Algoritmo de tratamiento

Tenga en cuenta que las formulaciones/vías y dosis pueden diferir entre los nombres y marcas de los fármacos, las fórmulas de los fármacos o las localizaciones. Las recomendaciones de tratamiento son específicas para cada grupo de pacientes: ver aviso legal

En curso

diabetes de tipo 1 con nefropatía: sin diálisis

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Primera línea – 

control glucémico

En todos los pacientes con diabetes tipo 1, independientemente de si están recibiendo diálisis o no, se requiere el tratamiento con insulina. Por lo general la insulina se administra por vía subcutánea. Ver Diabetes tipo 1.

Los pacientes con diabetes y enfermedad renal crónica (ERC) presentan riesgo de hipoglucemia, debido a la alteración en el aclaramiento de la insulina y a causa del deterioro de la gluconeogénesis renal.

Las guías de práctica clínica actuales de EE. UU. recomiendan mantener la HbA1c en <7% (<53 mmol/mol) para hombres y mujeres adultas no embarazadas con diabetes, lo que señala que establecer un objetivo glucémico durante las consultas probablemente mejore los resultados de los pacientes.[1]​ Unos objetivos menos estrictos pueden ser adecuados para los niños muy pequeños, los adultos de edad avanzada, personas frágiles, las personas con antecedentes de hipoglucemia grave y las que tienen una esperanza de vida limitada, complicaciones microvasculares o macrovasculares avanzadas o afecciones comórbidas.[1]​ Los objetivos del tratamiento deben estar individualizados y debe tenerse en cuenta la edad, el avance de la enfermedad y el riesgo macrovascular del paciente, así como el estilo de vida y las capacidades del paciente en lo que respecta al manejo de la enfermedad.[81]

Las guías de práctica clínica del Reino Unido recomiendan establecer objetivos de HbA1c individualizados en discusión con el paciente. Un objetivo del 6.5% (48 mmol/mol) es adecuado para la mayoría de los adultos. Se puede utilizar un objetivo del 7.0% (53 mmol/mol) para los adultos que reciben fármacos asociados a la hipoglucemia.[97]

El tratamiento intensivo de la hiperglucemia puede prevenir el desarrollo de una albuminuria moderadamente elevada, así como la progresión a una albuminuria gravemente elevada, aunque hay poca evidencia de que frene la progresión de la ERC establecida.[10][29] [ Cochrane Clinical Answers logo ]

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inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o antagonista de los receptores de la angiotensina II

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

El tratamiento de la hipertensión reduce la progresión de la enfermedad renal diabética.[11] La presión arterial (PA) debería mantenerse en ≤130/80 mmHg en los pacientes con proteinuria franca o posiblemente incluso ≤120/80 mmHg.[101][103]

El American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) y la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA) recomiendan en los adultos con diabetes e hipertensión, que el tratamiento farmacológico antihipertensivo se inicie con una presión arterial de 130/80 mmHg o superior con un objetivo terapéutico inferior a 130/80 mmHg. Este objetivo es el mismo para los pacientes con nefropatía diabética.[101] El ACC/AHA y ADA/KDIGO recomiendan considerar los IECA o los antagonistas de los receptores de la angiotensina II en presencia de albuminuria en adultos con diabetes e hipertensión.[46][101]​​​ Se ha demostrado que los IECA retrasan el avance de la enfermedad renal crónica en pacientes diabéticos de tipo 1 con albuminuria moderadamente alta.[112]

Opciones primarias

captopril: 25-50 mg por vía oral tres veces al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

enalapril: 2.5 a 20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

lisinopril: 2.5 a 40 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

ramipril: 2.5 a 20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

trandolapril: 0.5 a 8 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

losartán: 25-100 mg por vía oral una vez al día

O

valsartán: 80-320 mg por vía oral una vez al día

O

candesartán: 4-32 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

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modificaciones del estilo de vida

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Abandono del hábito de fumar: se recomienda encarecidamente el abandono del hábito de fumar, ya que los estudios documentan una relación entre el tabaquismo y la pérdida de la tasa de filtración glomerular (TFG). Aún no se comprende íntegramente cuáles son los mecanismos subyacentes de los efectos renales adversos del tabaquismo. Más allá de su efecto sobre el avance de la insuficiencia renal, el tabaquismo es además un factor de riesgo cardiovascular importante en pacientes con ERC.[142] Ver el apartado Abandono del tabaco​.

Nutrición: se recomienda la terapia nutricional médica por parte de un dietista titulado para las personas con diabetes tipo 1 o tipo 2.[28][140] Una serie de 3 a 4 visitas iniciales proporciona resultados positivos, incluso disminución en la HbA1c, los lípidos y el peso, un ajuste positivo de medicamentos y un descenso en las comorbilidades. Además, los pacientes deben realizar una visita de seguimiento anualmente.[140]

Se deben evitar las dietas elevadas en proteínas.[4]​ Sin embargo, cada paciente debe ser evaluado individualmente para sopesar los beneficios de una dieta moderada en proteínas (y la consiguiente evitación de la aminoaciduria y la hiperfiltración); deben evitarse las dietas bajas en proteínas (0.6 g/kg) debido al riesgo de desnutrición.[28][141]​​​ Para las personas con enfermedad renal crónica no dependiente de la diálisis, la ingesta de proteínas en la dieta debe ser de aproximadamente 0.8 g/kg de peso corporal al día (la dosis diaria recomendada).[1]​​[32]​​ Una revisión sistemática no logró mostrar el beneficio de la restricción proteica en la insuficiencia renal.[145] [ Cochrane Clinical Answers logo ] ​ Es beneficiosa la ingesta limitada de grasas saturadas, colesterol y sodio (2 g/día).[1][144]​​​ La restricción de sal puede prevenir la aparición o retardar el avance de la nefropatía diabética en diabéticos y potencia los efectos protectores renales y cardiovasculares de los antagonistas de los receptores de la angiotensina-II.[123][145][147]​​​ A pesar de que se recomiendan los multivitamínicos, se ha observado que dosis altas de vitamina B aumentan los eventos vasculares.[146]

Ejercicio físico: las guías de práctica clínica del KDIGO recomiendan que las personas con insuficiencia renal diabética realicen una actividad física de intensidad moderada durante un tiempo acumulado de, al menos, 150 minutos a la semana, o hasta un nivel compatible con su tolerancia cardiovascular y física.[32]

No se recomienda el uso de cigarros electrónicos como alternativa al tabaquismo ni para facilitar el abandono del hábito de fumar.[1]

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Considerar – 

control de lípidos

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes que padecen enfermedad renal diabética tienen de 5 a 10 veces más probabilidades de morir por causas cardiovasculares que de llegar a la nefropatía terminal (ESRD) y necesitar terapia de reemplazo renal (diálisis o trasplante).[151]

Las estatinas tienden a ser beneficiosas, debido a sus propiedades antiinflamatorias y a la correlación entre inflamación en la enfermedad renal crónica (ERC) y la morbilidad cardiovascular asociada.

