Pronóstico

El pronóstico del desprendimiento prematuro de placenta depende de la gravedad del desprendimiento y de la edad gestacional en la que suceda.[1]

Pronóstico fetal

Para el feto, el pronóstico depende principalmente de la edad gestacional en la que acontece el desprendimiento y del grado del mismo.[1] Los casos de embarazos extremadamente pretérmino y aquellos con una separación de más del 50% de la placenta se asocian con un alto riego de muerte perinatal.[48][71] Los desprendimientos prematuros de placenta también son una causa importante de indicación de parto prematuro y se asocian con un mayor riesgo de asfixia perinatal y discapacidad del desarrollo neurológico a largo plazo.[48][72][73][74] Sin embargo, el desenlace perinatal puede ser bueno en los casos en los que el desprendimiento se identifica rápidamente, y en los que el feto nace sin demoras. La presencia de personal neonatal capacitado en centros con instalaciones neonatales de excelencia puede marcar una diferencia en los desenlaces.

Pronóstico materno

El pronóstico materno se asocia principalmente a la gravedad del desprendimiento prematuro de placenta, en especial a la cantidad de sangre perdida y a la presencia o ausencia de coagulopatía asociada. Existe un mayor riesgo de transfusiones de sangre, complicaciones anestésicas y quirúrgicas e histerectomía durante la cesárea.[75] Los desenlaces maternos son excelentes en los casos en los que no existe pérdida de sangre masiva ni coagulopatía. Existe un mayor riesgo de desprendimiento prematuro de placenta en embarazos subsiguientes que se relaciona con la causa subyacente del desprendimiento.[37][76][77] Las mujeres con desprendimiento presentan un mayor riesgo de sufrir una enfermedad placentaria isquémica (desprendimiento, preeclampsia y restricción del crecimiento intrauterino en embarazos posteriores).[11]

Las mujeres con desprendimiento de placenta presentan un mayor riesgo de por vida de sufrir enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares.[78]

Embarazos subsiguientes

Los embarazos subsiguientes deberán controlarse cuidadosamente.[77] Un estudio de los Países Bajos encontró una tasa de recurrencia del desprendimiento de placenta del 5.8% en el siguiente embarazo.[38] Se ha sugerido que se debe iniciar una vigilancia intensiva 3 meses antes de la edad gestacional en la que ocurrió el desprendimiento anterior.[36] Sin embargo, esta recomendación no se ha evaluado prospectivamente y no ha demostrado ser de beneficio. En la mayoría de los casos, ninguna intervención ha demostrado ser de utilidad. No obstante, se deberá incentivar a la mujer para que deje de fumar y de usar drogas, si fuera el caso. Además, debe tratarse la hipertensión y controlar la tensión arterial en los embarazos posteriores.

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