Pronóstico

La mayoría de los pacientes experimentan una mejoría clínica rápida, una vez se alcanza el drenaje biliar con mejoría de los parámetros hemodinámicos y de los parámetros de respuesta inflamatoria sistémica. El pronóstico es más desfavorable para los pacientes con afecciones clínicas subyacentes significativas y para aquellos en los que se retrasa la descompresión. Los factores predictivos de mal pronóstico incluyen hiperbilirrubinemia, fiebre alta, leucocitosis, edad avanzada, disfunción renal, coagulopatía e hipoalbuminemia.[1][37]​​​​ Los pacientes que requieren cirugía de emergencia tienen tasas de morbilidad y mortalidad más altas que los tratados de forma aguda con procedimientos no quirúrgicos.

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