Los pacientes con diabetes de entre 40 y 75 años sin enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) deben recibir una terapia con estatinas de intensidad moderada.[1]​ El tratamiento con estatinas de intensidad moderada también puede ser adecuado para las personas de 20 a 39 años en presencia de factores de riesgo adicionales de ASCVD.[1] En pacientes con diabetes de 40 a 75 años que presentan un mayor riesgo de ECV, incluidos aquellos con un factor de riesgo de ASCVD ≥1, se recomienda el uso de tratamiento con estatinas de alta intensidad para reducir el colesterol LDL en ≥50% y lograr un objetivo de <70 mg/dL de colesterol LDL.[1] En esta población, la adición de ezetimiba, o un anticuerpo monoclonal inhibidor de la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9)(p. ej., alirocumab, evolocumab), al tratamiento con estatinas máximamente tolerado puede ser razonable, especialmente en pacientes con múltiples factores de riesgo de ASCVD y un colesterol LDL ≥70 mg/dL.[1] En pacientes con diabetes mayores de 75 años puede ser razonable iniciar un tratamiento con estatinas de intensidad moderada después de analizar los posibles beneficios y riesgos; para aquellos que ya están en tratamiento con estatinas, es razonable continuar con este tratamiento.[1] El tratamiento con estatinas está contraindicado durante el embarazo.[1]

La guía de práctica clínica de la Endocrine Society recomienda que los adultos con diabetes de tipo 2 con ERC (estadios 1-4) y tras un trasplante renal reciban un tratamiento con estatinas independientemente de la puntuación de riesgo cardiovascular para reducir el riesgo cardiovascular. En los adultos con diabetes tipo 1 con ERC (estadios 1-4), la Endocrine Society recomienda el tratamiento con estatinas, independientemente de la puntuación de riesgo cardiovascular, para reducir el riesgo cardiovascular, y añade que al considerar la elección de la estatina hay que tener en cuenta la depuración renal de la misma. La pitavastatina, la pravastatina y la rosuvastatina se eliminan al menos parcialmente por el riñón, mientras que la atorvastatina, la fluvastatina, la lovastatina y la sinvastatina se eliminan por el hígado. Todas las estatinas requieren ajustes de dosis en la ERC, excepto la atorvastatina y la fluvastatina.[136]

En el estudio SHARP, una disminución del colesterol tipo lipoproteínas de baja densidad (LDL) como resultado de tratamiento con simvastatina y ezetimiba redujo la incidencia de eventos ateroscleróticos graves en un gran numero de pacientes con ERC avanzada.[141]

Opciones primarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

O

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

O

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

Opciones secundarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

o

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

o

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

--Y--

ezetimiba: 10 mg por vía oral una vez al día

Opciones terciarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

o

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

o

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

--Y--

alirocumab: 75-150 mg por vía subcutánea cada 2 semanas; o 300 mg por vía subcutánea cada 4 semanas

o

evolocumab: 140 mg por vía subcutánea cada 2 semanas; o 420 mg por vía subcutánea una al mes

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añadir un antagonista del calcio y/o un diurético tipo tiazida y/o un betabloqueante

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Se requiere tratamiento antihipertensivo adicional en la mayoría de los pacientes para alcanzar los objetivos de presión arterial (PA).[108][122]

Los bloqueadores de los canales de calcio dihidropiridínicos, los diuréticos del grupo de las tiazidas, o los betabloqueantes se utilizan habitualmente como fármacos complementarios y pueden utilizarse en combinación en una terapia triple si es necesario (es decir, con un IECA o un antagonista de los receptores de la angiotensina-II).[122][123] Al IECA o al antagonista de los receptores de la angiotensina II solo se le pueden añadir dos fármacos de los enumerados a continuación.

Los diuréticos son casi siempre necesarios para controlar la PA en la nefropatía diabética avanzada. Aunque los diuréticos de asa han sido durante mucho tiempo la piedra angular del tratamiento en este tipo de pacientes, el ensayo CLICK demostró que la clortalidona (un diurético similar a la tiazida) con o sin un diurético de asa también es eficaz en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) avanzada.[124] Aunque los diuréticos son, por lo general, ineficaces para el manejo de la presión arterial en pacientes sometidos a diálisis debido al importante deterioro de la función renal, en pacientes seleccionados con una función renal residual, los diuréticos de asa pueden aún ser eficaces para la prevención de la sobrecarga hídrica y la hipertensión, como terapia adyuvante a la ultrafiltración durante la diálisis.[103]

Los betabloqueantes pueden enmascarar los síntomas de la hipoglucemia, pero pueden utilizarse como tratamiento complementario en pacientes que requieren múltiples fármacos para alcanzar los objetivos de PA o en aquellos con otra indicación para el uso de betabloqueantes (p. ej., cardiopatía isquémica).[122]

La monitorización de la presión arterial en el domicilio puede ser beneficioso para monitorizar la respuesta al tratamiento. Las recomendaciones eran que la presión arterial debía mantenerse en ≤130/80 mmHg. La reducción intensiva de la presión arterial proporciona protección contra la insuficiencia renal, especialmente entre los que tienen proteinuria.[103]

Opciones primarias

amlodipino: 2.5 mg por vía oral una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 10 mg/día

o

felodipino: 2.5 mg por vía oral una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 10 mg/día

o

nifedipino: 30-60 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 90 mg/día

o

diltiazem: 120-180 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 480 mg/día

--Y/O--

hidroclorotiazida: 12.5 a 50 mg por vía oral una vez al día

o

clortalidona: 12.5 a 50 mg por vía oral una vez al día

--Y/O--

carvedilol: 6.25 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 50 mg/día

o

metoprolol: 50 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 450 mg/día

diabetes de tipo 2 con nefropatía: sin diálisis

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Primera línea – 

control glucémico

Se debe individualizar el tratamiento y las combinaciones de fármacos que se utilizan en cada paciente. Ver Diabetes tipo 2 en adultos.

