Prevención primaria

Hay pocas posibilidades de prevenir la incidencia por primera vez del dolor en la zona lumbar.[50]

Se deben evitar tratamientos y dispositivos específicos destinados a prevenir el dolor en la zona lumbar, pero se debe fomentar el ejercicio aeróbico de rutina. Hay algunas evidencias que sugieren que el ejercicio por sí solo, o en combinación con la educación adecuada al respecto, puede ser eficaz para la prevención del dolor en la zona lumbar.[51][52]​​[53][54][55]

Para lograr una buena salud general, también debe considerarse el abandono del hábito de fumar y el control del peso, aun cuando estas acciones puedan no surtir efecto respecto a la prevención primaria del dolor lumbar.

No hay evidencias, o son insuficientes, para recomendar las siguientes intervenciones para la prevención primaria del dolor en la zona lumbar:[50][56][57][58]

  • Plantillas de zapatos, soporte lumbar/cinturones, manipulación de la columna vertebral y educación sobre la salud de la espalda

  • Formación en técnicas de trabajo con o sin equipo de elevación.

Una revisión sistemática llegó a la conclusión de que las intervenciones ergonómicas (dirigidas a modificar la exposición biomecánica en el puesto de trabajo o a cambiar la organización del trabajo) no suelen ser eficaces para prevenir el dolor en la zona lumbar.[59] En una revisión y metanálisis posteriores se comprobó que el cambio de postura (utilizando una estación de trabajo sit-stand) reducía el riesgo de desarrollar dolor en la zona lumbar en una población sedentaria.[60]

Prevención secundaria

Las revisiones sistemáticas y los metanálisis indican que el ejercicio, con o sin intervenciones educativas, puede prevenir la recurrencia del dolor de espalda.[54][187][188]

Las guías de práctica clínica europeas promueven el ejercicio físico para prevenir las bajas por enfermedad y el dolor recurrente de la zona lumbar.[50] Las guías de práctica clínica además indican que no existe suficiente evidencia para emitir una recomendación a favor o en contra de ningún tipo o de intensidad de algún ejercicio específico. Los autores recomiendan que, una vez que los pacientes se hayan recuperado del dolor lumbar agudo inespecífico, practiquen de manera habitual ejercicio aeróbico de bajo impacto que incluya ejercicios dirigidos a los músculos del torso.

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