Abordaje
Es esencial contar con una anamnesis integral y una exploración física exhaustiva. Los análisis clínicos y estudios por imágenes se utilizan para apoyar la evaluación clínica.
Anamnesis y evaluación clínica
Los componentes clave de la anamnesis incluyen:
una evaluación detallada del dolor (lugar, inicio, carácter, radiación, derivación, síntomas y signos asociados, curso temporal, exacerbación y alivio de factores y gravedad)
tipo y hora de la última comida u otra ingesta oral (información requerida si se indica la cirugía)
antecedentes médicos y quirúrgicos, uso de medicamentos y antecedentes familiares.
Lugar del dolor
La ubicación del dolor puede identificar el órgano implicado.[28][Figure caption and citation for the preceding image starts]: Ubicaciones frecuentes de dolor visceralCreado por el BMJ Evidence Centre [Citation ends].[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Áreas de dolor que se presentan de forma repentina y grave al inicioCreado por el BMJ Evidence Centre [Citation ends].
[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Áreas de dolor que se presentan con una naturaleza más de tipo cólico, espasmódica e intermitenteCreado por el BMJ Evidence Centre [Citation ends].
[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Áreas de dolor que se presentan gradualmente o más progresivamenteCreado por el BMJ Evidence Centre [Citation ends].
El dolor epigástrico puede relacionarse con una úlcera/perforación gástrica, pancreatitis, un esófago perforado o un desgarro de Mallory-Weiss. También se debería considerar la colelitiasis y el infarto de miocardio.
El dolor en el cuadrante superior izquierdo puede indicar infarto esplénico, rotura de aneurisma de la arteria esplénica, pielonefritis, cálculos renales o perforación o neoplasia maligna de colon.
El dolor en el cuadrante superior derecho puede indicar colelitiasis, colecistitis, hepatitis, absceso hepático, síndrome de Fitz-Hugh Curtis, perforación o neoplasia maligna de colon, pielonefritis o cálculos renales. También puede presentarse con la apendicitis aguda en una mujer embarazada, debido al desplazamiento a causa del agrandamiento del útero.
El dolor en el cuadrante inferior izquierdo puede indicar un vólvulo sigmoideo (generalmente en pacientes mayores), diverticulitis, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, cálculos renales, malignidad gastrointestinal, absceso del psoas, una hernia encarcelada/estrangulada, o problemas ginecológicos, como torsión del ovario o ruptura de quistes, embarazo ectópico o enfermedad inflamatoria pélvica (EIP). Se debería considerar la transposición visceral y la malrotación del intestino medio en pacientes con dolor abdominal del lado izquierdo, aunque son infrecuentes.[29]
El dolor en el cuadrante inferior derecho puede indicar apendicitis, cálculos renales, malignidad gastrointestinal, absceso del psoas, una hernia encarcelada/estrangulada o problemas ginecológicos, como torsión de ovarios o ruptura de quistes, embarazo ectópico o enfermedad inflamatoria pélvica.
El dolor periumbilical puede indicar apendicitis (puede irradiarse al cuadrante inferior derecho) o isquemia mesentérica aguda. Otras causas del dolor abdominal central incluyen filtración o rotura de aneurisma aórtica abdominal y obstrucción del intestino delgado.
Existen mayores probabilidades de que el dolor lateralizado persistente indique una afección asociada con el ascenso o descenso del colon, los riñones, la vesícula biliar o los ovarios.
La víscera perforada puede causar dolor generalizado.
Inicio y evolución del dolor
Indique el momento de inicio, si el dolor fue repentino o gradual y cómo está cambiando con el tiempo. El dolor de inicio repentino es típico de la úlcera perforada, el desgarro o la rotura del esófago, la nefrolitiasis, el cólico biliar, la colecistitis aguda, la pancreatitis y la apendicitis. La obstrucción intestinal suele ir precedida de dolor intermitente. La diverticulitis suele provocar un dolor persistente. Los casos anteriores de dolor similar sugieren una afección recurrente, como la colecistitis, la pancreatitis o la diverticulitis, cuya frecuencia y gravedad crecientes indican el avance de la enfermedad.
