Abordaje

La actinomicosis, generalmente, se diagnostica después de la cirugía para el tratamiento de un absceso o tumor. Es necesario un tratamiento antibiótico sistémico prolongado a dosis altas, a veces en combinación con cirugía.[48][49][50][51][52][53][54]​ Con este enfoque, la actinomicosis es curable en más del 90% de los casos.[1] La recidiva es poco frecuente después del tratamiento antibiótico. Si esto ocurre, se trata de la misma manera que una infección primaria.

Manejo y tratamiento antibiótico

La penicilina en dosis altas es la opción de elección, administrada por vía intravenosa durante 4 a 6 semanas, seguido de tratamiento por vía oral durante 3 a 6 meses adicionales. El tratamiento por vía intravenosa se puede administrar a un paciente hospitalizado o ambulatorio, según la gravedad de la enfermedad.[1][11][51]

En el caso de los pacientes alérgicos a la penicilina, se puede usar ceftriaxona, clindamicina, eritromicina o doxiciclina parenteral.[48][53][54][55][56] Los pacientes con actinomicosis cervicofacial leve de origen endodóntico pueden recibir doxiciclina por vía oral desde el inicio.

Se recomienda consultar a un experto en microbiología o enfermedades infecciosas.[7] ​Los dispositivos intrauterinos deben retirarse de las pacientes con actinomicosis pélvica o abdominal.[7][57]

Extirpación de lesiones

La cirugía debe reservarse para la extirpación de lesiones en pacientes con lesiones extensas, necrosis extensa o formación de abscesos grandes.[7]​ En ocasiones, las fístulas persistentes se deben extraer quirúrgicamente. En los pacientes en los que no se puede descartar un proceso maligno, también puede ser necesario realizar una cirugía para realizar un diagnóstico definitivo y planificar el tratamiento.[58]

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