Abordaje

Los síntomas más frecuentes de la osteoartritis (OA) son dolor en las articulaciones, rigidez e inflamación ocasional. La OA afecta más comúnmente a la rodilla, la cadera, las pequeñas articulaciones de la mano (articulaciones interfalángicas proximales [IFP] e interfalángicas distales [IFD]) y la columna vertebral (especialmente las regiones lumbar y cervical). En otras articulaciones (p. ej., el tobillo y la muñeca), la OA es poco frecuente y generalmente existe una etiología subyacente (p. ej., artropatía cristalina, traumatismo).

Antecedentes

Hay más pacientes presentes entre los 50 y los 60 años, ya que la OA es más frecuente a esta edad, con un mayor número de mujeres que de hombres.[9][10][15][16][18][19][24][56]

La historia clínica del paciente puede incluir un trabajo o deporte físicamente exigente, con dolor en las articulaciones que empeora durante las actividades o al cargar peso. El dolor articular no debe estar presente por la noche, excepto en la OA avanzada; si el paciente presenta dolor articular durante la noche se debe considerar un diagnóstico diferencial.

La distribución de la afectación de las articulaciones es importante. Algunas mujeres presentan una OA inflamatoria que afecta principalmente a las articulaciones interfalángicas proximales (PIP) y distales (DIP) de las manos, que pueden estar eritematosas e hinchadas. En ocasiones, las articulaciones MCF pueden verse afectadas por la OA; sin embargo, si hay síntomas de MCF, debe considerarse un diagnóstico diferencial de enfermedad por depósito de pirofosfato cálcico dihidratado (EDPC), artritis reumatoide u otra etiología secundaria.[72]

Las personas con OA presentan rigidez matinal de no más de 30 minutos.[3][73]​​​​ Si la rigidez persiste durante más tiempo, se deben considerar otros diagnósticos, como artritis reumatoide.

Los pacientes pueden informar hinchazón de las articulaciones y dificultades funcionales, como una rodilla que cede o se traba. Esto puede reflejar una alteración interna, como una ruptura parcial de meniscos o la presencia de un cuerpo suelto dentro de la articulación.

Exploración física

El peso y el índice de masa corporal son importantes, ya que la OA de la rodilla y, en menor grado, la OA de la cadera son comunes en los pacientes con sobrepeso.[23][22]

Se puede observar inflamación con deformidades óseas y alineación incorrecta de la articulación afectada.[33][48][74][32]

Las deformidades óseas son especialmente frecuentes en las manos y conducen a un agrandamiento de las articulaciones interfalángicas proximales (IFP) (nódulos de Bouchard) y de las articulaciones interfalángicas distales (IFD) (nódulos de Heberden) así como también a la cuadratura en la base del pulgar (la primera articulación carpometacarpiana).[75]

La alineación incorrecta de los huesos es frecuente, en particular en la rodilla donde la osteoartritis (OA) ocasiona genu valgo (rodillas valgas) y rodillas varas (piernas arqueadas).[33] Además, una compresión en varo, que es un empeoramiento de la alineación en varo en una rodilla que soporta peso, parece empeorar aún más el riesgo de avance de la OA de rodilla medial.[32]

En la OA de rodilla avanzada, puede haber formación de nuevos huesos, causando hinchazones óseas alrededor de la articulación de la rodilla.[3][76]

Es frecuente palpar crepitación durante el rango de movimiento de la articulación. Puede existir un rango de movimiento limitado, pequeños derrames y sensibilidad a la palpación en la línea de la articulación. Se puede observar una marcha anormal.


Exploración de cadera
Exploración de cadera

Un médico especialista muestra las técnicas de exploración de la cadera, incluyendo la prueba de Trendelenburg, la prueba de Thomas modificada y la prueba de Ober. Estas pruebas inspeccionan la alineación lateral, la alineación anterior y posterior, la marcha, el movimiento activo y pasivo y la rotación interna y externa de la cadera.



Exploración de rodilla
Exploración de rodilla

Un médico consultor demuestra las técnicas de exploración de la rodilla, inspeccionando la biomecánica de la rodilla y evaluando si hay derrame, desgaste o hipertensión. El médico realiza pruebas para comprobar la integridad de los ligamentos colaterales mediales y laterales, daños en los ligamentos cruzados (prueba de Lackman, prueba de cajón, prueba de desplazamiento de pivote), pruebas de la rótula (prueba de aprehensión de la rótula, prueba de Clarke) y pruebas de la banda iliotibial (prueba de Ober).



