Consideraciones de urgencia
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Cualquier cambio en la descripción del dolor o la aparición de nuevos síntomas debe alertar al médico sobre una afección crónica en fase aguda (p. ej., perforación, obstrucción o absceso en enfermedad de Crohn conocida) o una nueva afección que justifique una investigación.
Las señales de alarma de la historia clínica incluyen fiebre, vómitos, incapacidad para defecar (estreñimiento), pérdida de peso involuntaria, saciedad precoz, síncope, dolor torácico o de espalda concomitante, dificultad respiratoria y sangrado vaginal o gastrointestinal aguda (incluida la emesis en grano de café o las heces de color negro y oscuras con aspecto alquitranado).[2]
La fiebre, taquicardia, taquipnea e hipotensión requieren evaluación urgente.
La peritonitis u obstrucción son las consecuencias más graves y requieren evaluación e intervención inmediatas. Los síntomas de afectación peritoneal incluyen el signo de rebote (Blumberg) y ruidos intestinales disminuidos. La ubicación del dolor/la sensibilidad puede guiar el diagnóstico (p. ej., el dolor del cuadrante inferior derecho en la apendicitis, el dolor del cuadrante superior derecho en la colecistitis aguda), pero la especificidad es baja.
Si aparecen características, como distensión abdominal, ruidos intestinales agudos/ausentes, percusión hipertimpánica y masas abdominales palpables, es probable que sean síntomas de una obstrucción abdominal que debe tratarse de inmediato.
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