Pronóstico

Los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio sin elevación del segmento ST (IMSEST) tienen un riesgo alto de morbilidad y muerte debido a un evento futuro. La tasa de muerte súbita en los pacientes que han tenido un infarto de miocardio (IM) es de 4 a 6 veces la tasa en la población general.[134] La arritmia ventricular potencialmente mortal (taquicardia ventricular sostenida o fibrilación ventricular) que ocurre después de 48 horas desde el índice de síndrome coronario agudo puede suponer un mal pronóstico y se asocia más frecuentemente con la disfunción ventricular izquierda. Se ha demostrado el beneficio de desfibriladores cardioversores implantables, tanto para la prevención primaria como secundaria, en pacientes con disfunción ventricular izquierda.[135][136] La implantación para la prevención primaria debe considerarse como mínimo 40 días después del alta hospitalaria, según las recomendaciones actuales.[137]

Este riesgo varía significativamente y depende en gran medida de las características del paciente y de los factores de riesgo (diabetes o tabaquismo), la presencia de insuficiencia cardiaca, la extensión del infarto, el tratamiento administrado (intervención coronaria percutánea o injerto de bypass coronario) y el cumplimiento de los regímenes de tratamiento a largo plazo (rehabilitación cardiaca, cambios en el estilo de vida y farmacoterapia).[138]

La terapia moderna para IMSEST, específicamente las estatinas y la revascularización, ha disminuido la morbilidad y la mortalidad al reducir la probabilidad de shock cardiógeno, IM recurrente y muerte.[139] Sin embargo, estos beneficios son contrarrestados por la mortalidad asociada con tendencias de pacientes de edad avanzada que presentan síndrome coronario agudo.[140]

Los datos de la época anterior al tratamiento médico y la revascularización sugieren que el riesgo de muerte cardiovascular luego de un IM en ausencia de tratamiento es de aproximadamente un 5% por año, con una tasa de mortalidad posterior al alta hospitalaria durante el primer año de aproximadamente un 10%. Se ha demostrado que la farmacoterapia, los cambios en el estilo de vida y la rehabilitación cardíaca son beneficiosos y juntos contribuyen a disminuir la mortalidad.[141]

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