Etiología
El absceso hepático piógeno es a menudo una infección polimicrobiana. Los organismos aislados con mayor frecuencia son Escherichia coli, especies de Klebsiella, Streptococcus constellatus, S anginosus, S intermedius (los tres organismos del género Streptococcus se clasifican como el grupo Streptococcus anginosis), otras especies estreptocócicas, Enterococcus y anaerobios, incluidos Bacteroides fragilis y Fusobacterium necrophorum.[4][6][8][15][16][17][18]Las especies de Staphylococcus aureus y Pseudomonas son causas menos frecuentes de absceso hepático. La colangitis piógena recurrente (asociada con la hepatolitiasis), debido a la Salmonella typhi, puede causar absceso hepático piógeno. Los abscesos causados por Klebsiella pneumoniae hipervirulenta se han relacionado con complicaciones extrahepáticas, incluida la endoftalmitis y las infecciones del sistema nervioso central.[16][17] La incidencia del absceso hepático por Klebsiella va en aumento.[17] Los huéspedes inmunocomprometidos pueden presentar abscesos hepáticos fúngicos. El absceso amebiano se puede presentar tras una infección por el parásito Entamoeba histolytica.[2] La infección por E histolytica (con un posible desarrollo del absceso amebiano) es endémica en América Central, América del Sur, África y Asia.[11] En países desarrollados, se observa con mayor frecuencia en inmigrantes y viajeros de zonas endémicas.[2][12][13]
Fisiopatología
Los abscesos hepáticos se forman por la propagación de infecciones de una de las siguientes fuentes:[8]
Árbol biliar
Vena porta
Venas hepáticas
Propagación de infecciones contiguas
Traumatismo penetrante
Las vías biliares son la fuente identificable más frecuente de absceso hepático piógeno. Los abscesos también pueden formarse por propagación de la infección a lo largo de vías vasculares.[19] Históricamente, el absceso hepático piógeno era más frecuentemente una complicación de una apendicitis no tratada o tratada inadecuadamente; la diverticulitis es otro mecanismo que puede provocar piemia portal y absceso hepático piógeno.[20] La vena porta drena sangre del tracto gastrointestinal (GI), de la vesícula biliar y del páncreas. Un absceso hepático puede ser provocado por una pileflebitis (inflamación de la vena porta), debido a una enfermedad inflamatoria intestinal, pancreatitis, apendicitis o diverticulitis. Un cuerpo extraño migrado también puede asociarse a un absceso hepático.[21] Otras afecciones subyacentes relacionadas con un mayor riesgo de absceso hepático son las siguientes:
Diabetes mellitus[22]
Cáncer (ya sea carcinoma hepatocelular o cáncer primario extrahepático)
Cirrosis[23]
Trasplante hepático previo[3]
Enfermedad cardiopulmonar[15]
Inmunocompromiso[2]
El absceso hepático puede ocurrir tras una quimioembolización o ablación percutánea de neoplasias hepáticas, una esfinterotomía biliar endoscópica, una crioterapia hepática u otra instrumentación del sistema hepatobiliar.[24] En aproximadamente el 40% de los casos, no se identifica la causa específica del absceso hepático.[20] Dichos casos podrían ser el resultado de una bacteriemia en pacientes con una dentadura deteriorada. La bacteriemia, la endocarditis u otras infecciones intravasculares no son complicaciones frecuentes del absceso hepático.
Clasificación
Clasificación tradicional de los abscesos hepáticos
Absceso piógeno
Por lo general, hace referencia a causas de origen bacteriano.
Las personas inmunosuprimidas pueden padecer una infección fúngica que complica el proceso subyacente.
Amebiano
Causada por una infección por el parásito Entamoeba histolytica.
Los pacientes provienen de zonas endémicas o las han visitado.[2]
El uso de este contenido está sujeto a nuestra cláusula de exención de responsabilidad