Etiología
Se desconoce la etiología exacta del desprendimiento prematuro. Sin embargo, el desprendimiento prematuro puede provenir de diversas vías.
Los traumatismos abdominales directos pueden generar separación de la placenta.
Los traumatismos indirectos pueden producir el desprendimiento por cizallamiento de la placenta de la pared uterina.
El consumo de cocaína genera vasoespasmo, lo que puede conducir a la separación de la placenta.
Frecuentemente, en los exámenes patológicos de placentas con desprendimiento prematuro hay indicios de inflamación crónica, lo que sugiere que el desprendimiento prematuro es a menudo el resultado final de un proceso crónico de larga duración.[7] Por el contrario, los eventos agudos, como el consumo de cocaína, o los traumatismos, en particular los provocados por accidentes de tráfico, pueden provocar un desprendimiento prematuro en un embarazo que, por lo demás, es totalmente normal. Se ha observado que las anomalías en las velocimetrías Doppler de las arterias uterinas entre las semanas 23 y 24 de gestación pueden implicar un mayor riesgo de desprendimiento prematuro de la placenta más adelante en el embarazo, lo que avala el concepto de la presencia de un proceso de larga duración en algunas mujeres.[8][9]
En un estudio de biopsias de lechos placentarios de mujeres que padecieron desprendimientos prematuros se observó falta de invasión trofoblástica, una lesión similar a la encontrada en la preeclampsia, en tres quintos de esas mujeres.[10] Las mujeres con preeclampsia, desprendimiento prematuro de placenta o restricción del crecimiento intrauterino tienen un mayor riesgo de desarrollar cualquiera de estas complicaciones en un embarazo posterior.[11] De hecho, se ha descubierto que las tres afecciones están asociadas con trombofilias, enfermedades en las que existe una mayor predisposición para la coagulación anormal dentro de la placenta.[12] Esto ha dado lugar al concepto de que una proporción significativa de estas tres afecciones, sobre todo si se observan en gestaciones pretérmino, pertenece a un espectro de enfermedades placentarias isquémicas y comparten una etiología común.[11][12] No obstante, la guía de práctica clínica del American College of Obstetricians and Gynecologists recomienda no analizar más la existencia de trombofilias luego de un desprendimiento prematuro de la placenta ya que no parecen incrementar el riesgo de padecerlos.[13]
Fisiopatología
La fisiopatología sigue siendo desconocida.
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