Carácter del dolor
Indique si el dolor es intermitente, agudo, sordo, doloroso o punzante. El dolor agudo y localizado suele indicar que el peritoneo parietal está irritado. El dolor sordo y poco localizado que se siente en la línea media es característico del dolor visceral.
El dolor de los cálculos renales/ureterales a su paso por el ureter es característicamente severo, y el paciente no consigue encontrar una posición cómoda. El dolor por adherencias y hernias encarceladas/estranguladas puede describirse como intermitente y cólico. Con la disección de la aorta abdominal el dolor puede describirse como severo, agudo o desgarrador en el tórax o el abdomen.
Radiación y derivación del dolor
La presencia y el patrón de radiación pueden sugerir una posible etiología.[28] Por ejemplo, el dolor del cólico renal con frecuencia se irradia desde las fosas lumbares hacia abajo en la ingle.
El dolor con radiación a la espalda puede indicar pancreatitis, disección aórtica abdominal o rotura de aneurisma aórtico abdominal.
Los lugares clásicos de dolor referido y su causa son los siguientes:[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Los círculos sólidos representan los sitios primarios de dolor y los círculos punteados representan las áreas de dolor referidoCreado por BMJ Knowledge Centre [Citation ends].[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Los círculos llenos representan los sitios primarios de dolor y los círculos punteados representan las áreas de dolor referidoCreado por el BMJ Evidence Centre [Citation ends].
Dolor escapular derecho: enfermedad de la vesícula biliar, hepatopatía, irritación del hemidiafragma derecho (p. ej., neumonía en el lóbulo inferior derecho)
Dolor escapular izquierdo: enfermedad cardíaca, enfermedad gástrica, enfermedad pancreática, enfermedad esplénica o irritación del hemidiafragma izquierdo
Dolor escrotal o testicular (generalmente el dolor se irradia desde un ángulo costofrénico a la ingle): cálculos renales o enfermedad ureteral
Síntomas gastrointestinales o sistémicos asociados
La anorexia está relacionada con la apendicitis pero también puede asociarse con otras causas de abdomen agudo, que incluyen procesos obstructivos, diverticulitis, absceso hepático, enteritis por radiación y colitis infecciosa.
La fiebre, los escalofríos, las náuseas y los vómitos se asocian con mayor frecuencia a la colecistitis, la ruptura de una úlcera duodenal, la úlcera gástrica, la apendicitis, la isquemia mesentérica aguda, la enfermedad inflamatoria pélvica, la diverticulitis aguda, el absceso hepático, la hepatitis, el hematoma de la pared abdominal o las picaduras de araña.
Los pacientes con un proceso obstructivo pueden no haber tenido una deposición reciente o ser capaces de expulsar el flato, aunque la motilidad intestinal puede continuar distal al sitio obstruido. Pregunte sobre la naturaleza de las heces recientes: diarrea, heces duras, heces acólicas (pálidas) o presencia y apariencia de sangre y/o moco.
Presencia y naturaleza de factores exacerbantes o atenuantes
Compruebe si el paciente ha tomado algún medicamento o ha hecho algún otro intento para aliviar los síntomas.
El dolor asociado a la colecistitis y a la colelitiasis puede agravarse al comer, especialmente al ingerir alimentos grasos.
El dolor causado por la apendicitis puede agravarse con el movimiento.
El dolor que empeora con la comida sugiere una úlcera gástrica.
El dolor que se alivia al comer y que empeora después de unas horas sugiere una úlcera duodenal.
Historial médico y quirúrgico
La cirugía previa aumenta las probabilidades de una obstrucción secundaria a las adherencias.
Considere si el paciente puede estar inmunocomprometido.
