Monitorización
Se recomienda volver a medir el nivel de 25-hidroxivitamina D sérica de 2 a 3 meses después de iniciar el tratamiento para asegurarse de que se logró tratar la deficiencia de vitamina D. El objetivo es alcanzar y mantener un nivel de 25-hidroxivitamina D sérica, en niños y adultos, de al menos 75 nanomoles/L (30 nanogramos/mL), con un rango de preferencia de entre 100 y 150 nanomoles/L (40-60 nanogramos/mL).[2] A continuación, el paciente debe iniciar un tratamiento diario de mantenimiento de vitamina D. Los adultos obesos (IMC >30) precisan de 2 a 3 veces más vitamina D para mantener un nivel suficiente. Una vez que se estén tomando dosis de mantenimiento de vitamina D, se debe medir anualmente el nivel de 25-hidroxivitamina D sérica.
Además de lo anterior, en los pacientes con osteomalacia se deben medir los niveles de fosfato, calcio, creatinina y hormona paratiroidea en suero de manera anual. También se recomienda monitorizar la densidad ósea. De igual modo, los pacientes con raquitismo precisan de una estrecha monitorización de los niveles de calcio, fosfato, albúmina, 25-hidroxivitamina D y fosfatasa alcalina en suero. El control de la orina puede detectar cambios en el calcio y el fósforo. Fluctuaciones anómalas en los valores en suero u orina pueden requerir el ajuste de la dosis del medicamento.
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