Prevención primaria
La principal estrategia para prevenir la EICH aguda es el uso de profilaxis estándar.[52] La combinación más frecuente de fármacos para la profilaxis para la EICH incluye un inhibidor de la calcineurina (p. ej. ciclosporina o tacrolimus, que bloquean la activación de las células T) y metotrexato o micofenolato en dosis bajas.[53][54]
Abatacept (un modulador selectivo de la coestimulación de las células T) está aprobado por la Administración de Medicamentos y Alimentos de EE.UU., en combinación con un inhibidor de la calcineurina y metotrexato, para la prevención de la EICH aguda en pacientes sometidos a un trasplante alogénico de células hematopoyéticas (TCH) de un donante no emparentado compatible o con un alelo no compatible. En un ensayo aleatorizado de fase 2, el agregado de abatacept a la profilaxis estándar con un inhibidor de la calcineurina y metotrexato redujo numéricamente las tasas de EICH grave (grado III o IV) aguda (6.8% frente a 14.8%), y mejoró significativamente la supervivencia libre de EICH grave aguda (93.2% frente a 82%), en pacientes con neoplasias hematológicas que se habían sometido a un TCH de un donante no emparentado con HLA (8/8).[55] El beneficio atribuible a abatacept pareció ser mayor en una comparación de pacientes de donantes no emparentados con HLA único (7/8) con una cohorte emparejada basada en el registro.[55]
Si bien la EICH aguda es un factor de riesgo para la EICH crónica, el tratamiento eficaz de la EICH aguda no necesariamente impide el desarrollo de la EICH crónica. No se ha demostrado que el uso prolongado de medicamentos inmunosupresores evita la EICH crónica.[56] Actualmente no existe una profilaxis eficaz para la EICH crónica. Sin embargo, la intervención temprana guiada mediante un enfoque multidisciplinario del tratamiento, incluidos los medicamentos inmunosupresores adecuados y los cuidados de soporte agresivos, son fundamentales en el manejo de la EICH crónica.
Prevención secundaria
Un componente fundamental en el manejo de la EICH es su reconocimiento temprano y la intervención rápida y eficaz que puede, finalmente, evitar el avance hacia una enfermedad grave. La monitorización de rutina y la estrecha comunicación entre el paciente y el médico permiten un buen juicio y una buena práctica médica, y ayudan a orientar la duración y la intensidad de los medicamentos inmunosupresores. El daño mediado por EICH, además de sus complicaciones relacionadas con el tratamiento, conducen a morbilidad y mortalidad significativas que afectan la calidad general del cuidado y el estado funcional. Por lo tanto, las acciones preventivas, que incluyen la profilaxis adecuada para las infecciones (antibacterianas, virales y fúngicas), las vacunas, la higiene general y la participación de los especialistas necesarios (odontología, oftalmología, ginecología, fisioterapia y terapia psicosocial) son elementos clave del manejo global de la EICH. Además de las guías de práctica clínica del Ancillary Therapy and Supportive Care Working Group, el Children's Oncology Group, el National Marrow Donor Program, el European Group for Blood and Marrow Transplantation, Center for International Blood and Marrow Transplant Research, y la American Society for Transplantation and Cellular Therapy han proporcionado recomendaciones sobre prácticas de cribado y prevención para los supervivientes a largo plazo tras un trasplante de células hematopoyéticas.[127][177] Children's Oncology Services Opens in new window National Marrow Donor Program Opens in new window European Society for Blood and Marrow Transplantation Opens in new window Center for International Blood and Marrow Transplant Research Opens in new window American Society for Transplantation and Cellular Therapy Opens in new window
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