Prevención primaria
La inmunoprofilaxis es la responsable principal de la reducción radical en la incidencia de muerte por esta enfermedad. La inmunoglobulina anti-D (inmunoglobulina Rho[D]) es un hemoderivado que contiene un título alto de anticuerpos contra los antígenos eritrocitarios Rh. Se debe realizar una prueba de cribado de anticuerpos y de grupo sanguíneo a todas las madres con RhD negativo en la primera consulta prenatal y a las 28 semanas de gestación para identificar a las pacientes no sensibilizadas que sean posibles candidatas a inmunoprofilaxis. Este es el grupo destinatario de la inmunoprofilaxis, que es altamente efectiva para prevenir la sensibilización, especialmente en los embarazados subsiguientes.[31][32][33] La inmunoglobulina anti-D se administra a las 28 semanas y al final del embarazo o a las 40 semanas (lo que ocurra primero).[34] Se debe administrar una segunda dosis después de cualquier episodio de sangrado vaginal. Si la hemorragia fetomaterna es masiva (>30 mL de sangre total), es necesario aplicar inyecciones adicionales.
La profilaxis se recomienda para el embarazo molar y el embarazo ectópico, y para las pacientes a quienes se les realizan procedimientos de diagnósticos fetales invasivos (amniocentesis, toma de muestras de vellosidades coriónicas o toma de muestras de sangre fetal). Las afecciones clínicas asociadas con un posible traumatismo placentario o una interrupción de la interacción fetomaterna (p. ej., amenaza de aborto, o aborto espontáneo o inducido) también pueden conducir a la hemorragia fetomaterna de sensibilización.
Se recomienda inmunoprofilaxis antes de que transcurran 72 horas del parto cuando una mujer con sangre Rh negativo no sensibilizada da a luz a un bebé con Rh positivo. Si la inmunoprofilaxis anti-D no se administra en las 72 horas posteriores al parto, se debe administrar tan pronto como se detecte la necesidad, con un límite de 28 días después del parto o el acontecimiento sensibilizante.[35]
Entre los desarrollos en el área del diagnóstico prenatal no invasivo, se incluye el análisis de ADN fetal libre en plasma materno para detectar el genotipo fetal. Actualmente, está disponible para los siguientes antígenos de hematíes genotipado fetal prenatal en sangre materna: RhD, C, c, E y Kell (K), con buena sensibilidad después de 11 semanas de gestación para la mayoría de los antígenos y después de 16 semanas para el tipo de Kell.[36] La aplicación de esta tecnología en la investigación de rutina de las mujeres embarazadas D-negativas no sensibilizadas puede eliminar la necesidad de administrar inmunoglobulina anti-D en, aproximadamente, el 40% de las mujeres D-negativas y un feto D-negativo.[37] El análisis de costos de la aplicación generalizada de esta tecnología con el fin de aportar datos para el uso selectivo de la inmunoglobulina anti-D probablemente influya en la captación de esta prueba en regiones individuales.[38]
Prevención secundaria
Una vez que se produce la aloinmunización, la posibilidad de prevención primaria finaliza, y ya no se administra inmunoprofilaxis con inmunoglobulina anti-D. Las acciones preventivas correspondientes implican el control fetal y materno para detectar signos de hidropesía o anemia fetal. Afortunadamente, la sensibilización inicial en un primer embarazo afectado suele ser leve. Cuando se detecta inmunoglobulina anti-D, se realizan cuantificaciones de títulos de anticuerpos en serie para registrar si la enfermedad empeora e identificar la necesidad de tratamientos o pruebas fetales adicionales. Existe la posibilidad de modificar algunos factores de riesgo que pueden acelerar la enfermedad, como el consumo de drogas ilícitas por vía intravenosa con agujas compartidas, los traumatismos abdominales y los abortos inducidos.
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