Discusión con el paciente
El paciente debe recibir instrucciones sobre el propósito de la profilaxis postexposición (PPE) y el fundamento del uso de medicamentos antirretrovirales para prevenir la transmisión del VIH. Se explicará la eficacia de la PPE y sus limitaciones a fin de que la persona pueda tener la información necesaria para tomar la decisión de iniciar o no el régimen.
Se explicará la duración de la PPE y la importancia de completar totalmente los 28 días del régimen. Los medicamentos deben tomarse exactamente como se prescribieron.
Debe advertirse a los pacientes sobre los efectos adversos, como fatiga, cefalea, erupción, náuseas y diarrea, y sobre las toxicidades, como la disfunción hepática. También hay que advertir a los pacientes sobre la necesidad de buscar ayuda médica en caso de que experimenten efectos adversos graves o sientan preocupación sobre su estado clínico.
Debe conversarse sobre las estrategias de reducción del riesgo a futuro, incluida la profilaxis previa a la exposición y la alternativa de hacer una transición directa a la profilaxis previa a la exposición una vez finalizada la PPE en el caso de los individuos de alto riesgo. Esto debe incluir la importancia de tener relaciones sexuales protegidas durante el periodo ventana de 3 meses de seroconversión del VIH. Esto es especialmente importante en las personas que han tenido múltiples exposiciones por vía sexual al VIH.
Hay que advertir a las personas sobre la posibilidad de interacciones farmacológicas con el régimen de PPE. Esto incluye los medicamentos de venta libre y los prescritos.
La conversación inicial debe ser previa a las pruebas iniciales del VIH, y en ella hay que dejar en claro la importancia de la recopilación de datos y del seguimiento.
Hay que monitorizar a los pacientes para detectar problemas psicológicos relacionados con la PPE y, de ser necesario, deben remitirse a servicios especializados. Esto es válido especialmente para los que han sido víctimas de agresión sexual. A esos pacientes que sufrieron una violación u otro tipo de agresión sexual, hay que orientarlos a grupos de crisis para víctimas de violación, a que consigan el apoyo de trabajadores sociales, e inducirlos a hablar de cualquier riesgo de violencia doméstica en curso. Es conveniente que los niños y adolescentes que han sido víctimas de agresión sexual se atiendan en el servicio de urgencias o en otro entorno en el que haya los recursos adecuados para su edad, a fin de abordar los múltiples problemas médicos, psicosociales y legales relacionados con tales ofensas.
También hay que instruir a los pacientes sobre los síntomas de la seroconversión del VIH. Deben saber que pueden aparecer cuadros similares a la gripe, con fiebre, dolor de garganta, erupción y diarrea, y que también se han documentado síntomas más graves. Esto puede ocurrir hasta 12 semanas después de la exposición.[54]
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