Los pacientes con diabetes de tipo 2 y enfermedad renal crónica (ERC) que no están en diálisis pueden comenzar con metformina si la TFG estimada (TFGe) es ≥30 mL/min/1.73 m²; un inhibidor del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) o un agonista del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1) son opciones razonables de segunda línea (con algunas precauciones).[1][50][51][52] [ Cochrane Clinical Answers logo ]

La dosis de metformina debe reducirse en pacientes con TFG estimada de 30-45 mL/min/1.73 m² y en algunos pacientes con TFG estimada de 45-59 ml/min/1.73 m² que tienen alto riesgo de acidosis láctica; la metformina está contraindicada cuando la TFG estimada es <30 ml/min/1.73 m².[46][53]​​​ Se ha encontrado que los beneficios de los agonistas de los receptores de GLP-1 y los inhibidores de SGLT2 para los resultados cardiovasculares y renales son independientes del uso de metformina, por lo que el uso de estos fármacos deben considerarse en personas con ECV establecida o alto riesgo de ECV, insuficiencia cardiaca o ERC, independientemente del uso de metformina.[1][50]

Los inhibidores del cotransportador de glucosa sódica 2 (SGLT2), además de reducir la hiperglucemia, presentan beneficios renales a través de efectos independientes sobre la reabsorción de la glucosa tubular renal, el peso, la presión arterial, las presiones intraglomerulares, la albuminuria y la pérdida lenta de la tasa de filtración glomerular (TFG).[1]​ Los inhibidores del SGLT2 tienen una eficacia de moderada a alta en el control glucémico y son muy eficaces en la reducción de la proteinuria y en la ralentización del avance de la enfermedad renal diabética.[51][55][56]​​ Los estudios con inhibidores del SGLT2 sugieren que son eficaces en la ERC de leve a moderada.[57][58][59][60][61][62]​​ En el ensayo CREDENCE de canagliflozina frente a placebo sobre los resultados renales en pacientes con diabetes de tipo 2 con nefropatía, una TFG estimada de 30-90 mL/min/1.73 m² y albuminuria (relación albúmina/creatinina [RAC] >300 mg/g), la canagliflozina redujo el riesgo de insuficiencia renal y eventos cardiovasculares.[63] El ensayo DAPA-CKD demostró los beneficios de la dapagliflozina en la ERC tanto en pacientes diabéticos como no diabéticos hasta una TFG estimada de 25 mL/min/1.73 m².[65] Tanto las guías de práctica clínica de la American Diabetes Association (ADA) y las de Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO) recomiendan el uso de inhibidores del SGLT2 en personas con diabetes de tipo 2 con enfermedad renal diabética con una TFG estimada ≥20 mL/min/1,73 m², especialmente en aquellos con albuminuria.[1]​​[32]​​​[46][66]​ En general, no se recomienda el inicio de un inhibidor del SGLT2 (o debe hacerse con precaución) en pacientes con una TFG estimada <20 mL/min/1.73 m².[1] Sin embargo, una vez iniciado un inhibidor del SGLT2, es razonable continuar con él aunque la TFG estimada caiga por debajo de 20 ml/min por 1.73 m², a menos que no se tolere o se inicie una terapia de sustitución renal.[32][46]​​ El ensayo EMPA-KIDNEY, en el que participaron pacientes con una TFG estimada de hasta 20 mL/min/1.73m² encontró que, en pacientes con enfermedad renal crónica que estaban en riesgo de progresión de la enfermedad, la terapia con empagliflozina condujo a un menor riesgo de avance de la enfermedad renal o muerte por causas cardiovasculares que el placebo.[67]​ El ensayo se interrumpió de manera precoz debido a la eficacia de la medicación del estudio.[1] Las indicaciones de los inhibidores del SGLT2 se están expandiendo rápidamente y ya no se limitan a la diabetes mellitus o la albuminuria; algunos inhibidores del SGLT2 ahora están indicados para ayudar a preservar la función renal y proteger contra la nefropatía terminal (ESRD), incluso en ausencia de diabetes mellitus y albuminuria, así como para proteger contra la muerte cardiovascular y la hospitalización por insuficiencia cardíaca.[68] Sin embargo, las recomendaciones del fabricante para el uso de estos fármacos en pacientes con insuficiencia renal pueden variar según el fármaco, la indicación y el país de aprobación; por lo tanto, es importante consultar las guías de orientación locales. El uso de inhibidores de SGLT2 no está indicado en pacientes con nefropatía terminal (ESRD) que estén en diálisis. Una vez iniciados, los inhibidores de SGLT2 pueden continuarse, por lo general, independientemente de la TFG estimada; sin embargo, los pacientes deben ser monitorizados y puede ser necesaria una reducción de la dosis en algunos pacientes. La preocupación de que estos agentes puedan causar una lesión renal aguda ha sido refutada por los ensayos de resultados clínicos de la ERC avanzada.[63] Las recomendaciones pueden variar entre los medicamentos de esta clase y entre los países; por lo tanto, debe consultar las guías de práctica clínica locales para obtener más información.

Los agonistas del receptor de GLP-1 que se unen selectivamente y activan el receptor de GLP-1, la diana del GLP-1 nativo, son medicamentos antidiabéticos muy eficaces. También pueden mejorar los resultados renales independientemente del efecto reductor de la glucosa y además pueden presentar beneficios adicionales de pérdida de peso leve a moderada.[52][70] [ Cochrane Clinical Answers logo ] ​ Una revisión sistemática encontró que estos efectos pueden ser inferiores a los de los inhibidores de SGLT2 en pacientes con diabetes de tipo 2 con o sin albuminuria; sin embargo, no hay diferencias en el riesgo de eventos cardiovasculares adversos importantes.[71] Sin embargo, una revisión sistemática y un metanálisis de ensayos aleatorizados mostraron que los agonistas de los receptores de GLP-1, independientemente de su semejanza estructural, reducían el riesgo de empeoramiento de la función renal en pacientes con diabetes de tipo 2.[72] La ADA y KDIGO recomiendan el uso de un agonista del receptor GLP-1 con beneficio cardiovascular comprobado en pacientes con diabetes de tipo 2 y ERC, si no alcanzan su objetivo glucémico individualizado con metformina y/o un inhibidor del SGLT2, o si estos fármacos no son tolerados/contraindicados.[1][46] Sin embargo, la experiencia con los agonistas del receptor de GLP-1 en pacientes con disfunción renal es limitada (hay mucha más evidencia del beneficio de los inhibidores del SGLT2 con respecto a la ERC); por lo tanto, los agonistas del receptor de GLP-1 deben utilizarse con precaución.[52] En este sentido, se han informado episodios de daño renal aguda con esta clase de fármacos.[73] La liraglutida, albiglutida, dulaglutida y semaglutida no se excretan por vía renal y son los fármacos de preferencia en esta clase. Un análisis conjunto de dos ensayos controlados aleatorios en pacientes con diabetes de tipo 2 evaluó el efecto de liraglutida y semaglutida sobre los resultados renales del cambio de albuminuria, la pendiente anual del cambio de la TFG estimada y el tiempo hasta la reducción persistente de la TFG estimada desde el inicio; concluyó que estos fármacos ofrecían efectos protectores de los riñones que son más pronunciados en pacientes con ERC preexistente persistente.[74] La exenatida y la lixisenatida se eliminan por excreción renal y no deben utilizarse en algunos pacientes con insuficiencia renal. La exenatida (formulación de liberación inmediata) no se debe usar en pacientes con una TFG estimada <30 mL/min/1.73 m²; mientras que la formulación de liberación prolongada no debe utilizarse en pacientes con una TFG estimada <45 mL/min/1.73 m². La lixisenatida no debe usarse en pacientes con una TFG estimada <15 mL/min/1.73 m². Se requiere precaución en otros pacientes, y puede que sea necesario un ajuste de la dosis.