Antecedentes de enfermedad inflamatoria intestinal: esto puede ayudar a diferenciar la causa probable del dolor; por ejemplo, colitis debida a enfermedad inflamatoria intestinal.
Antecedentes de traumatismo: averiguar si hay antecedentes de traumatismos en las últimas semanas o días. Esto puede incluir casos obvios, como un accidente de tráfico o una agresión, hasta caídas más inocuas.
En las mujeres, se debe determinar la fecha de la última menstruación, la anticoncepción utilizada y el estado actual del embarazo:
las pacientes con sospecha o confirmación de un embarazo reciente están en riesgo de un embarazo ectópico, especialmente si no se han sometido a un ultrasonido para confirmar la ubicación del embarazo.
Las enfermedades cardiovasculares pueden predisponer al aneurisma aórtico.
La fibrilación auricular puede predisponer a la isquemia mesentérica.
Historia farmacoterapéutica
Cualquier analgesia u otra medicación sin receta que se tome para los síntomas y su efecto.
Cualquier medicamento inmunosupresor, exposición a la radiación o quimioterapia.
Cualquier uso regular de opioides o dependencia (la abstinencia puede causar dolor abdominal agudo).
Los antiinflamatorios no esteroideos aumentan el riesgo de ulceración gástrica.
Fármacos que pueden desencadenar una pancreatitis, por ejemplo, corticosteroides, estrógenos, sulfonamidas, tetraciclina.
Antecedentes sociales
El consumo excesivo de alcohol es un factor de riesgo de pancreatitis.
Historial de viajes: pregunte sobre las visitas a zonas endémicas de amebiasis (absceso hepático), o zonas con condiciones insalubres (gastroenteritis y colitis infecciosa).
Antecedentes ambientales o laborales compatibles con la exposición a metales pesados.
Antecedentes familiares
En los pacientes con sospecha de gastroenteritis, compruebe si otros miembros de la familia tienen síntomas similares.
Antecedentes familiares positivos puede hacer sospechar de nefrolitiasis, enfermedad inflamatoria intestinal, fiebre mediterránea hereditaria o porfiria aguda intermitente.
Exploración física
Mida las constantes vitales: presión arterial, temperatura y pulso.
El examen físico se debe realizar en el orden:
Inspección
Auscultación
Percusión
Palpación
Otros exploraciones importantes: rectal, pélvico, escrotal.
Inspección
Haga una evaluación general de lo enfermo que parece el paciente.
Un paciente con dolor que se mueve sin poder encontrar una posición cómoda es característico de un cólico renal; un paciente que está quieto y se rehúsa a moverse es más típico de la peritonitis; la presencia de cicatrices abdominales puede proporcionar claves sobre patologías previas y actuales y la probabilidad de que haya adherencias.
El contorno del abdomen puede indicar una distensión generalizada o bultos localizados que pueden acompañar una obstrucción intestinal, hernia o masa.
Los cambios en la piel, especialmente sobre las zonas de hernias, pueden significar una estrangulación con eritema pálido, cambio de color e incluso una ulceración en etapas terminales. El cambio de color periumbilical (signo de Cullen) o la formación de hematomas en las fosas lumbares (signo de Grey Turner) indica una pancreatitis hemorrágica.[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Signo de Cullen (decoloración periumbilical) en un hombre de 36 años de edad que presentaba un historial de 4 días de dolor epigástrico severo después de una ingesta importante de alcohol.Cortesía de Herbert L. Fred MD y Hendrik A van Dijk [Citation ends].[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Signo de Grey-Turner (hematomas en los flancos) en una mujer de 40 años con dolor epigástrico de 5 días de duración que va empeorando.Cortesía de Herbert L. Fred MD y Hendrik A. van Dijk [Citation ends].
Auscultación de tórax y abdomen
Obstrucción del intestino delgado o grueso: si se realiza un examen en las etapas iniciales de la evolución de la obstrucción, se pueden detectar ruidos intestinales “metálicos” hiperactivos; si el paciente se presenta más tarde en la evolución de la obstrucción, es posible que haya una disminución o ausencia de borborigmos, a menudo en combinación con un abdomen notablemente distendido.
