Complicaciones
La infección profunda comprende osteomielitis o masa de inflamación de tejido paravertebral. Se produce en un 10% de los pacientes con traumatismo.[172] La infección superficial puede responder a los antibióticos mientras que la infección profunda requiere irrigación y desbridamiento.[72] A medida que las técnicas mínimamente invasivas se están convirtiendo en el estándar de oro, la incidencia de infecciones probablemente disminuirá.[10]
Asociada al tratamiento conservador. La evidencia sugiere que el tratamiento no quirúrgico se asocia a un empeoramiento significativo de la deformidad en un seguimiento de 8 años: compresión (50%), giba (joroba o inflamación) (23%), colapso del disco (23%), escoliosis (23%) y espondilosis (46%).[171]
Se debería evaluar a los pacientes por inestabilidad, deformidad, unión inexistente o defectuosa y compresión neurológica persistente. Si no se encuentra ninguna de las anteriores, se debe considerar la realización de una fisioterapia intensiva. Si incluso la fisioterapia fracasa, considere la posibilidad de remitir al paciente para que sea evaluado por el equipo multidisciplinar de tratamiento del dolor.
Se informa tromboembolia en el 18% al 100% de los casos, según la técnica de diagnóstico usada, el tiempo transcurrido desde la lesión y los factores de riesgo concurrentes.[69] Si no se usa profilaxis, se calcula que la incidencia es del 40% en los pacientes con lesión aguda de la médula espinal. Dos de los factores de riesgo principales que contribuyen a la trombosis son la hipercoagulabilidad y la estasis debido a parálisis muscular.
Los pilares del tratamiento y la prevención son las medias de compresión, los dispositivos de presión intermitente y la anticoagulación.[10][11][169][170]
Se informa tromboembolia en el 18% al 100% de los casos, según la técnica de diagnóstico usada, el tiempo transcurrido desde la lesión y los factores de riesgo concurrentes.[69] Si no se usa profilaxis, se calcula que la incidencia es del 40% en los pacientes con lesión aguda de la médula espinal. Dos de los factores de riesgo principales que contribuyen a la trombosis son la hipercoagulabilidad y la estasis debido a parálisis muscular. La embolia pulmonar se produce en aproximadamente el 5% de los pacientes con traumatismo con lesión aguda de la médula espinal.
Los pilares del tratamiento y la prevención son las medias de compresión, los dispositivos de presión intermitente y la anticoagulación.[11][169][170]
Cuando el reposo en cama es prolongado, pueden surgir problemas respiratorios. Esta complicación se puede evitar con rehabilitación y fisioterapia tempranas.
El flujo de entrada retrógrado de organismos e infección es frecuente en los pacientes con vaciado deficiente de la vejiga.[173]
Existe evidencia que sugiere que la perforación cortical pedicular se produce en el 21% de los pacientes con fijación mediante tornillos pediculares, independientemente de la experiencia quirúrgica, el tamaño de los tornillos y el nivel de la columna vertebral. La evidencia del Scoliosis Research Society Morbidity and Mortality Committee en 1987 sugiere que la lesión neurológica se produce en el 3.2% de los pacientes, la fractura del tornillo pedicular en el 4.2%, la fuga de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el 4.2%, la infección posquirúrgica profunda en el 4%, la neuropraxia transitoria en el 2.4% y la lesión de la raíz nerviosa permanente en el 2.3%.[69]
Se puede producir después de una denervación o desvascularización. Los abordajes transmusculares en la cirugía anterior pueden conducir a hernias.
La incidencia de lesiones vasculares iatrogénicas durante la cirugía de columna torácica y lumbar es baja, pero se asocia a una tasa de mortalidad global de hasta un 65%, de la cual menos del 1% para los abordajes anteriores y más del 50% para los posteriores.[174][175] La reparación de suturas y las técnicas endovasculares son útiles en el tratamiento de estas complicaciones graves.[174]
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