La combinación de inhibidores del SGLT2 y agonistas del receptor de GLP-1 ha demostrado su eficacia en el control glucémico y la mejoría del riesgo cardiovascular. La ADA afirma que se puede considerar el uso de esta combinación si los niveles de glucosa permanecen por encima del objetivo en la terapia con un inhibidor del SGLT2 o un agonista del receptor de GLP-1 solo.[1] Sin embargo, este enfoque sinérgico no parece tener beneficios renales adicionales a largo plazo.[75]

También se pueden utilizar inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4) (p.ej. la sitagliptina), pero puede ser necesario ajustar la dosis en función del grado de disfunción renal.[76] Los estudios informan que los inhibidores de la dipeptidil peptidasa-4 (DPP-4) pueden ser renoprotectores, aunque las evidencias de renoprotección son débiles en comparación con las de los inhibidores de SGLT2.[76] Los inhibidores de DPP-4 muestran efectos pleiotrópicos en modelos in vitro, al reducir la inflamación, la fibrosis y el daño oxidativo, lo que sugiere posibles efectos protectores de los riñones.[77]​ Aunque los ensayos existentes sugieren un posible beneficio en el avance de la enfermedad renal diabética, se necesitan más estudios para demostrar los beneficios específicos de los inhibidores de DPP-4 para los riñones.[77]​ La ADA/EASD informa que, a nivel de clase, los inhibidores de DPP-4 tienen un efecto neutral sobre el avance de la ERD.[1][50]​  También se pueden utilizar otros inhibidores de la DPP-4, como la saxagliptina y la linagliptina, en pacientes con ERC, incluida la nefropatía terminal (ESRD), aunque hay poca experiencia con su uso. La saxagliptina requiere un ajuste de dosis en pacientes con insuficiencia renal. La linagliptina tiene la ventaja de que no se depura por vía renal y, por lo tanto, no es necesario un ajuste de la dosis.

Si se requieren otros agentes para el control glucémico, la glipizida es el agente sulfonilúreo de elección debido a que su metabolito presenta poca o ninguna actividad hipoglucemiante.[49] La glimepirida también es aceptable, pero no se debe usar gliburida, debido a la acumulación de metabolitos activos y al mayor riesgo de hipoglucemia. La nateglinida es una meglitinida que no se elimina por vía renal y se considera, dentro de su clase de fármaco, como la más segura para la enfermedad renal crónica (ERC).[78]

Los pacientes con diabetes y ERC están en riesgo de hipoglucemia, debido al deterioro del aclaramiento de medicamentos tales como la insulina y muchos fármacos hipoglucemiantes orales, y también compromiso de la gluconeogénesis renal.

Las guías de práctica clínica actuales de EE. UU. recomiendan mantener la HbA1c en <7% (53 mmol/mol) para hombres y mujeres adultas no embarazadas con diabetes, lo que señala que establecer un objetivo glucémico durante las consultas probablemente mejore los resultados de los pacientes.[1]​ Unos objetivos menos estrictos pueden ser adecuados para los niños muy pequeños, los adultos de edad avanzada, personas frágiles, las personas con antecedentes de hipoglucemia grave y las que tienen una esperanza de vida limitada, complicaciones microvasculares o macrovasculares avanzadas o afecciones comórbidas.[1] Las guías de práctica clínica del KDIGO indican que los objetivos individualizados de HbA1c deben oscilar entre <6.5% y <8.0% (47.5 a 63.9 mmol/mol) en pacientes con diabetes y ERC no tratados con diálisis.[32] Añade que la consecución segura de objetivos de HbA1c más bajos (p. ej., <6.5% o <7.0% [<47.5 mmol/mol o <53 mmol/mol]) puede facilitarse mediante la monitorización continua de la glucosa o la automonitorización de la glucemia y mediante la selección de fármacos reductores de la glucosa que no se asocien a hipoglucemia.[32] Los objetivos del tratamiento deben estar individualizados y debe tenerse en cuenta la edad, el avance de la enfermedad y el riesgo macrovascular del paciente, así como el estilo de vida y las capacidades del paciente en lo que respecta al manejo de la enfermedad.[81]

Las guías de práctica clínica del Reino Unido recomiendan establecer objetivos de HbA1c individualizados en discusión con el paciente. Un objetivo del 6.5% (48 mmol/mol) es adecuado para la mayoría de los adultos. Se puede utilizar un objetivo del 7.0% (53 mmol/mol) para los adultos que reciben fármacos asociados a la hipoglucemia.[97]

El beneficio del control glucémico intensivo para la nefropatía sigue estando poco claro. En un estudio, el manejo intensivo en comparación con el control habitual en pacientes con diabetes de tipo 2 detectados mediante cribado (incluido el control glucémico) no se asoció con reducciones significativas en la frecuencia de los eventos microvasculares a los 5 años.[85] El tratamiento intensivo de la hiperglucemia puede prevenir el desarrollo de una albuminuria moderadamente elevada, así como la progresión a una albuminuria gravemente elevada, aunque hay poca evidencia de que frene la progresión de la ERC establecida.[29][80] [ Cochrane Clinical Answers logo ]

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inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o antagonista de los receptores de la angiotensina II