Los ruidos intestinales pueden estar ausentes en un paciente con una víscera perforada, hemoperitoneo u otras enfermedades con inflamación peritoneal.
La auscultación pulmonar puede revelar un aumento de la resonancia vocal y una disminución de los sonidos respiratorios en coherencia con la neumonía, o una reducción de los ruidos cardíacos o un roce pericárdico asociado con la pericarditis, que puede provocar los síntomas de un abdomen agudo.
Palpación
Un abdomen rígido es un signo característico de abdomen agudo e implica una irritación peritoneal grave con rigidez involuntaria refleja. Por lo general, solo se encuentra con una úlcera péptica perforada (con liberación generalizada de ácido gástrico).
El signo de rebote (Blumberg) (o evidencia más general de irritación peritoneal en el examen) está presente no solo con la apendicitis y diverticulitis, sino también con cualquier afección en la que haya irritación del peritoneo parietal. También puede observarse en el vólvulo y la obstrucción avanzada.
En ocasiones, los pacientes informan del dolor abdominal para intentar obtener analgesia con opiáceos. Ante esta sospecha, una sutil distracción del paciente durante la exploración física puede ser útil para ayudar a determinar la validez y la gravedad de los signos abdominales.
El signo de Murphy (sensibilidad en el cuadrante superior derecho con interrupción de la inhalación durante la palpación) puede presentarse con la colecistitis.
Una hernia palpable e irreducible se puede detectar en casos de hernia incarcerada. La ingle debe ser examinada en todos los pacientes con síntomas o signos de obstrucción intestinal.[30] También se pueden detectar masas palpables en pacientes con colecistitis, masa apendicular, invaginación o aneurisma aórtico (pulsátil).
El signo del psoas, el signo de Rovsing, el dolor al toser o el dolor al saltar son altamente específicos, pero no sensibles, para la apendicitis pediátrica.[31]
Percusión
Si la percusión induce dolor, puede haber inflamación peritoneal. También se utiliza para detectar la presencia de matidez cambiante.
Examen rectal
Puede haber sangre en una gama de afecciones responsables del abdomen agudo: diverticulitis aguda; vólvulo; invaginación (a menudo junto con moco, y descrito como “mermelada de grosella”). También se puede detectar en otras enfermedades que no se presentan como un abdomen agudo, como hemorroides, sangrado en el tracto gastrointestinal superior o tumores en el tracto gastrointestinal inferior.
También puede revelar retención fecal, tumor, próstata o absceso pélvico.
Examen pélvico
Indicado para la mayoría de las mujeres si el dolor se encuentra en la parte baja del abdomen.
Puede ayudar en el diagnóstico de la torsión ovárica, un embarazo ectópico o la EIP, o puede excluir estas enfermedades.
En la enfermedad inflamatoria pélvica (EPI), la sensibilidad a la motilidad cervical y la sensibilidad anexial estarán presentes y la exploración bimanual puede revelar un absceso tubo-ovárico.
En el embarazo ectópico, a menudo se observa una masa anexial palpable con o sin sensibilidad, y sangrado vaginal en el examen con espéculo.
La torsión ovárica puede causar dolor anexial unilateral a la palpación intenso y una masa anexial que a menudo es palpable.
Exploración escrotal/testicular
Inspeccionar y palpar el escroto y los testículos. El dolor puede significar epididimitis o torsión testicular. Una interconsulta urológica temprana es importante, dado que cuanto más tiempo el testículo permanezca en torsión, menos probabilidades habrá de que pueda salvarse.
Exploración de la hernia inguinal es importante, ya que algunas hernias inguinales pueden descender hasta el escroto a través de un processus vaginalis patente. Se deberían examinar los dos canales inguinales, a pesar de que se puede presentar hernia solo en un lado.
