Epidemiología

Los calambres idiopáticos en las piernas son frecuentes. Las estimaciones de prevalencia y frecuencia de los ataques varían, pero la mayoría de los adultos reportan haber experimentado calambres en las piernas en algún momento.[3][8][9][10][11] La prevalencia y la frecuencia de los ataques son más altas en las personas de edad avanzada.[9][11]​​[12][13]​​ Las mujeres sufren calambres con más frecuencia que los hombres.[10][11]​​[14]

Los calambres idiopáticos son menos frecuentes en niños que en adultos. Los calambres nocturnos en las piernas se registraron en aproximadamente el 7% de una cohorte de unos 2500 niños sanos, que comenzaron a partir de los 8 años de edad, y alcanzaron un máximo de prevalencia entre los 16 y los 18 años.[15] La mayoría de los niños afectados tienen calambres poco frecuentes.[15]

Se ha reportado que la duración media por episodio de calambres es de 8 a 9 minutos en adultos y de 2 minutos en niños.[9][10][15] Alrededor del 75% de los episodios de calambres en adultos y niños ocurren por la noche.​[9][10][15]

Los calambres idiopáticos generalmente ocurren en un único músculo o en una parte del músculo, en especial en el músculo gemelo.[1][16]​​ La mayoría de los episodios implican los músculos de la pantorrilla, seguidos de los músculos del pie; se ha reportado que los calambres de los pies son más frecuentes en las mujeres que en los hombres.[3][9][14] Los calambres locales en otros músculos son menos frecuentes. Sin embargo, aparecen con frecuencia en el contexto de enfermedades neuromusculares.[1]

Las mujeres embarazadas suelen experimentar calambres musculares, especialmente durante el último trimestre.[17] Los calambres disminuyen significativamente después del parto.[17]

Los cálculos de la prevalencia de calambres durante hemodiálisis oscila entre el 15% y el 87%.[18][19][20][21][22] El riesgo de calambres puede ser similar durante la hemodiálisis y la diálisis peritoneal.[20]

Los cálculos de la prevalencia de calambres en pacientes con cirrosis oscila entre el 22% y el 88%.[23][24][25][26][27] Los calambres clínicamente relevantes (definidos como calambres que ocurren al menos una vez a la semana, afectan a la calidad de vida del paciente de forma negativa y requieren el uso de analgésicos) se notificaron entre el 12% y el 42% de estos pacientes.[23] La prevalencia de los calambres es significativamente mayor en los pacientes con cirrosis con respecto a los controles o a los pacientes con hepatopatía crónica no cirrótica. A diferencia de otras poblaciones, los pacientes con cirrosis presentan calambres con más frecuencia durante el reposo que durante el sueño, y presentan una mayor cantidad de episodios que afectan a los dedos y los muslos.[24][25]

Hay otras enfermedades crónicas asociadas a los calambres nocturnos en las piernas. Entre ellas, la depresión, la artritis, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades respiratorias.[11]

Las personas que realizan ejercicios extenuantes, en especial carreras de resistencia como triatlones, maratones y ultramaratones, tienen predisposición a padecer calambres musculares asociados con el ejercicio (CMAE).[28][29][30] Las personas que practican deportes de equipo (por ejemplo, el rugby) también declaran niveles elevados de CMAE.[28][30]

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