Epidemiología

Orientación de confianza

ebpracticenet le insta a dar prioridad a las siguientes guías de práctica clínica locales:

Évaluation du risque cardiovasculaire en première lignePublicado por: Domus MedicaPublicado por última vez: 2010Cardiovasculaire risicobepaling in de eerste lijnPublicado por: Domus MedicaPublicado por última vez: 2020

La prevalencia del trastorno varía en función de la definición de dislipidemia y del grupo de población estudiado. Aproximadamente, 24.7 millones de adultos o el 10% de la población adulta de EE.UU. presentan niveles de colesterol total ≥6.2 mmol/L (≥240 mg/dL).[3]​​ Un estudio que evaluó cómo cambiaron las concentraciones de lípidos entre los adultos estadounidenses de 2007 a 2018 encontró una mejoría con concentraciones medias de colesterol total ajustadas por edad que disminuyeron de 5,1 mmol/L (197 mg/dL) a 4,9 mmol/L (189 mg/dL) en todos los subgrupos raciales y étnicos, con la excepción de los adultos asiáticos no hispanos.[4]​ En pacientes con cardiopatía coronaria (CC), la prevalencia de dislipidemia puede alcanzar un valor de entre el 80% y el 88%, en comparación con la prevalencia de entre el 40% y el 48% observada en los grupos de control de la misma edad sin enfermedad coronaria.[5] El estudio INTERHEART sobre los factores de riesgo asociados con el infarto de miocardio encontró que la hiperlipidemia (definida como niveles elevados de la relación apoB/apoA1) presentaba un riesgo atribuible a la población del 49%.[6]

Existe una fuerte correlación entre el índice de masa corporal y la incidencia de hipercolesterolemia.[7]

Un hecho preocupante es el aumento de la tasa de factores de riesgo de cardiopatía coronaria (incluida la hipercolesterolemia) en los países de renta baja, mientras que la prevalencia de los factores de riesgo de cardiopatía coronaria ha disminuido en los países de renta alta.[8][9]​​ Aunque anteriormente se había producido un descenso constante de la mortalidad por cardiopatías en EE.UU. desde principios de la década de 1960, tales descensos se ralentizaron y, de hecho, se invirtieron a partir de 2010. Esto pone de relieve la enorme importancia de la gestión y evaluación continuas de las enfermedades cardiovasculares.[10][11]​​​ Un estudio que evaluaba la prevalencia del uso de estatinas para la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares ateroscleróticas en EE.UU. encontró que los participantes de raza negra e hispanos presentaban un uso de estatinas significativamente menor que los participantes de raza blanca.[12]

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