La precisión diagnóstica puede mejorarse mediante el uso de algoritmos o instrumentos de decisión, aunque se necesitan más estudios prospectivos para evaluar plenamente su uso clínico. Se ha demostrado que la escala Appendicitis Inflammatory Response (AIR) y la novedosa Pediatric Appendicitis Risk Calculator (pARC) ayudan a estratificar el riesgo de apendicitis en pacientes que se presentan con dolor abdominal agudo.[32][33]
Análisis clínicos
Los análisis clínicos a menudo son inespecíficos y se utilizan para apoyar los hallazgos clínicos y la experiencia médica.
Pruebas iniciales que se indican a todos los pacientes:
Hemograma completo: la leucocitosis suele estar presente (aunque no invariablemente) en afecciones como la apendicitis, la colecistitis, la EIP, la úlcera duodenal y gástrica, la isquemia mesentérica aguda, la invaginación, el absceso hepático, la pielonefritis, la hernia estrangulada, la pancreatitis, la diverticulitis y la colitis infecciosa.
Perfil de electrolitos séricos que incluye sodio, potasio, cloruro, bicarbonato, urea, creatinina y glucosa: se pueden producir hipocloremia e hipopotasemia en las últimas etapas de la obstrucción intestinal; la glucosa puede estar elevada en la pancreatitis si la secreción de insulina está afectada; la urea sérica puede estar elevada en casos de disección aórtica abdominal o aneurisma si las arterias renales están comprometidas.
Análisis de orina: es útil para identificar una posible infección urinaria (pielonefritis) y descartar la fuente renal o urinaria del dolor (p. ej., cálculos renales). También es probable que se obtengan resultados anómalos en la uremia.
Prueba de embarazo para todas las mujeres en edad reproductiva. Es importante para descartar un embarazo ectópico y si se está considerando cualquier tratamiento.[25]
Si el diagnóstico no es definitivo a partir de la exploración física y/o los análisis de laboratorio, las siguientes pruebas pueden ser útiles:
Panel metabólico completo: con pruebas de función hepática (aminotransferasas, bilirrubina y fosfatasa alcalina).
Proteína C-reactiva: marcador inespecífico de inflamación.
Estudios de coagulación: se realizan en pacientes con sospecha de causas vasculares de dolor abdominal (que incluyen disección aórtica, rotura de aneurisma aórtico o isquemia mesentérica aguda) y en pacientes inestables, especialmente si se indica cirugía.
Niveles de amilasa y lipasa sérica: los niveles significativamente elevados son el sello distintivo de la pancreatitis aguda (el umbral es más de 3 veces el normal); utilice las pruebas de lipasa sérica, si las hay, en lugar de la amilasa sérica.[34][35] La lipasa y la amilasa sérica tienen una sensibilidad y especificidad similares, pero los niveles de lipasa permanecen elevados durante más tiempo (hasta 14 días después del inicio de los síntomas frente a 5 días para la amilasa).[36] Aproximadamente una cuarta parte de las personas con pancreatitis aguda no son diagnosticadas de pancreatitis aguda con pruebas de amilasa y lipasa séricas. Por lo tanto, es importante tener un punto de corte bajo para ingresar y tratar a los pacientes cuyos síntomas sugieren pancreatitis aguda, incluso si estas pruebas son normales.[36][37] Cerca de 1 de cada 10 pacientes sin pancreatitis aguda pueden ser erróneamente diagnosticados como que tienen pancreatitis aguda con estas pruebas.[36] [
] Es importante considerar otras patologías que puedan requerir cirugía urgente, incluso aunque estas pruebas estén alteradas.[36] Los niveles de amilasa también pueden ser ligeramente más elevados en otras enfermedades, como embarazo ectópico, obstrucción intestinal y úlcera duodenal perforada, a pesar de que los niveles de amilasa no se utilizan para diagnosticar o monitorizar estas afecciones.
Niveles de ácido láctico en suero: elevados en la isquemia mesentérica aguda. El nivel exacto depende de la gravedad de la isquemia y del laboratorio utilizado. Las mediciones en serie pueden ayudar como guía para la reanimación.
