Antecedentes de caso

Antecedentes de caso #1

Una mujer nigeriana de 42 años de edad acude a consulta con su médico de atención primaria con una historia de 2 días de fiebre, escalofríos moderados y sudoración con cefalea y mialgias asociadas. Presenta fiebre (38.6 °C [101.4 °F]) y taquicardia, pero la exploración física por lo demás no presenta hallazgos relevantes. Se elabora un diagnóstico presuntivo de gripe y se le aconseja que regrese si no mejora. Dos días después, acude al servicio de urgencias con síntomas similares y vómitos frecuentes. Durante la exploración, parece enferma, con una temperatura de 38.8 °C (101.8 °F), pulso de 120 latidos por minuto, presión arterial de 105/60 mmHg e ictericia leve. Una historia más detallada revela que recientemente ha visitado a familiares en Nigeria durante 2 meses y regresó 1 semana antes de la presentación de los síntomas. No tomó profilaxis contra la malaria.

Antecedentes de caso #2

Un hombre de 28 años acude a su médico con una historia de 5 días de fiebre, escalofríos y rigores, que no mejora con paracetamol, junto con diarrea. Estuvo viajando por Centroamérica durante 3 meses y regresó hace 8 semanas. Le picaron mosquitos muchas veces y, a pesar de que inicialmente recibió tratamiento de profilaxis contra la malaria, la suspendió porque le provocaba náuseas leves. No conoce los datos específicos de su terapia profiláctica. En la exploración física, su temperatura es de 38 °C (100.4 °F) y presenta taquicardia leve con presión arterial de 126/82 mmHg. El resto de la exploración es normal.

Otras presentaciones

Los síntomas de malaria son inespecíficos y su gravedad depende en parte de la especie que causa la infección y de la inmunidad del huésped. Los adultos que viven en zonas endémicas pueden desarrollar solo síntomas mínimos, debido a anticuerpos tipo IgG, a la inmunidad mediada por células, así como a la tolerancia fisiológica a la parasitemia. Sin embargo, las personas sin inmunidad preexistente, las mujeres embarazadas, los niños, los adultos de edad avanzada y los pacientes que presentan comorbilidades (p. ej., infección por VIH) o desnutrición presentan un mayor riesgo de desarrollar malaria grave por Plasmodium falciparum. Las mujeres embarazadas también corren riesgo de padecer aborto espontáneo, anemia e hiperparasitemia. Las complicaciones de la malaria grave incluyen afectación cerebral, que puede presentarse como disminución del nivel de conciencia, confusión o convulsiones. Otras complicaciones incluyen acidosis metabólica que conduce a dificultad respiratoria, insuficiencia renal, ictericia, anemia grave, hipoglucemia, coagulación intravascular diseminada y shock. Es importante tener en cuenta la sepsis bacteriana concurrente si se presenta shock o si hay signos o síntomas focales. Se ha reportado un caso con linfadenopatía (generalmente un hallazgo negativo importante).[5] Aunque las infecciones por P. no falciparum no suelen ser complicadas, se han informado casos de enfermedad grave, sobre todo con la infección por P. vivax o P. knowlesi.[6]

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