente tumoral se haya estabilizado.

  • Se requiere un examen regular del campo visual (perimetría) en los pacientes con alteración del campo visual secundaria a la compresión del quiasma óptico, hasta que se logre una mejoría máxima. También se deben realizar perimetrías con regularidad en los pacientes con macroprolactinomas para monitorizar el desarrollo de nuevos defectos del campo visual que sugieran el crecimiento del tumor y la compresión del quiasma óptico.

  • En los pacientes con macroprolactinomas, los ejes hormonales hipofisarios (testosterona, pruebas de función tiroidea) deben evaluarse cada 3-6 meses si el hipopituitarismo se trata con sustitución hormonal (hormona tiroidea, glucocorticoides, testosterona/estrógenos). En ocasiones, el hipopituitarismo puede resolverse con una reducción exitosa del tumor mediante un agonista de la dopamina.

  • En los pacientes que utilizan dosis altas de cabergolina durante un tiempo prolongado, debe realizarse una ecocardiografía para descartar valvulopatía, un efecto adverso raro.

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