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

El tratamiento de la hipertensión reduce la progresión de la enfermedad renal diabética.[11] La PA probablemente debería mantenerse ≤130/80 mmHg en pacientes con albuminuria o proteinuria evidente.[101][103]

En los pacientes diabéticos de tipo 2 con un aumento moderado de la albuminuria, los IECA y los antagonistas de los receptores de la angiotensina II han demostrado que ralentizan el avance de la nefropatía diabética.[113][152]

Los inhibidores de la ECA y los antagonistas de los receptores de la angiotensina II han demostrado ser igualmente protectores en la progresión de la nefropatía diabética en la diabetes de tipo 2 con albuminuria moderadamente elevada.[153]

Opciones primarias

captopril: 25-50 mg por vía oral tres veces al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

enalapril: 2.5 a 20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

lisinopril: 2.5 a 40 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

ramipril: 2.5 a 20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

trandolapril: 0.5 a 8 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

losartán: 25-100 mg por vía oral una vez al día

O

valsartán: 80-320 mg por vía oral una vez al día

O

candesartán: 4-32 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

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antagonista de los receptores mineralocorticoides no esteroideos

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

La finerenona, un antagonista no esteroideo de los receptores mineralocorticoides, es el primer antagonista de los receptores mineralocorticoides que ha demostrado resultados renales y cardiovasculares positivos en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) asociada a la diabetes de tipo 2.[132][133]​​

Para las personas con diabetes de tipo 2 y ERC con albuminuria tratadas con dosis máximas toleradas de IECA o antagonistas de los receptores de angiotensina II, que tienen un mayor riesgo de eventos cardiovasculares o avance de la ERC, la ADA recomienda agregar finerenona.[1]​​ El NICE hace recomendaciones similares, y las guías de práctica clínica de la KDIGO recomiendan un antagonista no esteroideo del receptor mineralocorticoide con beneficio renal o cardiovascular demostrado para los pacientes con diabetes de tipo 2 y una TFG estimada de ≥25 ml/min/1.73 m², concentración sérica de potasio normal y albuminuria (≥30 mg/g [≥ 3 mg/mmol]), pese a la dosis máxima tolerada de un IECA/antagonista del receptor de la angiotensina-II.[32][126]​ Los antagonistas no esteroideos de los receptores de mineralocorticoides son los más adecuados para los pacientes con diabetes de tipo 2 que presentan un riesgo alto de avance de la enfermedad renal crónica y de eventos cardiovasculares, como muestra una albuminuria persistente a pesar de otros tratamientos estándar.[32] ​ Las guías de práctica clínica del KDIGO recomiendan que los inhibidores de SGLT2 se inicien antes de añadir un antagonista no esteroideo de los receptores mineralocorticoides para el tratamiento de la diabetes de tipo 2 y la ERC.[32] Además, la finerenona puede añadirse a un inhibidor de la IECA/antagonista del receptor de la angiotensina-II solo para pacientes que no toleren o no sean candidatos a un inhibidor de SGLT2.

La finerenona presenta un menor riesgo de hiperpotasemia y/o insuficiencia renal aguda en comparación con la espironolactona. Los análisis FIGARO-DKD demuestran que la finerenona reduce la insuficiencia cardíaca (IC) de nueva aparición y mejora otros resultados en la IC en pacientes con ERC y diabetes tipo 2, independientemente de los antecedentes de IC.[128]​ Según los estudios, los pacientes con diabetes de tipo 2 y ERC con una relación de albumina/creatina urinaria (RACu) elevada (de 30 a <300 mg/g), y TFG estimada de 25-90 mL/min/1.73 m² son candidatos al tratamiento con finerenona. El análisis preespecificado de datos agrupados de eficacia y seguridad del estudio FIDELITY, que incorporó a pacientes tanto de FIDELIO como de FIGARO, mostró una reducción del 14% en el evento combinado de muerte cardiovascular, infarto de miocardio no fatal, ictus no fatal e ingreso hospitalario por insuficiencia cardiaca para la finerenona, en comparación con placebo, así como una reducción del 23% para la combinación de eventos renales, consistente en una disminución sostenida ≥57% de la TFG estimada con respecto al valor inicial durante ≥4 semanas, o muerte de causa renal. La finerenona debe utilizarse como terapia adicional en los pacientes que ya están con un tratamiento optimizado mediante inhibidores de la ECA/antagonistas de los receptores de la angiotensina-II, y puede utilizarse simultáneamente con los inhibidores de SGLT2. [32]

Opciones primarias

finerenona: 10-20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el nivel de insuficiencia renal

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modificaciones del estilo de vida

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Abandono del hábito de fumar: se recomienda encarecidamente el abandono del hábito de fumar, ya que los estudios documentan una relación entre el tabaquismo y la pérdida de la tasa de filtración glomerular (TFG). Aún no se comprende íntegramente cuáles son los mecanismos subyacentes de los efectos renales adversos del tabaquismo. Más allá de su efecto sobre el avance de la insuficiencia renal, el tabaquismo es además un factor de riesgo cardiovascular importante en pacientes con ERC.[142] Ver el apartado Abandono del tabaco​.

Nutrición: se recomienda la terapia nutricional médica por parte de un dietista titulado para las personas con diabetes tipo 1 o tipo 2.[28][140]​ Una serie de 3 a 4 visitas iniciales proporciona resultados positivos, incluso disminución en la HbA1c, los lípidos y el peso, un ajuste positivo de medicamentos y un descenso en las comorbilidades. Además, los pacientes deben realizar una visita de seguimiento anualmente.[140] Se deben evitar las dietas elevadas en proteínas.[4]​ Sin embargo, cada paciente debe ser evaluado individualmente para sopesar los beneficios de una dieta moderada en proteínas (y la consiguiente evitación de la aminoaciduria y la hiperfiltración); deben evitarse las dietas bajas en proteínas (0.6 g/kg) debido al riesgo de desnutrición.[28][144]​​​Para las personas con enfermedad renal crónica no dependiente de la diálisis, la ingesta de proteínas en la dieta debe ser de aproximadamente 0.8 g/kg de peso corporal al día (la dosis diaria recomendada).[1]​​[32]​ Una revisión sistemática no logró mostrar el beneficio de la restricción proteica en la insuficiencia renal.[145] [ Cochrane Clinical Answers logo ] ​ Es beneficiosa la ingesta limitada de grasas saturadas, colesterol y sodio (2 g/día).[1][144]​​ La restricción de sal puede prevenir la aparición o retardar el avance de la nefropatía diabética en diabéticos y potencia los efectos protectores renales y cardiovasculares de los antagonistas de los receptores de la angiotensina-II.[123][145][147]​​ A pesar de que se recomiendan los multivitamínicos, se ha observado que dosis altas de vitamina B aumentan los eventos vasculares.[146]

