Abordaje

El SII se caracteriza por dolor abdominal asociado a alteraciones de los hábitos intestinales.[34] El dolor se alivia después de la defecación o al pasar la flatulencia. Otros síntomas asociados frecuentes son la distensión abdominal, el paso del moco con las heces, la urgencia de la defecación y la sensación de evacuación incompleta después de una deposición.[10]

Antecedentes

La anamnesis del paciente puede revelar exposición a factores de riesgo, como abuso físico o sexual, infección intestinal previa y estrés personal o laboral.[20][21][22]​​[24][32]​​ Los pacientes adultos tienen el doble de probabilidades de ser mujeres.[14]

Puede haber antecedentes familiares de SII. Presentar antecedentes familiares de enfermedad inflamatoria intestinal, cáncer colorrectal o enfermedad celíaca debería aumentar el grado de sospecha de estas afecciones. Una historia dietética cuidadosa puede revelar el consumo de alimentos que exacerban los síntomas (p. ej., cafeína, leche de vaca, alimentos que contienen fructosa, edulcorantes artificiales, alcohol), comidas irregulares o inadecuadas, ingesta insuficiente de líquidos o ingesta excesiva o escasa (sobre todo en personas que presentan estreñimiento) de fibra.[10]

Exploración física

La exploración física suele ser normal. Sin embargo, puede haber una leve sensibilidad en los cuadrantes inferiores sin masa.

La prueba de Carnett ayuda a diferenciar el dolor que se origina en la pared abdominal del que tiene origen intrabdominal. En esta prueba, si el dolor aumenta al apretar el abdomen, procede de la pared abdominal (prueba de Carnett positiva). El dolor intraperitoneal disminuye con la contracción de la pared abdominal.[35] Una prueba de Carnett negativa sería de esperar en pacientes con SII.

Análisis clínicos

No existe una prueba de diagnóstico específica para el SII. La elección de las pruebas para el estudio inicial dependerá de factores como los síntomas y la edad del paciente.[2]

Pruebas de enfermedades no relacionadas con el SII, como la enfermedad inflamatoria intestinal y el cáncer colorrectal

Se debe realizar un hemograma completo (HC) como parte del estudio inicial.[34] Si el paciente se encuentra anémico o si el recuento de leucocitos es elevado, debe considerarse un diagnóstico distinto del SII.

Puede considerarse la posibilidad de realización de pruebas de sangre oculta en heces. Las pruebas de sangre oculta en heces tienen un valor pronóstico positivo del 97% y un valor pronóstico negativo del 43% para distinguir la enfermedad inflamatoria intestinal del SII.[36] En el ámbito de la atención primaria, las pruebas de sangre oculta en heces pueden utilizarse para informar la decisión de remitir a un especialista a un paciente con síntomas gastrointestinales inexplicables, pero con bajo riesgo de cáncer colorrectal.​

La prueba inmunoquímica fecal cuantitativa (FIT) puede solicitarse cuando se sospecha un cáncer colorrectal. Las guías de práctica clínica del Reino Unido recomiendan la FIT cuantitativa para orientar la derivación por sospecha de cáncer colorrectal en determinados adultos con dolor abdominal inexplicable o en aquellos con un cambio en el hábito intestinal.[37][38]​​​ Si el valor de FIT es ≥10 microgramos de hemoglobina/g de heces, se recomienda la derivación urgente a atención secundaria. Basándose en los resultados del FIT, pueden evitarse algunas pruebas diagnósticas como la colonoscopia en personas con menos probabilidades de padecer cáncer colorrectal, poniendo así los recursos a disposición de las personas que más los necesitan.[37][38]

Se puede solicitar una prueba de calprotectina fecal o una lactoferrina fecal para diferenciar el SII de la enfermedad inflamatoria intestinal.[39][40][41][42][43] Las guías de práctica clínica del American College of Gastroenterology (ACG) favorecen la calprotectina sobre la lactoferrina debido a su mayor sensibilidad y especificidad para la enfermedad inflamatoria intestinal.[39]

