Prevención primaria

Dentro de los diversos enfoques preventivos, se incluye una mejor higiene bucal, especialmente entre las personas que usan dentaduras postizas, al igual que la reconstitución salival en aquellas personas con hiposalivación/xerostomía.[15] Se utiliza profilaxis con fármacos antimicóticos para prevenir la infección local y la afectación candidiásica sistémica en pacientes que se someten a radiación o quimioterapia frente al cáncer, en estados inmunocomprometidos asociados con la infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), o tras trasplantes de órganos o médula ósea. La profilaxis antimicótica en pacientes con cáncer presenta reconocidos efectos beneficiosos, y existe evidencia contundente de que los fármacos absorbidos por el tracto gastrointestinal (GI) previenen la candidiasis oral en pacientes que reciben tratamiento frente al cáncer.[44][45][46] [ Cochrane Clinical Answers logo ] El tratamiento o la prevención de la candidiasis oral en pacientes que reciben tratamiento contra el cáncer incluyen fármacos totalmente absorbidos por el tracto GI (p. ej., fluconazol, itraconazol).[44][45][46]

Entre los pacientes con SIDA, se ha descrito que la nistatina retrasa el inicio de la candidiasis oral, y se ha demostrado que el fluconazol es más eficaz que el clotrimazol para prevenir el desarrollo de la misma.[47][48][49][50] [ Cochrane Clinical Answers logo ] Sin embargo, la profilaxis antimicótica primaria puede conducir al desarrollo de cepas de Candida resistentes a los fármacos y también a interacciones farmacológicas significativas. Además, la candidiasis orofaríngea se asocia a una baja morbilidad y mortalidad, y la terapia antifúngica aguda es muy eficaz. Por lo tanto, no se recomienda la profilaxis primaria de rutina.[17]​ Se considera que la administración del tratamiento antirretroviral y el restablecimiento de la inmunidad es lo más eficaz para prevenir la candidiasis orofaríngea.[17]​ No existen datos suficientes para hacer recomendaciones con respecto al tratamiento continuo frente al intermitente en pacientes inmunocomprometidos, al igual que para el uso de antimicóticos profilácticos en pacientes con diabetes.[15][51]

En el caso de los neonatos, el riesgo de candidiasis oral puede reducirse evitando el uso prolongado de antibióticos y con prácticas estrictas de higiene de manos. Existe cierta evidencia de que, entre los neonatos muy prematuros y los de muy bajo peso al nacer, la profilaxis con fármacos antimicóticos orales/tópicos que no se absorben reduce el riesgo de infección fúngica invasiva.[52]

Prevención secundaria

La candidiasis oral puede prevenirse con el tratamiento adecuado de todas las afecciones subyacentes (p. ej., manejo de la infección por virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), neoplasias malignas o enfermedades del sistema endocrino, como la diabetes). La mayoría de los especialistas en VIH no recomiendan la profilaxis secundaria de la candidiasis orofaríngea recurrente debido a la eficacia de la terapia aguda.[17]​ Sin embargo, para las recurrencias frecuentes o graves se recomienda la profilaxis con fluconazol oral.[17][54]

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