Exploración de la muñeca
Exploración de la muñeca

Un médico especialista muestra las técnicas de exploración de la muñeca para evaluar la amplitud de movimiento, inspeccionar la sinovitis, el desgaste, la cuadratura en la base del pulgar y la cirugía previa para el síndrome carpiano o del canal de Guyon.


La OA es esencialmente un diagnóstico clínico

Las guías de práctica clínica recomiendan que la OA se diagnostique clínicamente según los síntomas, la edad del paciente y los hallazgos de la exploración.[3][73]​​[77]

Se puede considerar un diagnóstico clínico en un paciente con una presentación típica de OA:[3][73]​​[77]

  • Dolor articular relacionado con la actividad

  • Sin rigidez matutina relacionada con las articulaciones o con una rigidez matutina que no dura más de 30 minutos

  • >45 años de edad.

Las características atípicas que sugieren un diagnóstico alternativo o adicional incluyen:[73]

  • Rigidez matinal prolongada relacionada con las articulaciones

  • Historia de traumatismo reciente

  • Calor palpable sobre la articulación

  • Empeoramiento rápido de los síntomas

  • Preocupaciones que pueden sugerir infección o neoplasia maligna.

Evaluación en el laboratorio

​Cuando se sospecha un diagnóstico alternativo o adicional de artritis reumatoide, los marcadores de inflamación (proteína C-reactiva [PCR], velocidad de sedimentación globular [VSG]), el factor reumatoide y los anticuerpos contra el péptido citrulinado cíclico (anti-CCP) pueden ser útiles como pruebas diferenciales.[3][78]​Estas pruebas resultan normales en la OA.

Cabe señalar que los marcadores de inflamación elevados también se asocian con la edad, el aumento de peso y otras afecciones; por lo tanto, no deben interpretarse como evidencia definitiva de afecciones inflamatorias en ausencia de otros síntomas.

Estudios por imágenes

Los estudios por imágenes no se recomiendan de forma rutinaria para el diagnóstico de la OA; solo deben considerarse si el diagnóstico no está claro o se sospecha un diagnóstico alternativo/adicional después de las pruebas iniciales.[73]

Radiografía

Si se requieren estudios por imágenes, se debe considerar la radiografía antes que otras modalidades de estudios por imágenes.[77][79]

El diagnóstico radiográfico convencional de la OA incluye el estrechamiento del espacio articular, los osteofitos, los quistes subcondrales y la esclerosis subarticular.[79][80]

Las radiografías también pueden ayudar a descartar etiologías menos comunes del dolor y a vigilar el inesperado avance rápido o los cambios en los síntomas que pueden estar relacionados con la gravedad de la OA o con un diagnóstico adicional.[77]

Aunque las pruebas radiográficas de la OA están poco correlacionadas con los síntomas, un estudio sugirió que el avance radiológico de la OA sintomática temprana de la rodilla a lo largo de 5 años estaba relacionado con el empeoramiento del dolor y la función.[81]

Imaginología por resonancia magnética (IRM)

Aunque es más sensible que la radiografía simple para detectar cambios en la OA, la IRM no está indicada para el diagnóstico de OA simple. Si es necesario, se debe solicitar una IRM si se sospecha OA espinal con déficits neurológicos, para identificar y evaluar la magnitud y la gravedad de la estenosis espinal o el atrapamiento de la raíz nerviosa.

Las IRM se pueden usar para descartar otras etiologías para el dolor de cadera o rodilla, como necrosis avascular u otras afecciones menos frecuentes, como sinovitis vellonodular pigmentada o tumores óseos.[77][79]​ Aunque es más sensible que la radiografía simple para detectar cambios en la OA, la IRM no está indicada para el diagnóstico de OA simple en la mayoría de las articulaciones.

Las lesiones de la médula ósea (edema), que se asocian al dolor de rodilla en la OA, se detectan fácilmente con la IRM.[79][82][83]​ Las lesiones de la médula ósea del compartimiento medial y lateral confieren un mayor riesgo de avance de la OA tibiofemoral medial y lateral, respectivamente.[84]

Otras modalidades de estudios por imágenes

Se pueden utilizar ecografías (US) y tomografías computarizadas (TC) para realizar diagnósticos adicionales. Los tejidos blandos se visualizan mejor con US o IRM y los huesos con TC o IRM.[77] En la práctica, la TC no se utiliza ampliamente para el diagnóstico de OA.

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