La proteína C-reactiva (PCR) o la velocidad de sedimentación globular (VSG) también pueden utilizarse para descartar una enfermedad inflamatoria intestinal.[34][39][40] Aunque ambas son inespecíficas, las guías de práctica clínica del ACG aconsejan que la PCR sea la más útil de las dos.[39] Un metanálisis exhaustivo evaluó marcadores en 2145 pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, SII o controles sanos y encontró que una VSG o lactoferrina fecal elevadas no podían discriminar entre grupos de pacientes, mientras que una PCR ≤5 mg/L (≤0,5 mg/dL) o una calprotectina fecal ≤40 microgramos/g conferían de forma fiable una probabilidad del 1% o inferior de enfermedad inflamatoria intestinal, excluyéndola esencialmente como diagnóstico.[42]

Pruebas serológicas para la enfermedad celíaca

Una prueba de anticuerpos antitransglutaminasa tisular puede ayudar a excluir la enfermedad celíaca.[34][39][40][44][45]

Si el paciente tiene diarrea y/o pérdida de peso, debe sospecharse que se trata de una enfermedad celíaca. La prueba más fiable es el ensayo inmunoenzimático de anticuerpos antitransglutaminasa tisular humana (anti-tTG). Esta prueba presenta una sensibilidad informada de casi el 100% y una especificidad del 95% al 97% para la enfermedad celíaca.[44]

Se debe confirmar un resultado positivo por una biopsia duodenal.[40]

Los anticuerpos endomisiales IgA (EMA) pueden analizarse cuando los anti-tTG son débilmente positivos o para confirmar el diagnóstico en niños o adultos en los que la endoscopia no es adecuada.

Los pacientes con deficiencia de IgA pueden tener un resultado falso negativo de anti-tGT. Las opciones de pruebas para estos pacientes incluyen la transglutaminasa tisular IgG y los péptidos deaminados de gliadina IgG o IgA.[40]

Pruebas para excluir la malabsorción de los ácidos biliares

Se recomiendan las pruebas del factor de crecimiento de fibroblastos 19 y del ácido 23-seleno-25-homotaurocólico (SeHCAT) en suero, si se dispone de ellas, para los pacientes que presentan diarrea crónica, a fin de excluir la malabsorción de ácidos biliares.[39][40][46]

También puede considerarse la recogida de heces durante 48 horas para la determinación de ácidos biliares totales por la misma indicación.[40]

Si no se dispone de otras pruebas diagnósticas, se puede realizar un ensayo empírico con un aglutinante de ácidos biliares en pacientes con diarrea crónica para excluir la malabsorción de ácidos biliares.[39][40]

Prueba de hidrógeno/metano en el aliento

En pacientes con diarrea o distensión, está justificado realizar pruebas diagnósticas adicionales con una prueba de hidrógeno en el aliento para determinar la presencia de crecimiento bacteriano excesivo o de una deficiencia de lactasa. Sin embargo, esta prueba no se recomienda para confirmar el diagnóstico en pacientes que cumplen los criterios de diagnóstico del SII.[34]

Prueba de patógenos entéricos

No se recomienda el análisis rutinario de heces para detectar patógenos entéricos (es decir, leucocitos fecales, óvulos y parásitos) en pacientes con sospecha de SII.[39]

El inmunoensayo fecal o la reacción en cadena de la polimerasa están indicados para los pacientes con factores de riesgo de giardiasis.[39][40]

Estudios por imágenes

Evaluación endoscópica

La guía desaconseja la colonoscopia rutinaria en pacientes con SII menores de 45 años sin características de alarma, que incluyen:[39]

  • hematoquecia

  • melena

  • pérdida de peso involuntaria

  • mayor edad de inicio de los síntomas (más de 50 años)

  • antecedentes familiares de enfermedad inflamatoria intestinal, cáncer de colon u otra enfermedad gastrointestinal importante.

La colonoscopia debe considerarse para los pacientes con características de alarma.[39]

En los pacientes con sospecha de SII con diarrea que presentan un alto riesgo de colitis microscópica, es decir, edad avanzada (más de 60 años), sexo femenino y diarrea más intensa, existen algunas evidencias que respaldan el uso de la colonoscopia.[39] La colitis microscópica también debe sospecharse si el paciente no presenta dolor abdominal.

La sigmoidoscopia flexible puede detectar una mucosa anormal, que podría indicar una enfermedad intestinal inflamatoria y pólipos o carcinoma; sin embargo, las guías de práctica clínica no respaldan su uso para confirmar el diagnóstico del SII.[34]

Las radiografías simples de abdomen pueden ser útiles en la evaluación de pacientes con distensión abdominal.[47]

El uso de este contenido está sujeto a nuestra cláusula de exención de responsabilidad