Ejercicio físico: las guías de práctica clínica del KDIGO recomiendan que las personas con insuficiencia renal diabética realicen una actividad física de intensidad moderada durante un tiempo acumulado de, al menos, 150 minutos a la semana, o hasta un nivel compatible con su tolerancia cardiovascular y física.[32]

No se recomienda el uso de cigarros electrónicos como alternativa al tabaquismo ni para facilitar el abandono del hábito de fumar.[1]​​

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Considerar – 

control de lípidos

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes que padecen enfermedad renal diabética presentan de 5 a 10 veces más probabilidades de morir por causas cardiovasculares que de alcanzar nefropatía terminal (ESRD) que requiera terapia de reemplazo renal (diálisis o trasplante).[151]

Las estatinas tienden a ser beneficiosas, debido a sus propiedades antiinflamatorias y a la correlación entre inflamación en la enfermedad renal crónica (ERC) y la morbilidad cardiovascular asociada.

Los pacientes con diabetes de entre 40 y 75 años sin enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) deben recibir una terapia con estatinas de intensidad moderada.[1]​ El tratamiento con estatinas de intensidad moderada también puede ser adecuado para las personas de 20 a 39 años en presencia de factores de riesgo adicionales de ASCVD.[1] En pacientes con diabetes de 40 a 75 años que presentan un mayor riesgo de ECV, incluidos aquellos con un factor de riesgo de ASCVD ≥1, se recomienda el uso de tratamiento con estatinas de alta intensidad para reducir el colesterol LDL en ≥50% y lograr un objetivo de <70 mg/dL de colesterol LDL.[1] En esta población, la adición de ezetimiba, o un anticuerpo monoclonal inhibidor de la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 (PCSK9)(p. ej., alirocumab, evolocumab), al tratamiento con estatinas máximamente tolerado puede ser razonable, especialmente en pacientes con múltiples factores de riesgo de ASCVD y un colesterol LDL ≥70 mg/dL.[1] En pacientes con diabetes mayores de 75 años puede ser razonable iniciar un tratamiento con estatinas de intensidad moderada después de analizar los posibles beneficios y riesgos; para aquellos que ya están en tratamiento con estatinas, es razonable continuar con este tratamiento.[1] El tratamiento con estatinas está contraindicado durante el embarazo.[1]

La guía de práctica clínica de la Endocrine Society recomienda que los adultos con diabetes de tipo 2 con ERC (estadios 1-4) y tras un trasplante renal reciban un tratamiento con estatinas independientemente de la puntuación de riesgo cardiovascular para reducir el riesgo cardiovascular. En los adultos con diabetes tipo 1 con ERC (estadios 1-4), la Endocrine Society recomienda el tratamiento con estatinas, independientemente de la puntuación de riesgo cardiovascular, para reducir el riesgo cardiovascular, y añade que al considerar la elección de la estatina hay que tener en cuenta la depuración renal de la misma. La pitavastatina, la pravastatina y la rosuvastatina se eliminan al menos parcialmente por el riñón, mientras que la atorvastatina, la fluvastatina, la lovastatina y la sinvastatina se eliminan por el hígado. Todas las estatinas requieren ajustes de dosis en la ERC, excepto la atorvastatina y la fluvastatina.[136]

En el estudio SHARP, una disminución del colesterol tipo lipoproteínas de baja densidad (LDL) como resultado de tratamiento con simvastatina y ezetimiba redujo la incidencia de eventos ateroscleróticos graves en un gran numero de pacientes con ERC avanzada.[141]

Opciones primarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

O

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

O

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

Opciones secundarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

o

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

o

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

--Y--

ezetimiba: 10 mg por vía oral una vez al día

Opciones terciarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

o

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

o

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

--Y--

alirocumab: 75-150 mg por vía subcutánea cada 2 semanas; o 300 mg por vía subcutánea cada 4 semanas

o

evolocumab: 140 mg por vía subcutánea cada 2 semanas; o 420 mg por vía subcutánea una al mes

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más – 

añadir un antagonista del calcio y/o un diurético tipo tiazida y/o un betabloqueante

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Se requiere tratamiento antihipertensivo adicional en la mayoría de los pacientes para alcanzar los objetivos de presión arterial (PA).[108][122]

Los bloqueadores de los canales de calcio con dihidropiridina, los diuréticos tipo tiazida o los betabloqueantes se utilizan habitualmente como fármacos complementarios y pueden utilizarse en combinación como terapia triple (es decir, con un inhibidor IECA o un antagonista de los receptores de la angiotensina-II) si es necesario.[122][123]​ Al IECA o al antagonista de los receptores de la angiotensina II solo se le pueden añadir dos fármacos de los enumerados a continuación.

Los diuréticos son casi siempre necesarios para controlar la PA en la nefropatía diabética avanzada. Aunque los diuréticos de asa han sido durante mucho tiempo la piedra angular del tratamiento en este tipo de pacientes, el ensayo CLICK demostró que la clortalidona (un diurético similar a la tiazida) con o sin un diurético de asa también es eficaz en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) avanzada.[124] Aunque los diuréticos son, por lo general, ineficaces para el manejo de la presión arterial en pacientes sometidos a diálisis debido al importante deterioro de la función renal, en pacientes seleccionados con una función renal residual, los diuréticos de asa pueden aún ser eficaces para la prevención de la sobrecarga hídrica y la hipertensión, como terapia adyuvante a la ultrafiltración durante la diálisis.[103]

Los betabloqueantes pueden enmascarar los síntomas de la hipoglucemia, pero pueden utilizarse como tratamiento complementario en pacientes que requieren múltiples fármacos para alcanzar los objetivos de PA o en aquellos con otra indicación para el uso de betabloqueantes (p. ej., cardiopatía isquémica).[122]

La monitorización de la presión arterial en el domicilio puede ser beneficioso para monitorizar la respuesta al tratamiento. La reducción intensiva de la PA proporciona protección contra la insuficiencia renal, especialmente entre aquellos que presentan proteinuria.[103]

Opciones primarias

amlodipino: 2.5 mg por vía oral una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 10 mg/día

o

felodipino: 2.5 mg por vía oral una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 10 mg/día

o

nifedipino: 30-60 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 90 mg/día

o

diltiazem: 120-180 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 480 mg/día

--Y/O--

hidroclorotiazida: 12.5 a 50 mg por vía oral una vez al día

o

clortalidona: 12.5 a 50 mg por vía oral una vez al día

--Y/O--

carvedilol: 6.25 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 50 mg/día

o

metoprolol: 50 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 450 mg/día

en diálisis peritoneal o hemodiálisis

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Primera línea – 

control glucémico

En todos los pacientes con diabetes de tipo 1, independientemente de si están recibiendo diálisis o no, se requiere el tratamiento con insulina. Los pacientes con diabetes de tipo 2 que están en diálisis (por ejemplo, debido a una enfermedad renal terminal [ESRD]) se tratan de manera preferente con insulina. Por lo general, la insulina se administra por vía subcutánea.

