Epidemiología

Las mutaciones en el grupo de genes de la beta globina ocurren con frecuencias altas (>1%) en regiones que incluyen el Mediterráneo, el Medio Oriente, el norte de África, India y casi todo el sudeste de Asia.[3]

Estas mutaciones surgieron de manera espontánea y se propuso que el estado de portador para este trastorno y otros trastornos como la anemia falciforme pueden otorgar una ventaja de supervivencia en áreas en las que la malaria es endémica.[4]La parasitemia de Plasmodium falciparum se reduce in vitro en la beta-talasemia.[5] La mayor concentración de hemoglobina fetal (Hb F) que se encuentra en los eritrocitos de las personas con hemoglobinopatías inhibe el desarrollo del parásito de la malaria, pero el mecanismo de este efecto no se conoce bien.[6][7]

Si bien la prevalencia de estas mutaciones es baja en las poblaciones del norte de Europa y en América del Norte, la inmigración generalizada dio lugar a la distribución mundial.[8] Aproximadamente, el 1.5% de la población mundial es heterocigota (portadora) de beta-talasemias.[9]

La heterocigosidad compuesta de la beta-talasemia con mutaciones de la hemoglobina E puede presentar un fenotipo similar al de la beta-talasemia mayor o intermedia. La frecuencia de los genes para la mutación de la hemoglobina E es alta en Tailandia, Laos, Camboya y partes del sur de China.[10]

Se calcula que más del 90% de los niños que nacen con síndromes significativos de beta-talasemia proceden de Asia, India y Oriente Medio, y un gran número de ellos presentan mutaciones de la hemoglobina E.[11] En el mundo desarrollado, el cribado de recién nacidos asegura el diagnóstico temprano y la derivación al servicio de hematología adecuado para el manejo.

El uso de este contenido está sujeto a nuestra cláusula de exención de responsabilidad