Antecedentes de caso

Antecedentes de caso

Una paciente fumadora de 42 años se presenta por trabajo de parto y parto a las 28 semanas de gestación con empeoramiento del dolor abdominal de algunas horas de duración. También había tenido algo de sangrado vaginal durante el transcurso de la última hora. Se observó que tenía contracciones uterinas de baja amplitud y alta frecuencia, y que el trazado de la frecuencia cardíaca del feto mostraba desaceleraciones tardías recurrentes y variabilidad reducida. Útero sensible y firme a la palpación.

Otras presentaciones

Aunque el síntoma más común es el dolor abdominal, si la placenta se encuentra implantada posteriormente el síntoma principal puede ser dolor en la zona lumbar. El trabajo de parto prematuro también es frecuente, en especial con desprendimiento grave.[2] Cuando hay desprendimiento oculto, el sangrado ocurre por la separación de la placenta, pero la sangre no sale por la vagina y en lugar de ello se acumula en el útero. Las presentaciones atípicas de un desprendimiento oculto son los trazados cardíacos fetales poco alentadores y la coagulación intravascular diseminada (CID). En ocasiones es posible detectar desprendimientos ocultos asintomáticos en ecografías de rutina. En estos casos, el abdomen muestra habitualmente sensibilidad a la palpación en la región uterina, y el útero puede estar rígido a la palpación. La restricción del crecimiento intrauterino también puede estar asociada con desprendimientos.[2]

Un desprendimiento prematuro debe considerarse grave si está acompañado por cualquiera de los siguientes: muerte fetal, estado fetal poco alentador, parto prematuro (independientemente de la gravedad de los síntomas maternos), restricción del crecimiento intrauterino, coagulopatía intravascular diseminada, muerte materna, insuficiencia renal, shock hipovolémico o necesidad de transfusión o histerectomía.[2]

El uso de este contenido está sujeto a nuestra cláusula de exención de responsabilidad