Abordaje

La hiperprolactinemia en las mujeres en la etapa de la premenopausia causa galactorrea, irregularidades menstruales e infertilidad. La galactorrea es menos frecuente en las mujeres en la etapa de la posmenopausia debido a la deficiencia de estrógeno. Los hombres también pueden presentar síntomas de hipogonadismo secundario, como libido disminuida, impotencia e infertilidad. La presentación tardía en los hombres y las mujeres en la etapa de la posmenopausia significa que es más probable que estos pacientes tengan tumores invasivos localmente que pueden comprimir estructuras adyacentes en la región supraselar (cintilla óptica o quiasma óptico) o en los senos cavernosos paraselares (otros pares craneales) y causar efectos de masa (p. ej., alteraciones visuales, oftalmoplejía, cefaleas). La hiperprolactinemia crónica con hipogonadismo secundario posterior puede conducir a la osteoporosis.

Determinación hormonal

Una sola medición de prolactina sérica extraída sin demasiado estrés por la venopunción es suficiente para establecer el diagnóstico de hiperprolactinemia. En los casos de hiperprolactinemia leve, puede ser útil realizar diversas mediciones secuenciales de prolactina con una diferencia de al menos 20 minutos, a través de una cánula permanente, para reducir al mínimo el estrés por la venopunción. Se deben excluir las causas secundarias mediante anamnesis y exploración física minuciosas, y una prueba de embarazo. Las elevaciones moderadas en los niveles de prolactina, de <2000 mUI/L (<100 microgramos/L), pueden ser consecuencia de determinados fármacos, que incluyen antipsicóticos típicos y atípicos (p. ej., fenotiazinas, risperidona, clozapina), opiáceos, antieméticos (p. ej., metoclopramida, domperidona), estrógenos, antagonistas de los receptores de H2 y verapamilo. Por lo tanto, es importante obtener la historia farmacológica completa.

Los niveles de prolactina pueden ser más altos en casos de insuficiencia renal o de hipotiroidismo primario, por lo que se debe examinar la función renal y tiroidea antes de continuar investigando dicha elevación. En general, los niveles de prolactina asociados con los prolactinomas se correlacionan con el tamaño del tumor.[11] La mayoría de los pacientes con un microprolactinoma presentan un nivel de prolactina sérica de 2000 a 4000 mUI/L (de 100 a 200 microgramos/L), mientras que un nivel de >5000 mUI/L (>250 microgramos/L) casi siempre indica un macroprolactinoma.[12] En los adenomas hipofisarios inactivos, puede producirse una hiperprolactinemia por desconexión. En este caso, la prolactina se eleva debido a la compresión del tallo hipofisario que dificulta el transporte de dopamina a través de los vasos portales hasta la hipófisis anterior. En este contexto, el nivel de prolactina sérica normalmente es <2000 mUI/L (<100 microgramos/L).[12]

En los casos de hiperprolactinemia significativa, los niveles de gonadotropinas (hormona foliculoestimulante [FSH], hormona luteinizante [LH]) y de estradiol/testosterona pueden ser bajos, lo que concuerda con el hipogonadismo secundario. Se debe evaluar la función hipofisaria integral de todos los pacientes, pero en especial de aquellos que presenten macroprolactinomas. Hasta el 50% de los pacientes que presentan tumores secretores de la hormona del crecimiento (GH) causantes de acromegalia también presentan hiperprolactinemia.[11] Por lo tanto, es importante descartar esta afección en los pacientes con niveles elevados de prolactina mediante la evaluación clínica y la medición al azar de la hormona del crecimiento (HG) y del factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1).

Estudios por imágenes hipofisarias

Para confirmar el diagnóstico de prolactinoma, se requiere un estudio por imágenes mediante resonancia magnética [IRM] con gadolinio. La tomografía computarizada (TC) no brinda suficiente visualización de la hipófisis

Examen del campo visual

Se realiza una exploración clínica del campo visual en todos los pacientes como parte de la evaluación inicial. Sin embargo, también se requiere una exploración computarizada del campo visual (perimetría) en todos los pacientes con un macroadenoma y extensión supraselar, para descartar la presencia de compresión del quiasma óptico.

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