Evaluación del cáncer colorrectal: las guías de práctica clínica de EE.UU. y el Reino Unido informan los umbrales de riesgo para realizar pruebas a pacientes sintomáticos.[38][39][40] Las guías de práctica clínica estadounidenses recomiendan que los adultos de <50 años con síntomas de sangrado colorrectal se sometan a una colonoscopia o a una evaluación suficiente para determinar una causa hemorrágica.[38] Las guías de práctica clínica del Reino Unido recomiendan determinadas pruebas inmunoquímicas fecales cuantitativas (FIT) para orientar la derivación en caso de sospecha de cáncer colorrectal en adultos:[39][40]
mayores de 40 años con pérdida de peso inexplicable y dolor abdominal
menores de 50 años con sangrado rectal y dolor abdominal inexplicable
mayores de 50 años con dolor abdominal inexplicable.
Consulte las guías de práctica clínica para obtener una lista exhaustiva de los signos y/o síntomas que pueden inducir a la evaluación del cáncer colorrectal.[38][39][40]
Estudios por imágenes
Los estudios por imágenes se guían por los hallazgos de la anamnesis y de la exploración física. El examen radiográfico puede incluir:
Radiografía simple de abdomen:
Se realiza a menudo, pero casi nunca cambia el manejo. Puede ser la prueba inicial de estudios por imágenes en caso de sospecha de obstrucción intestinal o estreñimiento; un resultado positivo puede hacer innecesarias las pruebas posteriores de estudios por imágenes.[41]
Puede revelar cálculos biliares radiopacos, cálculos renales o cálculos pancreáticos.
La calcificación de la pared abdominal puede indicar la presencia de un aneurisma de aorta abdominal. La pérdida de la sombra del psoas puede observarse en presencia de una rotura de aneurisma aórtico.
Radiografía de tórax en bipedestación si se sospecha que hay perforación:
Se realiza principalmente para descartar la presencia de aire libre bajo el diafragma secundario a una rotura de víscera.
Si el aire libre es visible, esto puede excluir la necesidad de estudios adicionales; se recomienda una consulta quirúrgica de urgencia.
También puede ser una prueba preoperatoria de utilidad para los anestesiólogos y a menudo se realiza junto con una radiografía simple de abdomen.
[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Bolsas de gas libres abdominales, radiografíaScience Photo Library; utilizado con permiso [Citation ends].
Tomografía computarizada (TC) del abdomen:
Es útil para la evaluación de casi todas las causas de dolor abdominal, incluidas la obstrucción, la diverticulitis, la pancreatitis, la apendicitis aguda, la isquemia intestinal y el aneurisma de la aorta abdominal.[41][42][43][44][45][46][47][48][49][50] [
]
Se suele administrar contraste intravenoso, porque aumenta el rango de patologías detectables.[41] La función renal del paciente y el riesgo de daño renal agudo inducida por el contraste deben considerarse antes de administrar el contraste intravenoso.[51]
Se recomienda realizar una angiografía por TC en los casos de sospecha de isquemia mesentérica.[41]
El TC sin contraste se realiza si se sospecha de la existencia de cálculos renales. Un estudio retrospectivo descubrió que la TC sin contraste es precisa para el triaje clínico de los pacientes mayores de 75 años que acuden al servicio de urgencias con dolor abdominal agudo.[52]
Puede tener un papel en el embarazo si los hallazgos de la ecografía no son diagnósticos/equivocados y la resonancia magnética no está disponible.[41]
Ultrasonido:
Útil para ayudar a diagnosticar varias patologías agudas de abdomen.[44][49][50][53][54][55]
Suele ser la prueba de estudios por imágenes de primera línea en las mujeres embarazadas porque no implica radiación ionizante y no se asocia a ningún efecto adverso para el feto.[56]
La ecografía del cuadrante superior derecho en pacientes con sospecha de colecistitis puede revelar características como cálculos biliares, una pared de la vesícula biliar engrosada (>4 mm) y líquido periquístico.[50] Sin embargo, el diagnóstico de la colecistitis crónica es difícil en los estudios por imágenes anatómicos. La vesícula biliar puede aparecer contraída o distendida, y el líquido periquístico suele estar ausente.[57]
La ecografía pélvica en mujeres con un embarazo ectópico puede revelar sangre o un saco pseudogestacional en el útero, o una masa compleja en los anexos.[58]
El ultrasonido Doppler puede revelar un flujo sanguíneo reducido o ausente en un ovario en torsión.
