Antecedentes de caso

Antecedentes de caso #1

Una mujer embarazada de 25 años acude a su consulta prenatal de rutina. Se encuentra en la semana 32 de gestación y no refiere síntomas. En la exploración física, su presión arterial (PA) es de 145/95 mmHg y el análisis de orina revela proteinuria (2+). Se la deriva a la unidad de día de atención prenatal donde se confirma una medición cuantitativa de proteínas de 1.5 g/24 horas. Otras pruebas de laboratorio revelan enzimas hepáticas elevadas; sin embargo, el recuento de plaquetas y otras pruebas dan resultados normales.

Antecedentes de caso #2

Una mujer de 35 años acude a una consulta en la semana 37 de gestación con cefalea intensa y dolor abdominal agudo. Había tenido una consulta prenatal de rutina 4 días antes sin referir ni presentar signos o síntomas. En la exploración física, la presión arterial es de 165/110 mmHg y el análisis de orina revela proteinuria (3+). Es hospitalizada y comienza tratamiento con labetalol.

Otras presentaciones

La preeclampsia también puede detectarse en un examen materno rutinario por la falta de movimientos fetales o por el malestar general. La International Society for the Study of Hypertension in Pregnancy considera la disfunción uteroplacentaria, que conduce a la disminución del crecimiento fetal, como una de las varias afecciones de inicio reciente que pueden definir la preeclampsia cuando se acompaña de hipertensión gestacional.[2]​ Por lo tanto, las mujeres cuyos bebés se ven afectados por la restricción del crecimiento fetal se deben investigar correctamente para preeclampsia. Entre los síntomas poco comunes se encuentran la dificultad para respirar y las alteraciones visuales. Todas las mujeres que presentan síntomas inusuales durante el embarazo deben ser investigadas para la presencia de preeclampsia.

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