Hay evidencia que sugiere que se pueden utilizar dosis bajas de glipizida o sitagliptina en pacientes sometidos a diálisis con diabetes de tipo 2. Estos fármacos hipoglucémicos orales se pueden utilizar tanto en lugar de la insulina como agregados a la insulina. No hay evidencia para apoyar el uso de repaglinida en pacientes sometidos a diálisis.

Los pacientes con diabetes y enfermedad renal crónica (ERC) están en riesgo de presentar hipoglucemia, debido al deterioro del aclaramiento de medicamentos como la insulina y muchos fármacos hipoglucemiantes orales, y también a la alteración de la gluconeogénesis renal.

Las guías de práctica clínica actuales de EE. UU. recomiendan mantener la HbA1c en <7% (53 mmol/mol) para hombres y mujeres adultas no embarazadas con diabetes, lo que señala que establecer un objetivo glucémico durante las consultas probablemente mejore los resultados de los pacientes.[1]​ Unos objetivos menos estrictos pueden ser adecuados para los niños muy pequeños, los adultos de edad avanzada, personas frágiles, las personas con antecedentes de hipoglucemia grave y las que tienen una esperanza de vida limitada, complicaciones microvasculares o macrovasculares avanzadas o afecciones comórbidas.[1] Los objetivos del tratamiento deben estar individualizados y debe tenerse en cuenta la edad, el avance de la enfermedad y el riesgo macrovascular del paciente, así como el estilo de vida y las capacidades del paciente en lo que respecta al manejo de la enfermedad.[81] Las mediciones de HbA1c deben usarse con precaución en personas con diabetes en diálisis, ya que pueden no proporcionar un reflejo fiel del control glucémico; se deben ofrecer estimaciones directas de glucosa mediante el autocontrol de la glucosa en sangre, y se debe considerar la monitorización continua de la glucosa.[98]​ En 2014 se publicó un informe de una conferencia de consenso conjunta sobre la enfermedad renal diabética convocada por la Asociación Estadounidense de Diabetes, la Sociedad Estadounidense de Nefrología y la Fundación Nacional del Riñón; los autores recomendaron que "las decisiones específicas sobre el tratamiento deberían basarse en el autocontrol de la glucosa en sangre"; también se recomendó la medición de HbA1c, "ya que la tendencia de los niveles puede ayudar en las decisiones terapéuticas".[99]

Las guías de práctica clínica del Reino Unido recomiendan establecer objetivos de HbA1c individualizados en discusión con el paciente. Un objetivo del 6.5% (48 mmol/mol) es adecuado para la mayoría de los adultos. Se puede utilizar un objetivo del 7.0% (53 mmol/mol) para los adultos que reciben fármacos asociados a la hipoglucemia.[97]

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más – 

inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) o antagonista de los receptores de la angiotensina II

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

El manejo de la hipertensión es un reto en este grupo de población y requiere una revisión especializada.[154]

En pacientes en diálisis, el objetivo de presión arterial (PA) generalmente debe ser <130/80 mmHg.

Existen pocos datos sobre la eficacia del bloqueo del sistema renina-angiotensina en pacientes con diabetes y nefropatía terminal (ESRD); sin embargo, el uso de estos agentes puede mejorar los resultados cardiovasculares y disminuir la mortalidad.[155]

Opciones primarias

captopril: 25-50 mg por vía oral tres veces al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

enalapril: 2.5 a 20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

lisinopril: 2.5 a 40 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

ramipril: 2.5 a 20 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

trandolapril: 0.5 a 8 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

O

losartán: 25-100 mg por vía oral una vez al día

O

valsartán: 80-320 mg por vía oral una vez al día

O

candesartán: 4-32 mg por vía oral una vez al día; la dosis debe ajustarse según el grado de insuficiencia renal

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modificaciones del estilo de vida

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Abandono del hábito de fumar: se recomienda encarecidamente el abandono del hábito de fumar, ya que los estudios documentan una relación entre el tabaquismo y la pérdida de la tasa de filtración glomerular (TFG). Aún no se comprende íntegramente cuáles son los mecanismos subyacentes de los efectos renales adversos del tabaquismo. Más allá de su efecto sobre el avance de la insuficiencia renal, el tabaquismo es además un factor de riesgo cardiovascular importante en pacientes con ERC.[142] Ver el apartado Abandono del tabaco​.

Nutrición: se recomienda la terapia nutricional médica por parte de un dietista titulado para las personas con diabetes tipo 1 o tipo 2.[28][140] Una serie de 3 a 4 visitas iniciales proporciona resultados positivos, incluso disminución en la HbA1c, los lípidos y el peso, un ajuste positivo de medicamentos y un descenso en las comorbilidades. Además, los pacientes deben realizar una visita de seguimiento anualmente.[140]

Se deben evitar las dietas elevadas en proteínas.[4] Sin embargo, cada paciente debe ser evaluado individualmente para sopesar los beneficios de una dieta moderada en proteínas (y la consiguiente evitación de la aminoaciduria y la hiperfiltración); deben evitarse las dietas bajas en proteínas (0.6 g/kg) debido al riesgo de desnutrición.[28][144]​ Una revisión sistemática no logró mostrar el beneficio de la restricción proteica en la insuficiencia renal.[145] [ Cochrane Clinical Answers logo ] ​​ Para las personas con enfermedad renal crónica no dependiente de la diálisis, la ingesta de proteínas en la dieta debe ser de aproximadamente 0.8 g/kg de peso corporal al día (la dosis diaria recomendada).[1]​​[32]​ Sin embargo, el caso de los pacientes en diálisis, deben considerarse niveles más altos de ingesta proteica en la dieta, ya que la desnutrición desperdicio de energía proteica es un problema importante en este grupo.[1][146]​ Es beneficiosa la ingesta limitada de grasas saturadas, colesterol y sodio (2 g/día).[1][144] La restricción de sal puede prevenir la aparición o retardar el avance de la nefropatía diabética en diabéticos y potencia los efectos protectores renales y cardiovasculares de los antagonistas de los receptores de la angiotensina-II.[123][145][147]​​​ ​ A pesar de que se recomiendan los multivitamínicos, se ha observado que dosis altas de vitamina B aumentan los eventos vasculares.[146]

