Complicaciones
Los riñones son particularmente vulnerables a la lesión isquémica, a menudo cierto grado de disfunción renal (urea/creatinina elevada).
La exacerbación de la disfunción renal complica el manejo de la sobrecarga de líquidos.
Generalmente, es reversible y autolimitada, pero los casos más graves pueden hacer necesario realizar diálisis hasta que se recupere la función renal.
Puede tratarse tanto de un diagnóstico diferencial como de una complicación; en esta situación, la presión intrabdominal (PIA) es normal.
Los riñones son particularmente vulnerables a la lesión isquémica, que puede conducir a una necrosis tubular aguda.
La exacerbación de la disfunción renal complica el manejo de la sobrecarga de líquidos.
Generalmente, es reversible y autolimitada, pero los pacientes que presentan casos más graves pueden hacer necesario realizar diálisis hasta que se recupere la función renal.
Se puede tratar tanto de un diagnóstico diferencial como de una complicación; en esta situación, la presión intrabdominal (PIA) es normal.
Los pacientes que han recibido tratamiento para el SCA pueden desarrollar un SCA recurrente. La mejor prevención se realiza mediante la atenta monitorización de la presión intrabdominal (PIA) y la intervención temprana si la presión aumenta o no baja como respuesta al tratamiento definitivo.
Si se desarrolla un SCA recurrente en los pacientes que no se trataron inicialmente con descompresión quirúrgica, entonces se debe realizar. Si los pacientes desarrollan un SCA recurrente después de una laparotomía de descompresión, se deben controlar los vendajes y es posible que los pacientes necesiten una nueva cirugía, junto con medidas suplementarias más agresivas. El SCA recurrente causa un aumento de la morbilidad en comparación con los episodios únicos aislados de SCA, un ejemplo del llamado fenómeno de "segundo golpe".[52]
Las elevaciones de la presión intrabdominal (PIA) pueden producir una lesión isquémica en las vísceras abdominales. Con mucha frecuencia, el intestino delgado y el grueso se ven afectados.
Los médicos y los cirujanos deben tener un índice elevado de sospecha con respecto a esta complicación si la PIA es muy alta, el síndrome compartimental abdominal (SCA) se reconoce tarde o si se observan pruebas de isquemia intestinal en la laparotomía o si la sepsis, la acidosis y el shock refractario empeoran.
El tratamiento implica la exploración y la resección, reparación o derivación quirúrgica.
La elevación de la presión intrabdominal (PIA) puede producir la perforación del intestino delgado o del grueso.
Los médicos y los cirujanos deben contar con un índice elevado de sospecha con respecto a esta complicación si la PIA es muy alta, el síndrome compartimental abdominal (SCA) se reconoce tarde o si la sepsis, la acidosis y el shock refractario empeoran.
El tratamiento implica la exploración y la resección, reparación o derivación quirúrgica.
Muchos de los pacientes que necesitan una laparotomía de descompresión desarrollan una eventración tardía que requiere corrección quirúrgica.
Si la presión intrabdominal (PIA) se puede revertir rápidamente, existe una ventana de aproximadamente 7 a 10 días durante la cual el cierre fascial retrasado tiene una alta tasa de éxito; si se pierde la ventana, casi todos los pacientes desarrollan una hernia.
Los pacientes que se han sometido a una laparotomía de descompresión están en riesgo de presentar cualquiera de las complicaciones que se asocian a cualquier operación abdominal importante, incluida la obstrucción intestinal por bridas.
Los pacientes que se han sometido a una laparotomía de descompresión están en riesgo de presentar cualquiera de las complicaciones que se asocian a cualquier operación abdominal importante, incluida la obstrucción intestinal por bridas.
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