El ultrasonido también puede indicar la presencia y el tamaño de un aneurisma aórtico abdominal y la presencia de líquido o sangre en el peritoneo; esta prueba a pie de cama puede resultar útil para la evaluación de pacientes inestables, donde el traslado para realizar una TC podría ser peligroso.
La evaluación focalizada con sonografía para traumatismo (FAST) es un examen con ultrasonido limitado que tiene como objetivo identificar únicamente la presencia de líquido intraperitoneal o pericárdico libre y se utiliza principalmente en casos de traumatismo.[59]
Resonancia magnética (IRM):
Tiene una función comparativamente limitada en la evaluación del dolor abdominal agudo. Se puede utilizar para diagnosticar una disección aórtica y puede ser de utilidad en la evaluación de la pancreatitis, la enfermedad de Crohn, la endometriosis y el absceso del psoas.
La IRM es altamente sensible y específica para el diagnóstico de apendicitis en niños.[49][60] Sin embargo, la IRM pediátrica puede requerir anestesia.
Prueba de estudios por imágenes de segunda línea útil en mujeres embarazadas, especialmente en aquellas con sospecha de apendicitis. El contraste de gadolinio atraviesa la placenta y no debe utilizarse durante el embarazo.[56]
Fluoroscopia:
El enema de contraste con aire o agua se utiliza como procedimiento diagnóstico y terapéutico para la sospecha de invaginación. También puede diagnosticar el vólvulo.
Endoscopia:
La esofagogastroduodenoscopia, la sigmoidoscopia y la colonoscopia permiten la visualización directa de la mucosa del tracto gastrointestinal y la obtención de muestras histológicas.
La colonoscopia (y/o FIT) está indicada para un paciente con sospecha de cáncer colorrectal. Consulte las guías de práctica clínica para obtener una lista exhaustiva de signos/síntomas sugestivos de cáncer colorrectal.[38][39][40]
La endoscopia es especialmente útil para la prueba diagnóstica cuando hay sospecha de úlceras gástricas y duodenales, la enfermedad inflamatoria intestinal y la neoplasia maligna.
Laparoscopia
Puede considerarse en pacientes con las siguientes características:[4][5][6]
Clínicamente estables
Sin indicación de intervención quirúrgica terapéutica
Sin causa aparente de dolor abdominal después de procedimientos no invasivos
Sin contraindicaciones relativas ni absolutas para la cirugía.
La laparoscopia también se puede considerar para las mujeres en la etapa de la premenopausia o mujeres en edad fértil con dolor abdominal inespecífico y sospecha de apendicitis. En estos pacientes, la laparoscopia está asociada con una tasa más alta de diagnósticos específicos realizados, una tasa más baja de extirpación de apéndices normales, en comparación con la apendicectomía abierta aislada y hospitalizaciones más cortas.[61]
La laparoscopia puede ser diagnóstica y terapéutica (p. ej., colecistitis aguda, úlcera duodenal o gástrica perforada, apendicitis, lisis de adherencias).
Existen datos que sugieren que una laparoscopia temprana es mejor que la observación activa para establecer un diagnóstico final de dolor abdominal inespecífico, después de un accidente y un ingreso hospitalario de emergencia, pero la falta de información uniforme no permite su recomendación para el uso en la práctica clínica rutinaria.[62]
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