Antecedentes de caso
Antecedentes de caso #1
Una niña de 3 años de edad ingresó al servicio de urgencias después de que la encontraran con un envase de comprimidos abierto que pertenecía a su abuela. Nadie presenció la ingestión. Sin embargo, la niña comenzó a dormirse aproximadamente 30 minutos después de que la encontraran. La madre llamó a una línea directa de asistencia y se le indicó que llevara a la niña a un hospital para que le realizaran una evaluación. Llegó al hospital 2 horas después de la ingestión. La niña no tenía problemas médicos, había nacido a término sin ninguna complicación y alcanzaba los hitos del desarrollo. Vivía con sus padres y su abuela; esta última era el único miembro de la familia que tomaba medicamentos. No sabía qué medicamentos tomaba, pero estaba en tratamiento por hipertensión y diabetes mellitus. Las constantes vitales eran: presión arterial de 60/30 mmHg, frecuencia cardíaca de 50 latidos por minuto, frecuencia respiratoria de 16 respiraciones por minuto, temperatura rectal de 37 ºC (98.6 °F) y saturación de oxígeno del 100% en aire ambiente. La exploración física reveló pupilas de 2 mm, llenado capilar normal, pulmones limpios, ruidos intestinales y cardíacos normales y una profunda depresión del sistema nervioso central (SNC); la niña se despertó cuando estaba agitada.
Antecedentes de caso #2
Un niño de 12 años de edad se presentó a consulta con alteración del estado mental. No podía proporcionar ninguna anamnesis, pero sus amigos dijeron que había comido una planta que había encontrado en una zanja. Desde aquel momento, había estado balbuceando incoherencias y tratando de agarrar objetos inexistentes. Sus amigos lo llevaron al hospital porque estaban preocupados. No creían que su amigo hubiera tenido algún problema médico previo. Las constantes vitales del niño eran: presión arterial de 160/90 mmHg, pulso de 125 latidos por minuto, frecuencia respiratoria de 24 respiraciones por minuto, temperatura rectal de 38.8 ºC (101.8 °F) y saturaciones de oxígeno del 98% en aire ambiente. La exploración física revela pupilas fijas y dilatadas de 8-mm, xerostomía, disminución de los borborigmos y piel enrojecida y caliente. Balbucea palabras incoherentes y hace movimientos de pinza con los dedos.
Otras presentaciones
Los pacientes pediátricos que han ingerido veneno o medicamentos en cantidades tóxicas pueden presentar una cantidad indeterminada de síntomas o signos. Entre ellos se incluyen convulsiones, disritmias cardíacas, inestabilidad autónoma, hipoglucemia, alteraciones del movimiento causadas por rigidez o ataxia, insuficiencia hepática, letargo, agitación, daño renal agudo, dificultad para respirar, erupciones, cambios del estado mental, alteraciones visuales e hipotonía/debilidad.
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