Monitorización
Deben realizarse análisis de sangre básicos y pruebas de estudios por imágenes al inicio del tratamiento y monitorizarse durante el mismo. El hemograma completo (HC) con diferencial se monitoriza para evaluar la supresión de la médula ósea inducida por el tratamiento. El perfil metabólico y la velocidad de sedimentación globular (VSG) se incluyen según lo indicado desde el punto de vista clínico.
Deben realizarse pruebas de función tiroidea al inicio y anualmente si los pacientes reciben radioterapia en el cuello, dada la alta incidencia de hipotiroidismo en esta población.[174]
La radiografía de tórax y la tomografía computarizada se realizan al inicio y según se indique clínicamente durante la terapia a partir de entonces.
Las pruebas de la función pulmonar (PFP) deben repetirse durante el tratamiento y posteriormente según las indicaciones clínicas, en especial en aquellos pacientes en los que pueden haberse manifestado signos de toxicidad pulmonar durante el tratamiento.
Seguimiento posterior al tratamiento
Se recomienda realizar un seguimiento de los pacientes:[33]
cada 3 a 6 meses durante los primeros 1 a 2 años después del tratamiento, luego
cada 6 a 12 meses hasta el tercer año, y
anualmente a partir de entonces.
Los análisis de sangre y estudios por imágenes de rutina no son necesarios a menos que el paciente tenga síntomas preocupantes o alteraciones en la exploración física.[179][180][181] La mayoría de las recurrencias se detectan a través de la investigación de los síntomas, en la que se consideran los antecedentes, y se realizan una exploración física y estudios por imágenes adecuados.
No se recomienda la vigilancia rutinaria mediante PET/TC.[33]
Cribado de cáncer de mama
En el caso de las mujeres que han recibido radioterapia en el tórax o en la axila, la exploración regular de la mama y el cribado de cáncer de mama deben iniciarse 8 años después del tratamiento (pero no antes de los 25 años) o a los 40 años de edad, lo que ocurra primero.[33]
La mamografía y la resonancia magnética (IRM) de mama, que se alternan cada 6 meses, se recomiendan para la detección del cáncer de mama en mujeres que han recibido radiación en el tórax entre los 10 y los 30 años de edad.[33] El valor diagnóstico de la IRM de mama y la mamografía es superior al de cualquiera de las dos pruebas por sí solas para detectar el cáncer de mama en supervivientes de LH.[167]
Monitorización cardíaca
Se debe evaluar de forma habitual a los pacientes que presentan riesgo de sufrir cardiopatías (exposición a la antraciclina, radioterapia mediastínica) a fin de detectar factores de riesgo cardíaco (tabaquismo, hipercolesterolemia e intolerancia a la glucosa).
Deben realizarse ecocardiogramas y ventriculografías con radionúclidos (MUGA) de seguimiento si se sospecha una cardiopatía, o monitorizarse si ya se está diagnosticado.
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