Ejercicio físico: las guías de práctica clínica del KDIGO recomiendan que las personas con insuficiencia renal diabética realicen una actividad física de intensidad moderada durante un tiempo acumulado de, al menos, 150 minutos a la semana, o hasta un nivel compatible con su tolerancia cardiovascular y física.[32]

No se recomienda el uso de cigarros electrónicos como alternativa al tabaquismo ni para facilitar el abandono del hábito de fumar.[1]

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estatina

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los pacientes que padecen enfermedad renal diabética presentan de 5 a 10 veces más probabilidades de morir por causas cardiovasculares que de alcanzar nefropatía terminal (ESRD) que requiera terapia de reemplazo renal (diálisis o trasplante).[151]

Las estatinas tienden a ser beneficiosas, debido a sus propiedades antiinflamatorias y a la correlación entre inflamación en la enfermedad renal crónica (ERC) y la morbilidad cardiovascular asociada.

En los pacientes en diálisis, se recomienda continuar el tratamiento con estatinas si el paciente ya estaba recibiendo estos fármacos, pero el tratamiento con estatinas no debe iniciarse para la prevención de enfermedades cardiovasculares (ECV) debido a la falta de evidencia de beneficio en la erfermedad renal terminal (ESRD).[134][135]​ Además, los pacientes en diálisis con ECV establecida y/o con eventos cardiovasculares (como el infarto de miocardio) pueden recibir estatinas de forma adecuada. Los pacientes que presentan una enfermedad cardiovascular ateroesclerótica establecida (ASCVD) deben recibir tratamiento con estatinas de alta intensidad.[1]

Opciones primarias

atorvastatina: intensidad moderada: 10-20 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 40-80 mg por vía oral una vez al día

O

rosuvastatina: intensidad moderada: 5-10 mg por vía oral una vez al día; intensidad alta: 20-40 mg por vía oral una vez al día

O

fluvastatina: intensidad moderada: 40 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día; o 80 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día

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consideración para trasplante renopancreático

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

La diabetes es la causa más frecuente de enfermedad renal terminal que requiere terapia renal sustitutiva (TRS). La TRS no solo es lenta y presenta efectos secundarios incómodos, como calambres, fatiga y estenosis venosa central, sino que también se asocia con una morbilidad y mortalidad significativas. El trasplante de páncreas-riñón debe considerarse en pacientes con diabetes tipo 1 y pacientes seleccionados con diabetes tipo 2. El trasplante renopancreático no solo libera a los pacientes de la necesidad de TRS, sino que también ofrece un beneficio significativo en la supervivencia. Con los protocolos quirúrgicos e inmunosupresores modernos, la supervivencia del paciente a los 5 años es del 95%, la del riñón es del 90%, y la del páncreas es superior al 80%.[149] En los EE. UU., en 2013, se realizaron 760 trasplantes renopancreáticos simultáneos, 127 trasplantes de páncreas aislados y 107 trasplantes de páncreas después del trasplante renal.[150]

Los receptores del trasplante renopancreático simultáneo son generalmente más jóvenes (≤60 años), que los receptores de un trasplante renal (≤70 años). Se puede considerar a los pacientes con diabetes de tipo 2 si no presentan una resistencia significativa a la insulina (péptido C >2 e índice de masa corporal <30). Además, los receptores deben tener una TFG <20 mL/min/1.73 m² o ser dependientes de diálisis. Deben pasar por una estricta evaluación cardiovascular, psicosocial y anatómica (angiografía por tomografía computarizada).[149]

Se deben continuar otras estrategias de manejo, según sea necesario.

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añadir un antagonista del calcio y/o un diurético tipo tiazida y/o un betabloqueante

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

Se requiere tratamiento antihipertensivo adicional en la mayoría de los pacientes para alcanzar los objetivos de presión arterial (PA).[108][122]

Los bloqueadores de los canales de calcio con dihidropiridina, los diuréticos tipo tiazida o los betabloqueantes se utilizan habitualmente como fármacos complementarios y pueden utilizarse en combinación como terapia triple (es decir, con un inhibidor IECA o un antagonista de los receptores de la angiotensina-II) si es necesario.[122][123] Al IECA o al antagonista de los receptores de la angiotensina II solo se le pueden añadir dos fármacos de los enumerados a continuación.

Los diuréticos son casi siempre necesarios para controlar la PA en la nefropatía diabética avanzada. Aunque los diuréticos de asa han sido durante mucho tiempo la piedra angular del tratamiento en este tipo de pacientes, el ensayo CLICK demostró que la clortalidona (un diurético similar a la tiazida) con o sin un diurético de asa también es eficaz en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) avanzada.[124] Aunque los diuréticos son, por lo general, ineficaces para el manejo de la presión arterial en pacientes sometidos a diálisis debido al importante deterioro de la función renal, en pacientes seleccionados con una función renal residual, los diuréticos de asa pueden aún ser eficaces para la prevención de la sobrecarga hídrica y la hipertensión, como terapia adyuvante a la ultrafiltración durante la diálisis.[103]

Los betabloqueantes pueden enmascarar los síntomas de la hipoglucemia, pero pueden utilizarse como tratamiento complementario en pacientes que requieren múltiples fármacos para alcanzar los objetivos de PA o en aquellos con otra indicación para el uso de betabloqueantes (p. ej., cardiopatía isquémica).[122]

Opciones primarias

amlodipino: 2.5 mg por vía oral una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 10 mg/día

o

felodipino: 2.5 mg por vía oral una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 10 mg/día

o

nifedipino: 30-60 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 90 mg/día

o

diltiazem: 120-180 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 480 mg/día

--Y/O--

hidroclorotiazida: 12.5 a 50 mg por vía oral una vez al día

o

clortalidona: 12.5 a 50 mg por vía oral una vez al día

--Y/O--

carvedilol: 6.25 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 50 mg/día

o

metoprolol: 50 mg por vía oral (liberación inmediata) dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 450 mg/día

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